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Tres meses después, los tuiteros preguntan qué fue de la Oficina del Español: "La gente podría empezar a pensar que era solo un chiringuito"

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Este jueves se cumplen tres meses de uno de los mayores golpes al idioma español desde el Smells like teen spirit de Pitingo. Hablamos de la renuncia de Toni Cantó a seguir al frente de la Oficina del Español de Madrid, aquella institución que no era un chiringuito de ninguna de las maneras pero que se creó cuando el expolítico de UPyD y de Ciudadanos se quedó sin poder ir en las listas del PP, y que desapareció cuando este lo dejó.

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A fallback.

Desde entonces, los "asín", los "haiga" y los "amoto" se escuchan en las charlas entre madrileños, y otros idiomas campan a sus anchas por las calles de la capital, arrinconando al castellano sin que nadie haga nada.

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Urge que Ayuso busque un sustituto al nuevo presentador de la televisión ultra 7NN. La gente podría empezar a pensar que la presidenta madrileña ha abandonado al idioma español a su suerte o incuso cosas peores.

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Sería cuestión de que hubiera otro candidato. Quizá el curriculum necesario era haber salido rebotado de otro partido. Sería cuestión de pensar quién podría reunir esas características.

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El Gobierno también está intentando poner algo de su parte.

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Sea como sea, durante estos tres meses los tuiteros han seguido preguntándose qué fue de la Oficina del Español que logró cosas como… ehh… o como… Bueno, en fin, tremendos logros.

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Mientras, Toni Cantó sigue dedicándose a su verdadera vocación: provocar risas. Nos referimos a sus monólogos en los que mezcla chistes de cuñado con ácidas críticas al Gobierno, todo ello entre risas enlatadas en bucle. Maravilla.

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