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El presidente del Gobierno vuelve con ímpetu a la campaña. "He venido a pedir el voto para que frenemos todos la amenaza extremista que representa la ultraderecha", dice Pedro Sánchez. Pero no sólo por Vox y sus dudas por las balas. También por el PP, como apunta el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo: "Nos indigna la indiferencia de la candidata Ayuso, porque esa indiferencia es complicidad". Y, elevando el tono, por sus casos de corrupción el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska: "Esas operaciones criminales, vamos a decirlo, de una organización criminal". Isabel Díaz Ayuso, la candidata popular, a lo suyo, a por Sánchez y sus votantes. "A los socialistas que aman España porque el sanchismo y el comunismo han abandonado también al socialismo". Vox, también, a lo suyo, contra un PP, dice, entregado. "La derechita cobarde muy domesticada", dice su presidente, Santiago Abascal. Y contra Sánchez y, sí, contra Iglesias y el feminismo, como añade la cabeza de lista, Rocío Monasterio. "El del macho alfa que le impone a las suyas a quién coloca y a quién no coloca". Feminista el acto de Más Madrid, pero sin ahorrarse críticas a la presidenta por su gestión de la COVID. "Es un insulto a las víctimas, es un insulto a los sanitarios decir la señora Ayuso que volvería a hacer exactamente lo mismo", ha indicado Mónica García. Aprieta también, Unidas Podemos. A la derecha: "Es un proyecto de destrucción de la democracia y de la libertad", sentenciaba Pablo Iglesias. Y a la izquierda. No basta con ganar. "Si después no se hacen políticas que vayan en la dirección completamente contraria a lo que ha hecho la derecha en estos 25 años, volveremos a perder. ¿O no entendemos lo que ha pasado en los últimos años?" "El señor Iglesias le ha retirado la palabra no a la señora Monasterio, no a mí. No. El señor Iglesias le ha retirado la palabra a los madrileños", le respondía Edmundo Bal, de Ciudadanos. Aunque entiende menos el propio adelanto de unas elecciones, como poco, intensas.