Este artículo se publicó hace 2 años.
La sequía azota a la España húmeda, con cortes y restricciones de agua en Euskadi, Aragón, Navarra, Catalunya y Galicia
Los operadores de las redes públicas de suministro denuncian cómo parte de las situaciones de escasez, que afectan a más de 300 municipios de todo el Estado, se deben "no sólo por la ausencia de lluvias sino, fundamentalmente, a la falta de inversiones", mientras plantean la necesidad de modular las elevadas demandas del regadío y de las ciudades
Zaragoza-Actualizado a
Los habitantes de más de tres centenares de municipios de todo el país, aunque con los focos concentrados en tres bloques geográficos del sur, la Meseta y el norte, buena parte de ellos en lo que se ha dado en llamar la "España húmeda", sufren restricciones en el acceso al agua potable y/o cortes del suministro durante varias horas del día, en una situación que lleva semanas extendiéndose por todo el territorio y en la que la sequía meteorológica tiene una importancia clave pero no exclusiva.
"Muchos pueblos están sufriendo cortes no sólo por la ausencia de lluvias sino, fundamentalmente, por la falta de inversiones" en sus redes, señala Luis Babiano, gerente de Aeopas, la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento, que hace una distinción esencial para entender lo que está ocurriendo: "mientras la sequía es un fenómeno meteorológico, la escasez deriva de acciones económicas, técnicas y políticas" que la sitúan como "un problema histórico en determinadas poblaciones".
A ese factor, añade, se le suman otros como un cambio climático que está provocando "periodos de sequía más largos e intensos" al mismo tiempo que un "crecimiento o un consumo inapropiado van acentuando el problema".
Coincide en el diagnóstico con Alberto Fernández, responsable de las políticas de agua en la organización ecologista WWF, que destaca la existencia de "dos tipos de sequía, la hidrológica, que tiene que ver con el almacenamiento de recursos hídricos, y la meteorológica, que se da cuando no llueve y cuya frecuencia y duración está aumentando con el cambio climático. Este año coinciden y lo hacen también con un fenómeno no habitual como las elevadas temperaturas durante periodos prolongados, que aumentan todos los consumos, tanto urbanos como agrícolas. Como esto ha ocurrido en otras ocasiones, lo suyo sería que las administraciones estuvieran preparadas, pero no ha sido así porque estas carencias se olvidan en cuanto llueve".
En ese panorama, al que se le unen las deficiencias en las redes urbanas de suministro, que hacen que entre la séptima y la sexta parte del agua que entra en ellas se pierda en fugas y averías mientras cerca de otro 10% se disipa en consumos fraudulentos y/o incontrolados, según los Indicadores sobre el Uso del Agua que elabora el INE (Instituto Nacional de Estadística), un dato que resulta ilustrativo sobre la amplitud del margen de mejora que las administraciones mantienen en este ámbito, pese a los avances de las últimas dos décadas.
Entre los años 2000 y 2020, las pérdidas por fugas y averías en la red pasaron del 20,9% al 15.4% del volumen que entraba en esos sistemas de distribución, aunque el grueso de la mejora, con cuatro puntos en seis años, se concentra en el inicio del siglo, coincidiendo con los desmesurados ingresos tributarios que la burbuja inmobiliaria ofreció para ayuntamientos y gobiernos autonómicos.
Los focos de la escasez de agua en España este verano
Un informe elaborado por Aeopas sitúa por encima de 300 el número de municipios españoles afectados en estos momentos por restricciones, entre las que se incluyen el lavado de coches, el riego de jardines y el llenado de piscinas, además de la reducción del consumo en los servicios públicos, y/o por cortes de agua y reducciones de la presión en el suministro durante varias horas al día. Buena parte de esas localidades reciben un suministro alternativo mediante cisternas.
