Este artículo se publicó hace 2 años.
Una víctima de intento de suicidio: "No todo el sufrimiento es permanente; yo he conseguido superarlo"
El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. Cada dos horas y 15 minutos, una persona se quita la vida. Colectivos y asociaciones siguen pidiendo una mejora en la estrategia de salud mental.
Damaris Rachel Sobejano Agustín
Madrid-Actualizado a
Cossette (nombre ficticio) siempre le había tenido miedo a la vida. Mientras cuenta su historia, tiene la mirada fija en el suelo y en ocasiones se le quiebra la voz. Confiesa que era de las calladas y tímidas en su clase hasta este momento, cuando explica a Público que ha reunido las fuerzas necesarias para contar su historia: una de superación y valentía, de salir adelante y del "sí se puede", a pesar de que "todo se vea negro" como en un túnel.
- ¿Por qué quieres contar tu historia?
- Para ayudar. — Indica, mientras gira su rostro y marca una sonrisa de manera risueña.
La llaman la muerte silenciosa, la invisible, la que apenas es portada en los telediarios y que provoca el fallecimiento de 11 personas al día y casi 4.000 muertes en 2020, en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata del suicidio, la primera causa de muerte no natural en España y que dobla las muertes por accidente de tráfico, según los informes del Observatorio del Suicidio. Una tendencia de la que los registros van aumentando cada año.
Por ello, asociaciones, colectivos y partidos políticos llevan años abogando por un cambio en la estrategia de atención a la salud mental en el territorio. Fruto de esta petición fue la habilitación de una línea de atención a la conducta suicida (024), un teléfono de ayuda preventiva gratuito, anónimo y confidencial para reducir las cifras de suicidio y las intenciones, que llegaron a crecer al menos un 30% durante la pandemia.
Cossette: "Muchas personas no saben que hay luz al final de ese círculo"
Cossette es uno de los casos no diagnosticados de intento de suicidio debido a la falta de recursos económicos. La joven perdió a su mejor amigo a los 15 años, al fallecer por esta causa. Señala que "realmente, nadie quiere morir por suicidio". "Es como si tuvieras un dolor en el pecho punzante, intenso y continuo que no te deja vivir; te duele tanto que no lo piensas", relata. "No es que no quieras vivir, sino que tienes tantas ganas de que ese dolor pare y es una manera de decirle al mundo que 'estás rota' y que no sabes qué hacer", aclara.
La joven considera que esta enfermedad es como un túnel. La persona que recorre los pasillos de este virus que afecta a nuestra salud mental "lo ve todo en color negro, pero no sabe que hay luz al final de ese círculo". "Tenemos que hacer llegar a todas las personas que hay luz, que sí se puede y que no todo el sufrimiento es permanente; yo lo he conseguido y lo seguiré luchando", deja claro la joven. "A veces, es necesario sincerarse, sanarse y darse tiempo, el que sea, y con la mano de los profesionales en esta materia", recalca.
Desde la Asociación APSAS, inciden en que "hay opciones para vivir" y que "siempre hay una razón para ello". Es más, la asociación destaca que 9 de cada 10 personas "sí da una señal de alerta" respecto a su situación a través de verbalizaciones indirectas u otras señales de alerta de ayuda como frases, comentarios, comportamientos, que detectan una situación de riesgo en la persona. "Hay que explicar que el suicidio es producto de una interacción compleja de factores, tienen que darse varios factores, no es de una única causa", explica la organización a Público.
Es el caso de Cossette. Su mochila también arrastraba la muerte de dos familiares cercanos a los que no pudo despedirse debido a la lejanía y la falta de ingresos económicos para coger un avión. Por ello, mientras estudiaba la carrera universitaria, acudió a una línea de chat por correo electrónico habilitada por estudiantes de psicología que la ayudaron a seguir remando por esa salida más iluminada, una red de apoyo de la que, en palabras de la joven, confiesa que fue "su salvavidas". "Muchas veces las personas no quieren verbalizar lo que sienten y es más fácil hacerlo por escrito", añade Cossette.
