¿Cuál es la factura real de 'Supervivientes' en Cayos Cochinos? Denuncias de garífunas, prohibiciones de pesca y desperdicios
Aunque los famosos que viajan hasta Honduras pretenden estar en una isla desierta, no lo están en realidad.

Zaragoza--Actualizado a
Supervivientes es uno de los concursos más populares en la historia de la televisión española. No es casualidad que, aunque con matices, lleve 25 años en antena. Es verdad que ha pasado por tres cadenas de televisión y cuatro productoras diferentes. Además de varias reformulaciones del formato, que por ejemplo comenzó con participantes anónimos para después reinventarse como plataforma de exposición para famosos de distinto pelaje. Sin embargo, el hecho de que continúe en emisión, demuestra su éxito absoluto.
En sus varias vidas, el programa también ha pasado por escenarios naturales diferentes. Sin embargo, desde 2007 se estableció en Honduras como plató, con la excepción de la edición de 2010 que se rodó en Nicaragua. Concretamente el concurso tiene lugar en Cayos Cochinos, un conjunto de islas situadas en el mar Caribe que ejercen de telón de fondo para las aventuras de los émulos de Robinson Crusoe. No todo es tan idílico como parece, tal y como se vio anoche en el estreno de la nueva edición, que tuvo como protagonistas a los garífunas.
Las denuncias a 'Supervivientes' de sus moradores originales
Aunque la ficción los presenta así, Cayos Cochinos no es un archipiélago desierto ni mucho menos. Durante más de 200 años, aquel conjunto de islotes situados en la costa este de Honduras estuvo poblado por los garífunas, un pueblo de antiguos esclavos británicos que habían sido expulsados de San Vicente. Una comunidad tradicionalmente pescadora y que ha levantado la voz en numerosas ocasiones sobre el perjuicio directo que el concurso tiene en su modus vivendi.
Pese a que la lucha garífuna se extiende por diversos territorios de Centroamérica, el caso de Cayos Cochinos es especialmente significativo. Al fin y al cabo son los moradores que con sus prácticas y costumbres permitieron que se conservase como el paraíso natural que hemos conocido en nuestros días.
Sin embargo, en 1993 todo cambió para ellos. El Gobierno de Honduras, consciente del negocio que tenían por explotar, declararon la zona como Área Natural Protegida, lo que prohibió la pesca con anzuelo. En 1994 se modificó la ley para prohibir la extracción de crustáceos marinos, lo que terminó por atacar la forma de vida garífuna. Lo que parecía una maniobra para mantener el ecosistema y la biodiversidad de la zona fue, en realidad, un subterfugio para poder explotar la zona.
Precisamente durante el comienzo de la temporada 'Supervivientes All Stars' en la noche del 4 de septiembre, se produjo un boicot de la mano de los garífunas: un asentamiento pacífico que denunciaba el maltrato natural a la zona y que, sin embargo, provocó la suspensión de los juegos planificados para el arranque del programa y los ya clásicos saltos de helicóptero.
Prohibido pescar durante el concurso
El ente encargado de aplicar la legislación en Cayos Cochinos es la llamada Fundación Hondureña para la Protección y Conservación de Cayos Cochinos. Una organización que comparte presidente con la Sociedad de Inversiones Ecológicas (SIEC), dueña del territorio en el que se graba el concurso. Se trata, por lo tanto, de la ley y orden en los Cayos. Una concentración de poder que, según las numerosas quejas realizadas por la comunidad garífuna a través de la Organización Fraternal Negra Hondurñe (OFRANEH), ha derivado en prácticas abusivas contra ellos.
Las islas deben parecer desiertas, aunque no lo estén. Para sostener la fantasía, el ejército marítimo no duda en emplearse con dureza contra los pescadores que deciden salir a faenar. A lo largo de los años, las denuncias sobre estos encuentros abusivos son muchas y variadas. Un reportaje de El Observador levantó la liebre en 2008 y, desde entonces, los relatos de amenazas, agresiones y tratos vejatorios se han sucedido.
En 2022 el diario El Faro publicó un amplio reportaje que contaba con varios testimonios de estas prácticas. Por ejemplo, Lala, un pescador radicado en Nueva Armenia, una comunidad garífuna asentada en la costa, contó cómo una barca de la Fundación se llevó su cayuco dejándole en el agua cuando se encontraba a unos dos kilómetros de la costa. Aquello sucedió en 2018 y solo es una más de su largo historial de enfrentamientos, que incluyen agresiones, destrucción de material de pesca (fundamentalmente aletas y caretas) o capturas que iban a ser el sustento de su familia devueltas al mar.
Los desperdicios del reality
Además, en 2024, el portal Wa-Dani News recogió como supuestos empleados de Supervivientes se deshacían de los restos de atrezzo del concurso, fabricados en madera, lanzándolos al mar. Según la noticia publicada, una vez que terminó la filmación del concurso, estos operarios tiraron al agua los desperdicios sobrantes ante la imposibilidad de guardarlos en el cayo que habitualmente ejercía de almacén y en el que se está construyendo un hotel.

Si bien es cierto que los escenarios están realizados en madera, una material completamente biodegradable, las imágenes mostraban que muchas de estas piezas poseían grandes clavos puntiagudos, lo que podría suponer un peligro tanto para animales como para personas.
En disputa la propiedad de la tierra
En la actualidad apenas queda una pequeña comunidad viviendo en los Cayos, concretamente en Cayo Chachauate, mientras que la gran mayoría viven en la costa continental. Otros muchos han emigrado de la zona en busca de nuevas oportunidades de subsistencia. De fondo se encuentra una cuestión crucial: la disputa sobre la propiedad de las tierras en las que se rueda el concurso.
Como población primigenia, los garífunas poseen derechos históricos sobre los Cayos siempre y cuando los exploten de manera comunal. Algo que, obviamente, choca frontalmente con los intereses de la Fundación. Sobre el papel, la ley de Propiedad del convenio nº169 de 1989 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, que reconoce que “ninguna autoridad podrá expedir o registrar título a favor de terceros en tierras comunales”, les da la razón. Claro que si los garífunas se marchasen de la zona la explotación de la tierra sería libre.
En 2005 la Corte Suprema de Justicia reconoció los títulos de propiedad de tres comunidades garífunas en Cayo Cochinos (Chachahuate, Bolaños y East End). Sin embargo su poder efectivo es limitado, por decirlo de algún modo. No obstante, la lucha legal sigue. La Red Nacional de Defensoras de los Derechos Humanos en Honduras presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una demanda contra la ocupación ilegal de territorios garífunas, que desde entonces ha sido elevada a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El objetivo final es que la comunidad garífuna y su modo de vida sea reconocida como parte indispensable para la conservación del medio ambiente y la biodiversidad de los Cayos.

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