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Cartel promocional de la cuarta temporada de 'Succession'. Imagen: HBO Max
Cartel promocional de la cuarta temporada de 'Succession'. Imagen: HBO Max
Cartel promocional de la cuarta temporada de 'Succession'. Imagen: HBO Max
Cartel promocional de la cuarta temporada de 'Succession'. Imagen: HBO Max

‘Succession’: el orgullo de Shakespeare

La esencia de la historia humana, desde la antigüedad hasta la actualidad, a menudo puede encapsularse en las palabras inmortales de William Shakespeare. Un tema recurrente en las obras del bardo es el del poder y la sucesión: líderes envejecidos, hijos ambiciosos, luchas por el trono, todo enredado en una maraña de relaciones familiares complejas y a menudo desgarradoras. Afortunadamente, esta tradición dramática sigue viva y bien en la aclamada serie de HBO, ‘Succession’. Por poco tiempo, eso sí, porque hoy se emite su último capítulo.

Javier Ferrero

Después de 148 nominaciones y 52 galardones, incluidos 5 Golden Globes y 8 Emmy Awards, hoy acaba una era con el esperadísimo 4×10, que se titula With Open Eyes (Con los ojos abiertos), un episodido final que se emite hoy en Estados Unidos [al día siguiente, en España] y que durará nada menos que 90 minutos. Succession se sumerge por última vez en las aguas profundas y turbulentas de la familia Roy, una dinastía que controla uno de los conglomerados de medios y entretenimiento más grandes del mundo. Su patriarca, Logan Roy, es un líder audaz cuyo enfoque principal es su empresa más que sus propios hijos. Esta perspectiva incita a sus hijos a competir ferozmente por su aprobación y por el control de la empresa en preparación para su inevitable sucesión. Sin embargo, como en cualquier gran tragedia, los personajes a menudo son sus peores enemigos, su ambición y sus debilidades les impiden alcanzar sus metas de forma sencilla.

El maestro Shakespeare habría estado orgulloso de cómo Succession toma su molde del drama familiar y la lucha por el poder, y lo moderniza para el siglo XXI. Al igual que Lear en El Rey Lear, Logan es un patriarca envejecido cuyo retiro potencial desencadena una feroz lucha entre sus descendientes por su legado. Las tensiones familiares emergen y los secretos se revelan, lo que lleva a una serie de giros sorprendentes y dsgarradores.

La comparación con El Rey Lear también se extiende a los personajes y su desarrollo. Kendall Roy, como Edmundo en El Rey Lear, es el anti-héroe, dispuesto a traicionar y manipular a su familia para ganar el favor de su padre. Roman Roy, con su comportamiento irresponsable y su falta de seriedad, recuerda al desvergonzado y cómico bufón de Lear, pero también sufre, como muchos personajes de Shakespeare, el peso de las expectativas paternas. Shiv, la única hija de Logan, comparte muchas similitudes con Cordelia de Lear, siendo la única mujer en un mundo de hombres y luchando por su lugar y reconocimiento. Sin embargo, a diferencia de Cordelia, Shiv no es completamente virtuosa, ya que su lealtad a su familia a menudo entra en conflicto con sus propias ambiciones y deseos.

Además de estas notables conexiones con Shakespeare, Succession también se asemeja a otras grandes obras dramáticas. Su retrato de las luchas internas por el poder y las traiciones familiares evoca a Juego de Tronos, pero sin el adorno de la fantasía. Mientras que Los Soprano demostró cómo el crimen y la vida familiar pueden entrelazarse, Succession muestra cómo la lucha por el poder y la influencia puede ser igualmente violenta y destructiva, aunque de una manera más sutil y emocional.

Jesse Armstrong, el creador de la serie, emplea diálogos inteligentes, referencias culturales y una mordacidad que subyace en cada palabra. Cada intercambio verbal se convierte en un duelo, cada frase está llena de significado. A diferencia de las intrigas predecibles, Succession nos sumerge en una trama sofisticada que desafía a los espectadores a cada paso, evocando la habilidad de Shakespeare para entrelazar narrativas complejas y provocar reflexiones profundas.

Además de su escritura magistral, Succession destaca por su reparto excepcional. Brian Cox es impresionante como Logan Roy, dando vida a un personaje que, a pesar de su dureza, evoca una cierta simpatía. Los actores que interpretan a los hijos de Logan también están a la altura, dando interpretaciones multifacéticas que hacen que estos personajes sean inolvidables. Todos estos factores, combinados con una producción de alta calidad y una banda sonora envolvente, hacen de Succession una serie que eleva la forma del drama televisivo.

Una sola serie, múltiples lecturas

Más allá de sus comparaciones con las grandes tragedias de la historia, Succession también es una representación perspicaz de nuestra propia época. Al centrarse en una familia que controla un imperio mediático y de entretenimiento, la serie se convierte en una crítica mordaz de la influencia desmesurada que pueden tener estos conglomerados. De hecho, se toma por sentado que los medios controlados por los Roy se utilizan como herramientas al servicio de sus intereses particulares, reflejando las preocupaciones actuales sobre la relación entre poder, medios de comunicación y verdad.

Succession es también un examen de la corrupción inherente al poder y la influencia. Los personajes, a pesar de su inmensa riqueza, están constantemente atormentados por sus propias inseguridades y defectos. Son prisioneros de su propia ambición, sus relaciones están plagadas de traiciones y manipulaciones. A través de ellos, la serie explora la naturaleza humana en su forma más cruda y realista.

Finalmente, Succession, al igual que las grandes tragedias de Shakespeare, es una historia de familia. A pesar de sus luchas por el poder y su manipulación mutua, los personajes siguen siendo una familia. Están unidos por lazos de sangre, pero también por una comprensión compartida de lo que significa estar atrapado en el torbellino de poder, ambición y expectativas que viene con ser un Roy. En definitiva, una serie de la que se sentiría orgulloso el universal escritor inglés.