Más de 300 municipios se encuentran afectados por las restricciones
Una veintena de los pueblos afectados se ubican en zonas de media montaña de Aragón, mientras el Ayuntamiento de Huesca reduce el uso de ese recurso en las calles y pide a sus vecinos que hagan lo propio en sus casas; otros 94 se encuentran en las provincias de Zamora, León, Burgos, Palencia y Salamanca, donde en Miranda del Castañar los grifos solo funcionan de las diez de la mañana a las tres de la tarde, y hay cuarenta más en Galicia, donde las medidas llegan al reparto de agua embotellada en Ribadavia, Ferreira de Pantón o Guntín.
El mapa de las restricciones incluye a otra media docena de pueblos en Catalunya, concentrados en Tarragona aunque la declaración de la situación de "excepcionalidad" parece inminente para la totalidad del territorio al aproximarse las reservas al 40% de las posibles; trece más en Navarra, con cortes nocturnos del suministro en el Valle del Erro; otros veintiocho en Euskadi, con recortes de la presión de las tuberías por la noche en más de la mitad de ellos y el suministro de agua transportada en barco hasta Bermeo, y seis más en Cantabria.
"Es una lección muy interesante para las ciudades del norte"
Ese cuadro, que contrasta con la normalidad que se registra en áreas tendentes a la sequedad estival como la Comunitat Valenciana o Murcia por los fuertes estiajes del Júcar y el Segura, sitúa prácticamente a dos tercios de los municipios afectados en la mitad norte del país, en los territorios que tradicionalmente se situaban en la llamada "España húmeda".
No obstante, la lista completa de zonas afectadas incluye a otros nueve municipios que suman casi 22.000 vecinos en la comarca de la Tentudia, en Extremadura; una ubicación en Baleares, donde Ciutadella (Menorca) ha comenzado a restringir las duchas de sus playas tras 75 días sin lluvia, y 134 en Andalucía, la comunidad más afectada por la escasez de agua, con cortes del suministro de siete horas en catorce localidades de Huelva, reducciones de los envíos a los depósitos municipales del sistema de Sierra Boyera que se han extendido al conjunto de la provincia de Córdoba o problemas de salubridad por turbidez y coloración del agua del grifo en Guadalcanal.
"En el norte está afectando a ciudades en las que habitualmente no hay escasez, y eso significa que las administraciones no están haciendo los deberes", plantea Fernández, que destaca que "no hay un ambiente económico y político para tomar medidas preventivas, porque da más votos prometer agua que anunciar restricciones, pero se trata de una lección muy interesante para las ciudades del norte que han vivido una abundancia sin tomar medidas".
"Debemos reorganizar la agricultura, la industria y la ciudad"
No obstante, el responsable de políticas hidrológicas de WWF insiste en la necesidad de realizar una aproximación global a la gestión del agua, un perfil que en España incluye rasgos como "la exportación del 75% del recurso en forma de alimentos", una confluencia de picos estivales donde a la mayor demanda del campo y la ciudad se le añaden otros de carácter económico como los asociados al turismo y a la mayor producción hidroeléctrica por la caída de la eólica y, también, algunos de carácter suntuario como el uso de las piscinas privadas.
Babiano, gerente de Aeopas: "La clave va a ser la gobernanza más que la construcción de nuevos embalses"
"Hay que darle una vuelta a todo esto. Hay que revisar todos los factores", añade, algo en lo que coincide con Babiano, quien anota que, no obstante, "en términos generales, tenemos todavía agua suficiente para satisfacer nuestras necesidades, pero debemos tener claro que la escasez se gestiona antes de que llegue la sequía, cuando hay agua. Hay que ser claros: la situación no es de alarma si se gestiona bien".
"El control, la reducción de usos del agua, la anticipación y la adaptación deben ser nuestras prioridades. La clave va a ser la gobernanza más que la construcción de nuevos embalses sobre ríos que tenderán a volverse riachuelos si no actuamos", anota el gerente de Aeopas, partidario de "detener las promesas de falsas ampliaciones de regadíos" y de "perseguir con toda la dureza de la ley los pozos ilegales".
"Para adaptarnos al cambio climático debemos reorganizar la agricultura, la industria y la ciudad", apunta, aspecto este último en el que considera fundamental impulsar "planes de inversión para reducir las pérdidas en la red, especialmente en los municipios de menos de 20.000 habitantes".
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