La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva se cuela en WhatsApp
La revista 'Hola' se ha convertido en el fenómeno viral del momento después de que su reportaje sobre la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva se convirtiera en el más pirateado de la historia de la prensa del corazón. El PDF del número especial ya circulaba por miles de grupos de mensajería instantánea a primera hora de la mañana.
La primera boda que los propios novios decidieron vender a una revista fue la de Merry Martínez-Bordiú, nieta de Franco, y Jimmy Giménez-Arnau, que ¡Hola! publicó en solitario con un gran despliegue en 1977. Cuarenta y seis años después, casarse sigue siendo una ganancia interesante para los famosos. Como cualquier negocio que se precie, la exclusiva se protege con uñas y dientes. En la mayoría de los enlaces que tienen pactada la venta del reportaje nupcial se requisan los móviles a los invitados en el acceso a la boda y se prohíbe también su uso a todos los trabajadores que intervengan en la celebración, lo que impide que algunos de los momentos más destacados de la fiesta terminen en redes sociales antes de tiempo.
Medidas 'antipaparazzis'
Ahí no acaban los mecanismos de control. El primer fin de semana de julio tuvo lugar en Menorca la boda de Edurne García y David De Gea, que se casaban tras 12 años de noviazgo y una hija en común. La pareja colocó dos grandes cortinas que impedían que se viera el altar hasta la llegada de la novia e incluso contrataron una flota de drones para que sobrevolaban la sede de la ceremonia a modo de centinelas. Con todo, los protagonistas salieron a posar para todos los fotógrafos congregados en los alrededores como un gesto con la prensa que acudía a cubrir el evento. Muchos contrayentes con relevancia pública que optan por no comercializar su enlace prefieren colgar la primera instantánea como recién casados en sus redes sociales para evitar que los reporteros gráficos les tomen la delantera y se lucren con un momento que preferían guardar para su círculo más cercano en la intimidad.
Celebraciones que se van de las manos
La estrategia salió bien, pero no siempre se tiene la fiesta en paz en este tiempo de acontenicimientos. Solo hay que recordar la célebre frase de Lola Flores cuando Lolita trataba de casarse con Guillermo Furiase: "Si me queréis, irse". Un alarde de simpatía de su hija fue el detonante de que la cosa se fuera de madre. "Toda la gente que realmente quiera a Lolita, puede entrar en la iglesia. Estáis todos invitados", respondió Lolita a José María Iñigo, mientras la entrevistaba en Estudio Abierto aquel 25 de mayo de 1983. Más de 4.000 personas colapsaron la Iglesia, impidiendo que la novia pudiera llegar hasta el altar de la iglesia Encarnación de Marbella. Aquel caos obligo a la pareja a abrirse paso entre empujones y codazos hasta el despacho de la sacristía para firmar los papeles y poder acabar con aquella pesadilla.
La exclusiva del millón de euros
La marquesa de Griñón había pactado con su publicación de cabecera el Sí, quiero con Íñigo Onieva. La boda se celebró este sábado, 8 de julio, en El Rincón, un palacio del siglo XIX que se construyó a modo de fortaleza ajardinada por el primer duque de Santoña, y que desde hace años, pertenece a la familia Falcó. En los días precedentes, la pareja se esmeró por encontrar una fórmula que evitara las filtraciones y blindar así el contrato de exclusividad firmado con ¡Hola! por valor de un millón de euros, que hoy ha puesto a la venta un número único con motivo del acontecimiento.
El protocolo de recepción incluía la retirada a todos sus invitados del teléfono móvil para que no se filtrase ninguna imagen. La propia revista había previsto una entrega especial que llegase el lunes a los puntos de venta de forma anticipada, en lugar de salir el miércoles, que es el día habitual de publicación para esta cabecera. Ambas partes sabía que la expectación era altísima y, por lo tanto, las posibilidades de que les pisaran la foto de Tamara Falcó era muy elevada. Sin embargo, ni con ese despliegue lograron cumplir su objetivo.