El amor como instrumento de combate
La periodista María de Quesada comparte la misma historia que Cossette. A sus 15 años, sus pensamientos la trasladaron al mismo túnel del que la mayoría de los que entran consideran que no pueden salir, una creencia falsa de la que combate Quesada en su libro La niña Amarilla: El libro de relatos suicidas desde el amor. "Yo creo que el amor salva vidas, no lo veo desde ningún otro lugar; para mí el amor en conexión a una conducta suicida o a las personas que han pasado por ese lugar es absolutamente la cuerda mágica que te puede sacar de ahí", explica.
Quesada: "No soy la única persona que ha podido romperse en algún momento"
Para Quesada, la sociedad necesita empatizar más con el suicidio y ser consciente de este "grave problema de salud pública", al igual que se debe de contemplar con otros ojos, y no los ajenos "como algo que a mí no me afecta, que no va conmigo o que no me va a pasar". "Esta es la realidad tan dura que tenemos hoy en día y para empezar a solucionarla, hemos de traerla a la consciencia colectiva", añade la periodista.
La joven indica que decidió contar su historia porque tuvo una experiencia en la que un compañero en una formación compartió su propia historia de manera natural. Esto la ayudó a "hacer un clic interior" en el que se dio cuenta de que no era la única. "Es el hecho de sentirme arropada, de sentirme que no estoy sola y que no soy la única persona que ha podido romperse en algún momento", aclara.
"Yo le diría a todas las personas que sientan miedo a abrir este capítulo de su vida a otras personas que realmente se pregunten si están preparadas para hacerlo", señala Quesada. Además, incide en que "puede ser que no lo estén y no pasa absolutamente nada tampoco" porque lo importante es saber "si lo quieres sacar porque crees que puedes ayudar a otras personas y a ti misma: pues te animo a que lo hagas".
La salud mental, hermana pobre de la sanidad
A pesar de la nueva iniciativa para solventar el problema de salud mental en todo el territorio, al Ejecutivo todavía le queda una asignatura pendiente para incorporar la materia de prevención del suicidio en las aulas de las facultades de Psicología. Por ello, para Javier Jiménez Petropaolo, presidente de la RedAIPIS-FAeDS, "la salud mental es la hermana pobre de la sanidad".
Jiménez: "No hay suficientes psicólogos clínicos para atender de manera correcta"
"Lo básico es formar a los profesionales, pero no hay ninguna asignatura para detectar e intervenir la conducta suicida" en la carrera de Psicología. Jiménez alerta de que las condiciones en la sanidad privada son diferentes a la sanidad pública: "hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes".
"La media pueden ser tres meses para que te den cita y al siguiente mes y encima una hora o menos con 30 o 40 minutos porque no tienen tiempo", denuncia Jiménez. Por ello, el presidente de la RedAIPIS-FAeDS, señala que primero hace falta una buena base si no has creado una buena infraestructura. "No hay suficientes psicólogos clínicos para atender de manera correcta", explica.
Y Cossette salió de ese túnel negro, con esa sonrisa tan risueña que la caracteriza, para poder contemplar con más detalle la gama de colores que se inundaba a su alrededor.
Recursos si necesitas ayuda
El 024 es la línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de contacto suicida, y a sus familiares allegados que ofrece asistencia por parte de profesionales de la salud mental. Es un teléfono gratuito, confidencial y disponible las 24 horas del día y los 365 días del año.
El 112 de los Servicios de Emergencia (SAMUR, SUMMA) atiende a situaciones de emergencias de riesgo inminente. La Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza también funciona las 24 horas a través del 717 003 717 / 91 459 0055.
El Teléfono de Prevención del Suicidio es el 900 925 555 y funciona en colaboración con la Fundación Ayuda y Esperanza.
La Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente (APSAS) cuenta con un teléfono de contacto general en el que puedes mandar mensajes de voz o WhatsApp en el 699 861 164.
En el caso de los menores de edad y adolescentes, Fundación ANAR ha habilitado un servicio telefónico (917 26 27 00) y un chat atendido por trabajadoras sociales y psicólogas en materia infantil.
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