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El terremoto de Italia deja centenares de muertos, cientos de damnificados y pueblos completamente destruidos

Los supervivientes han sido realojados en los campamentos para damnificados tras ver sus hogares reducidos a escombros por el seísmo que ha dejado un paisaje desolador con casas reducidas a escombros, y calles polvorientas y enmudecidas.

Una fotografía tomada desde un dron muestra la destrucción provocada por el terremoto que tuvo lugar en Pescara del Tronto, en el centro de Italia.- REUTERS

AGENCIAS

ARQUATA DEL TRONTO (ITALIA).- El terremoto que sacudió este miércoles el centro de Italia, además de causar 250 muertos, según cifras provisionales, ha dejado auténticos pueblos fantasmas, con centenares de supervivientes que pasaron su primera noche en campamentos para damnificados, prácticamente en vela.

El seísmo, de 6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, casi devastó gran parte del municipio de Amatrice (en la provincia de Rieti, a unos cien kilómetros al noreste de Roma), el más damnificado, pero también afectó gravemente a otras localidades próximas y las infraestructuras de esta zona montañosa en el corazón de Italia.

Es el caso de Accomuli, Illica, Arquata del Tronto o Pescara del Tronto, que presentan un paisaje igualmente desolador, con casas reducidas a escombros, y calles polvorientas y enmudecidas.

Además, un nuevo temblor de 4,3 grados en la escala Richter ha causado este jueves más derrumbes en Amatrice, una de las localidades afectadas por el terremoto que ha asolado varios pueblos del centro de Italia.

El nuevo seísmo se ha registrado a las 14:36 horas locales (12:36 GMT), según el Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología (INGV), y ha causado el derrumbe de la fachada de un edificio situado junto al parque de Amatrice, donde hay un alojamiento temporal para voluntarios que trabajan en tareas de rescate. Otro de los edificios que presentan riesgo de derrumbe es la torre de la vecina iglesia de san Agustín.

El temblor ha causado preocupación entre los habitantes de Amatrice y se apreciaban rostros inquietos entre las personas que se encontraban en la zona, muchas de ellas obligadas a abandonar sus casas por el terremoto del miércoles.

"No pasa nada, no pasa nada", intentaba tranquilizar una madre a su hija pequeña que salió corriendo al comenzar a notarse el nuevo movimiento sísmico.

El INGV ha comunicado que son más de 470 los temblores que se han producido desde el gran terremoto de la madrugada de ayer. En concreto, la mayoría de estas réplicas se han situado entre los 3 y 4 grados, pero en la zona de Norcia se advirtió un nuevo temblor de 5,4 a las 04:33 horas locales (2:33 GMT).

A las 5:17 horas locales (3:17 GMT) se registró otra de 4,5 grados con epicentro en Accumoli, en la misma zona del terremoto que ha arrasado el centro de Italia.

El último balance oficial provisional de muertos proporcionado por Protección Civil es de 241, aunque se teme que aumente por la cantidad de personas aún desaparecidas.

Técnicos del cuerpo de bomberos recorren las avenidas de Accumoli y fotografían sus dañadas viviendas de piedra. Durante el recorrido se percibe un silencio triste, roto en ocasiones por el sonido de algunos teléfonos móviles proveniente del interior de algunas casas.

Más de 1.200 habitantes de la zona afectada del centro de Italia tuvieron que abandonar sus viviendas por seguridad ya que los desplomes continúan y pasar la noche en campamentos para damnificados.

Han pasado una noche de temblores, en la que la tierra no ha dado tregua y se registraron hasta 300 réplicas de distintas magnitudes. Con la salida del sol, se instauró una cierta calma tras una noche de aciagos pensamientos, que muchos han pasado en vela pensando en la tragedia que acaban de vivir.

Alessio Filodei, que residía en Pescara del Tronto, reconoce haber sentido "un gran miedo" en la madrugada de este miércoles, cuando todo tembló. Instalado en el campamento de Arquata, reconoce que ni siquiera sabe cuál es el estado de su casa, aunque sospecha que "no habrá quedado mucho de ella". Ante esta situación, asegura haber dormido "muy poco" porque "el miedo aún es muy grande".

Un bombero trabaja en una de las casas derruidas como consecuencia del seísmo que ha asolado el centro de Italia.- REUTERS

Un bombero trabaja en una de las casas derruidas como consecuencia del seísmo que ha asolado el centro de Italia.- REUTERS

También ha pernoctado en este campamento Cristina, quien cubierta con una manta dice que su prioridad ahora es hallar a su hermana, que vivía en Amatrice y de la que aún no tiene noticias. Su noche ha transcurrido con intervalos de sueño en los que confluían "pensamientos cruzados" sobre esta situación vivida.

A Francesco Morelli, de 17 años, que veraneaba en Pescara del Tronto, el terremoto le pilló de paseo con un grupo de amigos, de los cuales tres de unos 14 años perecieron entre los cascotes.

El joven, ahora en un campamento para desplazados en Arquata del Tronto, recuerda a Efe sobre la noche del desastre: "estaba paseando con un grupo de amigos cuando, de repente, se produjo un estruendo y nos encontramos rodeados de polvo y bajo un pánico total".

Una vez que el polvo se disipó, se percató de que tres de sus amigos, "más pequeños, de 14 años" y que de habían quedado más atrás durante el paseo yacían muertos bajo grandes cascotes.

"Cuando el polvo desapareció vi gente corriendo por todas partes y mis tres amigos muertos", cuenta Morelli. Al igual que el resto de personas, su primera noche en el campamento ha estado salpicada de visiones y pesadillas.

Interior de una de las casas derruidas en el pueblo de Amatrice como consecuencia del terremoto ocurrido en el centro de Italia.- REUTERS

Interior de una de las casas derruidas en el pueblo de Amatrice como consecuencia del terremoto ocurrido en el centro de Italia.- REUTERS

En el campamento de Accomuli el ambiente es más tenso y la actividad mas frenética, sobre todo por la necesidad de habilitar la zona y de preparar la comida para sus centenar de residentes: hoy toca pasta con panceta y guisantes y de segundo "lo que haya", según relata la cocinera.

Los vecinos realojados en ese lugar, que hasta hace dos días era un parque infantil, rehúsan hablar con los medios y se quejan de las fotografías que los periodistas les hacen. Una trabajadora de Protección Civil recomienda no hacer demasiadas preguntas dado el cansancio de la gente y, aunque tienen mucho trabajo, agradece el sol que hoy brilla en el lugar tras una noche fría.

El trabajo sigue siendo extenuante en la zona y entre las labores figura la de reparar las vías de comunicación, dañadas por el seísmo, con una hondonada que presenta ahora un desnivel de quince centímetros.

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