Los deportes para ‘cayetanos’ que no fallan en verano
Existen ciertos deportes que requieren una inversión para poder practicarlos muy superior al resto. Os dejamos un listado, con su poquito de sorna, de las modalidades a las que los ‘cayetanos’ prefieren dedicarle el verano.
Helena Celma
Sotogrande es sinónimo de sol y baños de mar Mediterráneo, pero la playa de San Roque no es el argumento definitivo para que este enclave gaditano se haya convertido en sinónimo de lujo verano tras verano.
En 1964 Joseph McMicking decidió crear un rincón exclusivo frente a la costa de Marruecos, de cara a Gibraltar. Allí, se levantó una urbanización donde los propietarios de grandes fortunas podían disfrutar de discreción y privacidad, alta gastronomía y, ya que estaban, de la práctica de deportes solo al alcance de unos pocos.
El golf
En ese veraneo sin prisas, no podía faltar el disfrute pausado del golf. Desde entonces, ya se han sumado a la oferta de ocio hasta cinco campos: el Almenara golf club, Real Club Valderrama, La Reserva Club Sotogrande, Real Club de golf Sotogrande y The San Roque Club.
Sus amantes no pueden pasar sin el atuendo de manual: polo, gorra y bambas blanca. Estilismo al margen, el golf es caro por varios motivos: primero de todo, el coste en equipamiento. Un set completo de palos y bolas no baja de los 400 euros, en el mejor de los casos, por lo que esta barrera inicial ya impide que millones de personas desechen la idea de probar suerte en esta disciplina deportiva
A este presupuesto inicial hay que sumarle la membresía del club, algo que, spoiler, también es bastante caro porque hay que mantener todo el campo de golf. El césped necesita un mantenimiento especial para que permanezca en perfectas condiciones de juego, por lo que el gasto de agua y mantenimiento justifica, en cierta forma, el pastizal de la membresía.
La equitación y el polo
Sin embargo, si por algo se distingue este destino veraniego imprescindible para la élite es por su torneo de polo. La primera competición de cuatro equipos de la renombrada Copa de Oro de Sotogrande se jugó por primera vez en 1971. Desde entonces, estrena nueva temporada todos los años entre julio y agosto, genera 35 millones de euros y se ha convertido en el tercer campeonato de polo más importante del mundo y el primero de la Europa Continental.
Al margen de este evento, la hípica es otra de las disciplinas asociadas al ocio de los más ricos. Hay dos elementos claves en esta conexión: por un lado, el hecho de ejercitarse con un caballo. La adquisición del animal ya ronda los miles de euros y mantenerlo aumenta aún más la cuota. Eso por no hablar del personal que requiere su cuidado y el alquiler o la compra de un terreno donde pueda entrenar y descansar. El arte ecuestre puede consumir unos 183.000 euros anuales, según datos de la Federación Internacional de Deportes Ecuestres (FEI).
Muchos optan por practicar este deporte sin necesidad de tener un caballo en propiedad, simplemente apuntándose a un club de hípica en el que entrenar con alguno del propio establo, pero no deja de ser un precio alto que no está al alcance de todas las personas.
Eso no quita que las competiciones relacionadas con el mundo equino se hayan convertido en un clásico popular en la provincia. No muy lejos de Sotogrande, en Sanlúcar de Barrameda, se celebran cada año las Carreras de Caballos en la playa del municipio.
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Este evento se divide en dos ciclos, de tres días cada uno, incluidos dentro del mes de agosto. Las fechas de las carreras vienen delimitadas por el calendario de mareas. Al ser un hipódromo natural se tiene que hacer coincidir las carreras con los periodos de buena bajamar. En 2023 serán entre el 10 y 27 de agosto.
