Rufián recuerda el rostro de Aznar con motivo del aniversario del asesinato de José Couso y despacha a un concejal de Vox

Publicado el 09 de abril del 2024

Es quizá uno de los careos más tensos en la historia de las comisiones de investigación. Ocurrió en septiembre de 2018 y tuvo al expresidente del Gobierno José María Aznar y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, como protagonistas.

Aquel día, Rufián no dudó en acusar al expresidente del Gobierno de defender la intervención en Irak como "señor de la guerra" y de no tener "vergüenza" por ser el presidente de un partido con decenas de cargos condenados por corrupción (recordemos que aquella Comisión de Investigación abordaba la supuesta financiación ilegal del PP).

La mirada hierática de Aznar lo dice todo. "¿Tiene algo que decir a los padres de José Couso [cámara asesinado en Irak]? Le estoy preguntando, señor Aznar. Entiendo por su cara que no". Un silencio, el de Aznar, que es pura indignidad.

Este lunes, cuando se cumplían 21 años del asesinato de José Couso en el Hotel Palestina de Irak, Rufián ha querido recordar aquel silencio de Aznar, aquella ignominia en mute. Sin palabras.

Si bien un concejal de Vox en Barcelona, un tal Gonzalo de Oro-Pulido para más señas, ha salido al paso con un tuit de puro argumentario ultra en el que tildaba de "señores de la guerra" a Junqueras, Puigdemont y Aragonès, autores –según Oro-Pulido– de una "guerra civil en Cataluña". Rufián no ha tardado en repeler el comentario no sin cierta sorna.

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"Sí, Gonzalo. Y con Fairy", le ha espetado el portavoz de ERC en clara alusión a la conocida "trampa del Fairy", como la denominó Enric Millo, exdelegado del Gobierno en Catalunya, durante su declaración como testigo en el juicio del procés. Una peligrosa estrategia consistente, según Millo, en que los ciudadanos concentrados habrían vertido detergente en el suelo para hacer que los policías resbalasen, y una vez en el suelo "patearles la cabeza".

El delirio ultra viendo golpes de Estado y guerras civiles no es de recibo. Como tampoco lo es llamar chotis a esta suerte de contorsionismo espasmódico protagonizado por el munícipe Almeida y su consorte.