Este artículo se publicó hace 4 años.
VÍCTIMAS DEL FRANQUISMOArgentina investigará los delitos del franquismo hasta que España tome el relevo
Las querellantes originales Inés García Holgado y Adriana Fernández evocaron las grandes figuras que permitieron impulsar la pesquisa judicial en Argentina a diez años de su inicio.
Buenos Aires-
El 14 de abril de 2010 los dos primeros querellantes que dieron vida a la causa del franquismo, Darío Rivas e Inés García Holgado, aguardaban nerviosos en la Asociación de Abogados de Buenos Aires a que el equipo de letrados encabezado por Máximo Castex regresara de presentar la denuncia en los tribunales federales de Buenos Aires. Entonces se dio a conocer el nombre de la jueza que por sorteo había sido designada para llevar adelante la investigación de los crímenes de la dictadura española: María Servini.
El 79 aniversario de la proclamación de la II República española se celebró así en Argentina. "Ese día fue tocar el cielo con las manos", rememora Inés en diálogo con Público diez años después. "Había mucha prensa y estábamos impresionados, aunque en un comienzo no le teníamos mucha confianza a la jueza", reconoce. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, aclaró que Servini había sido la primera magistrada en permitir la restitución de niños apropiados durante la última dictadura argentina (1976-1983), lo que permitió trocar el recelo inicial en esperanza. Era un momento histórico: nacía la única causa en mundo que se adentraba en los crímenes del franquismo. "La verdad es que años después podemos decir que Servini se portó bien", afirma Inés. "Se podría haber hecho mucho más, pero tenemos enfrente a esta España que no pensé era tan dura y tan franquista, tan de derechas y tan acérrima".
Esta argentina integró la querella para pedir justicia por tres familiares: dos tíos abuelos fusilados durante la dictadura, uno alcalde de Salamanca y otro concejal, además de un tío hermano desaparecido en 1938 plena guerra civil, Vicente García Holgado, que ejercía como teniente médico de la 11ª División republicana. "Mi papá, que era el nexo y me contó de mi familia, falleció el año pasado, y del mismo modo, las víctimas del franquismo se están muriendo. Ahora que cambió el Gobierno español, hay que seguir insistiendo. Este Ejecutivo tiene que hacer algo", dice con vehemencia.
El Equipo Argentino de Antropología Forense ha recolectado más de 9.000 muestras genéticas de familiares de desaparecidos en Argentina
El Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha recolectado más de 9.000 muestras genéticas de familiares de desaparecidos en Argentina, tomó en 2014 el ADN del padre de Inés y lo envió al Laboratorio de Genética Forense de la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona. Allí esperan cotejarlo con el de los cuerpos que todavía yacen en fosas comunes. El Memorial Democràtic de esta ciudad también contribuyó con la búsqueda de documentación. "Haberme presentado en la causa me ha permitido contactar a gente en Catalunya que me ha ayudado mucho", sostiene la mujer. "La querella también ha servido para que todas las víctimas nos unamos en solidaridad".
Los mismos forenses que asistieron a Inés ayudaron a que Adriana Fernández, la tercera querellante de la causa, lograra en 2013 identificar en una fosa común los restos de su abuelo Antonio Fernández García. En 2018, estas dos denunciantes constituyeron la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Argentina para consagrar la lucha por la justicia que esperan alcanzar algún día.
Estela de luchadores
Con más tristeza recuerda Adriana el comienzo de la acción penal que se desarrolla a más de 10.000 kilómetros del territorio donde se perpetraron los crímenes. Este miércoles 15 de abril se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Darío Rivas, el primer querellante en exigir justicia en Argentina por el fusilamiento en 1936 de su padre Severino Rivas, alcalde del municipio lucense de Castro de Rei. Su hijo lo halló 69 años después en una fosa común. "El recuerdo más fuerte que tengo es la muerte de Darío, que tanto luchó por encontrar justicia por su papá", admite la mujer. "Fui a visitarlo al geriátrico hace justo un año, el 14 de abril, porque quise pasar el día de la República con él. No mereció morir así", lamenta.
La argentina también evoca al abogado Carlos Slepoy, al fiscal Hugo Cañón, a la querellante Ascensión Mendieta, fallecida en septiembre del año pasado tras hallar a su padre Timoteo en una fosa común en Guadalajara, y al activista y expreso político Chato Galante. "Su muerte fue el último golpe fuerte que hemos tenido por inesperado", añade sobre uno de los principales integrantes de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (CEAQUA).
"Estamos en la dicotomía de que seguimos exigiendo justicia, pero cuando llega tarde, también duele, porque no es la justicia que se espera", reflexiona la qurellante Adriana Fernández
Todas estas personas que impulsaron con sus vidas la causa del franquismo representan la principal inspiración de los querellantes para seguir adelante. "Han quedado muchos en el camino, pero son los que nos dan fuerza por toda la lucha que emprendieron para impulsar la querella", reflexiona Adriana. "Al tener presente la perseverancia de quienes nos antecedieron se fortalece la memoria histórica, así que hay que seguir en su nombre".
El torpedeo sistemático al proceso judicial que han ejercido los tres poderes del Estado español mantenía en vilo la posibilidad de que la jueza Servini entrevistase el próximo 26 de mayo en la Embajada argentina en Madrid al exministro de la transición Rodolfo Martín Villa, uno de los quince imputados en el expediente judicial. Lo último que necesitaba la causa argentina, dilatada en el tiempo de manera constante, era una pandemia que postergara el interrogatorio de quien se podría convertir en el primer acusado de la dictadura en rendir cuentas ante la justicia.
Queda como remanente una pena porque las víctimas se van muriendo sin haber logrado la justicia que pedían. "Chato no pudo ver a Billy el Niño preso en una cárcel por los crímenes horrendos que cometió, al igual que otros victimarios se mueren sin el castigo merecido. Estamos en la dicotomía de que seguimos exigiendo justicia, pero cuando llega tarde, también duele, porque no es la justicia que se espera", admite Adriana.
Gracias a Carlos Slepoy, el represor argentino Adolfo Scilingo fue condenado en España a cadena perpetua en 1998 por delitos de lesa humanidad antes de que la justicia argentina se hiciera cargo de sus propios genocidas. El abogado argentino aspiraba a que también España afrontase los crímenes de su propia dictadura. Adriana se aferra a esa idea. "Es el sueño que tenemos todos, y creo que si seguimos esa lucha, la justicia española terminará por reconocer la imprescriptibilidad de los crímenes del franquismo. Ha pasado ya una década, pero continuaremos los años que hagan falta hasta que España tome el relevo, con la esperanza de que después de la pandemia el mundo reflexione, sea más solidario y los sueños de la República se puedan vivir de nuevo".
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