Fueron declaradas Fiestas de Interés Turístico Nacional en el año 1986 e Internacional en el año 1997, pero su origen se encuentra mucho más atrás, en las competiciones informales que realizaban los vendedores de pescado para llegar los primeros a los mercados. Es una de las competiciones hípicas más antiguas de Europa, en concreto las segundas carreras de caballos de estilo inglés que se reglamentaron en España. Las primeras tuvieron lugar en la Alameda de Osuna en el año 1835, mientras que el origen documentado de las primeras carreras en las playas de Sanlúcar de Barrameda data del 31 de agosto del año 1845.
Su celebración deja cada año hermosas postales de las puestas de sol y una curiosa fusión entre los puestos infantiles de apuestas para los curiosos que se acercan a hacer su pronóstico a la arena y los ocupantes de los palcos oficiales, que divisan con prismáticos la competición.
La vela
Con todo, habrá quién encuentre una excusa en el calor sofocante del verano para evitar montar a caballo o empuñar el mazo. Los innumerables beneficios del deporte lo convierten en un ‘must’, a pesar de que las altas temperaturas. Para aquellos que todavía se sientan tentados a quedarse en el cortijo VIP de La Marina a disfrutar del aire acondicionado, tenemos un sinfín de alternativas marítimas y aéreas que también pueden ser un golpe ganador.
“En España la vela es de pijos, pero debería ser el deporte nacional”, dijo en una ocasión Theresa Zabell, doble campeona olímpica, triple campeona mundial y tres veces campeona de Europa. Si ella misma lo afirma, ¿quiénes somos nosotros para contradecirla?
Cádiz se ha hecho un hueco también en la Fórmula 1 del mar. La competición, que cuenta con un equipo español a bordo de los catamaranes más rápidos, los F50, desde 2020. Hasta 2014 tiene una parada asegurada en el circuito en La Tacita de Plata: el Gran Premio de Cádiz de SailGP.
El año pasado dejó 56,9 millones de dólares (58,3 millones de euros) de impacto económico en la zona. Hasta la fecha es el que mayor retorno económico ha generado, casi triplicando los datos de la edición de 2021, que dejó un impacto de 20,5 millones de dólares (18,9 millones de euros). Este año se repetirá entre el 24 y el 25 de septiembre.
Flyboard
Este deporte se puso de moda hace unos diez años, y desde ese momento, raro es el año que no han aparecido imágenes de famosos surcando el aire. En este deporte, el individuo se sube encima de una tabla que está conectada a una manguera larga que envía agua para abajo a propulsión, de forma que permite “volar”.
Leonardo DiCapro fue uno de los primeros famosos en probarlo, ya que en 2013 estuvo en Ibiza con su pareja de ese momento, Toni Garrn, y decidió surcar los mares con ello. Para la ocasión, el actor de Titanic estuvo acompañado por el actor Ethan Suplee, el millonario ruso Vladislav Doronin y la novia de éste, la modelo Lou Zilin.
Quienes tampoco perdieron la ocasión de probarlo fueron Shakira y Gerard Piqué cuando todavía les duraba el amor. En el vídeo se ve a la colombiana en el aire durante un segundo antes de caer al agua, pero la cantante afirma que voló más alto pese a que “no estaba grabado”.
Los precios por 15 minutos de Flyboard rondan los 100 euros, así que no está precisamente al alcance de todos los bolsillos.
Carrera de globos aerostáticos
Esta competición comenzó en Francia en 1783 de la mano del aviador Jean Pierre Blanchard y, durante cuatro años consecutivos, Segovia celebró el Festival Accesible de Globos Civitatis Ciudad de Segovia, que reunía durante un fin de semana de julio hasta cuarenta globos aerostáticos en el cielo al mismo tiempo para llamar la atención sobre la necesidad de garantizar la accesibilidad a las personas con movilidad reducida en todo tipo de actividades
Eso sí, todo aquel que desee participar necesita varios miles de euros para su práctica. Si el precio de un viaje en globo de una hora oscila entre los 150 y los 300 euros por persona, comprar uno para competir de manera profesional implica una inversión media de 35.000 euros. Prepárense para vaciar sus bolsillos.