Las medallistas de plata Brandie Wilkerson y Melissa Humana-Paredes de Canadá, las medallistas de oro Eduara Santos Lisboa y Ana Patricia Silva Ramos de Brasil, y las medallistas de bronce Nina Brunner y Tanja Hueberli de Suiza - EFE

La final olímpica de vóley playa femenino ha dejado una escena que, sin duda, pasará a la historia. Con el oro en juego entre las brasileñas Ana Patricia Silva Ramos y Eduarda Santos Lisboa Duda y las canadienses Melissa Humana-Paredes y Brandie Wilkerson, los ánimos se caldearon.

En el tercer set, con 11-8 a favor de las brasileñas, un punto desató la polémica. Las jugadoras iniciaron una acalorada discusión en la red debido a la importancia de ese punto, que podría ser clave para decidir la victoria. El árbitro intentó separarlas y amonestó con tarjetas amarillas a Wilkerson y Silva.

El momento de tensión continuaba hasta que el DJ de las pistas del Campo de Marte parisino tuvo una genial idea: comenzó a sonar por los altavoces Imagine de John Lennon, un canto a la paz. Las caras serias de las jugadoras se transformaron en sonrisas, y agradecieron el gesto con aplausos.

Ok, this is amazing:

1/ Canadian and Brazilian players are having a heated chat at the net during the women's beach volleyball gold medal match
2/ DJ plays John Lennon's 'Imagine'
3/ Players look at one another and smile
4/ Crowd starts singing along pic.twitter.com/m1KCJPXtNm

— Bastien Fachan (@BastienFachan) August 9, 2024

"Imagine all the people living life in peace" sonaba, mientras el público presente en la pista coreaba la canción de Lennon. El recinto se envolvió en un clima cálido, y las jugadoras retomaron con tranquilidad el juego, que terminaría con la victoria de las brasileñas.

Así, se demostró el poder de la música para alimentar la tregua. La emblemática canción de Lennon, una vez más, logró difundir parte del mensaje que buscaba el autor británico, que dibujó con el single su visión utópica de un mundo de paz, sin guerras y sin barreras. Aunque, por desgracia, puede que quede un largo camino para lograr esa realidad, en el Campo de Marte se ha vivido una escena optimista, plausible y digna de recordar.