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David Torres, sobre la deportista Sonja Graf: "Las mujeres siempre han sido las grandes olvidadas del ajedrez"

David Torres.
David Torres, autor de la obra 'La Mujer que no entendía el mundo'.  Público

El periodista y escritor David Torres ha escrito una novela sobre una de las mejores ajedrecistas del mundo: Sonja Graf. Una deportista que, por el hecho de ser mujer, lo ha tenido mucho más difícil en un mundo de hombres.

Nacida en Múnich, la deportista fue maltratada por sus padres, huyó del Tercer Reich en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y participó en el Torneo de las Naciones en Buenos Aires, sin otra bandera que un cartel que decía "libre". Eterna rival de la campeona mundial Vera Menchik, Graf vestía ropa masculina, fumaba, bebía y se acostaba indistintamente con mujeres y hombres.

La novela La mujer que no entendía el mundo, del columnista de Público, se presentará el próximo miércoles 4 de octubre a las 19.30 horas en la Cafebrería ad Hoc, con la ministra de Igualdad Irene Montero

¿Cómo descubrió a Sonja Graf?

Siempre he tenido especial interés por el ajedrez. Después de ver la teleserie Gambito de dama, pensé en realizar un documental sobre ajedrez femenino. El ajedrez apenas está investigado. Sin embargo, en el libro Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas, de Leontxo García, —el divulgador de ajedrez más importante en lengua castellana—, encontré la historia de la rivalidad entre Vera Menchik y Sonja Graf.

Deseché la idea de hacer un documental cuando mi amigo David Beriain me dijo que iba a ser muy difícil encontrar imágenes de ellas dos. Finalmente, tras la muerte de Beriain decidí que la novela sería el único camino para descubrir a Sonja Graf. Enseguida comprendí que el peligro de Graf es que parece un personaje de novela.

En el libro se afirma que todas las mujeres carecen de pasado. ¿Este ha sido uno de los factores a la hora de escribir la obra?

Las mujeres son la gran deuda pendiente de la humanidad. Durante toda la historia, en cualquier cultura y civilización, no solamente hemos tenido subyugadas a las mujeres, sino que hemos perdido por completo la mitad de la fuerza de la especie humana. En literatura, no se sabe cuantas obras anónimas son escritas por mujeres. Poco a poco la revolución feminista está haciendo aparecer estos nombres y a mí me parecía que el de Sonja Graf era un símbolo de muchas cosas.

"Las mujeres siempre han sido las grandes olvidadas de la historia, de la literatura y del ajedrez"

Sin ser feminista, de alguna manera, Graf lo era mucho más en su manera de vivir, de vestir, de amar y de ganarse la vida. Aun así, las mujeres siempre han sido las grandes olvidadas de la historia, de la literatura y del ajedrez.

Las mujeres tienen que hacer frente al peso patriarcal que los hombres no vemos porque no estamos acostumbrados. Se iban a fijar en Graf de todos modos porque era una mujer en un lugar de hombres.

¿Por qué cree que es necesario contarnos la vida de Sonja? 

Primero, porque es una pionera, no solo en el ajedrez, sino en su forma de vida y en su manera de enfrentarse al mundo. Después de Vera Menchik, Graf probablemente es la ajedrecista más importante de la primera mitad del siglo XX. Hay partidas suyas que seguirán siendo analizadas por los aficionados mientras exista el ajedrez.

Segundo, porque es una mujer que reflexionó realmente sobre su vida, lo que significa ser una niña maltratada y repudiada por su familia. Me parece asombroso que los dos primeros libros escritos por una mujer ajedrecista de renombre mundial, no se pueden encontrar y no estén traducidos a ningún idioma. Sonja es una deuda histórica y me tocó saldarla a mí porque me enamoré de ella y tenía que hacerle justicia.

¿Qué semejanzas existen entre una partida de ajedrez y la vida de Sonja?

Sobre la vida y el ajedrez se ha escrito muchísimo. Lo resumo en aquella frase que dijo el campeón mundial de ajedrez, Borís Spaski -"el ajedrez es como la vida"- y que corrigió Bobby Fischer -"el ajedrez es la vida"-. Sin pretenderlo, la cafetería de Los Ángeles, en 1958, se convierte en un suelo ajedrezado con baldosas blancas y negras.

El camarero y los diversos clientes aparecen como si estuvieran dispuestos en una partida de ajedrez. Y el diálogo entre el personaje histórico de Graf y el ficticio de Elsa discurre como una partida de ajedrez con sus respectivos avances, aperturas, medios juegos, lances y sacrificios. Al final quedan las piezas sueltas en el tablero.

Sonja Graf (izquierda) juega en el Club Utrecht contra el campeón local, 3 de octubre de 1936.
Sonja Graf (izquierda) juega en el Club Utrecht contra el campeón local el 3 de octubre de 1936. Layraud / Wikipedia

¿Es una novela sobre ajedrez? 

Necesité más de 200 páginas para darme cuenta de que no estaba escribiendo una novela sobre ajedrez, sino una indagación sobre el misterio de la identidad. Elsa y Sonja, de alguna manera, son la misma persona. En principio, la historia es una constante indagación de la vida de Sonja y es ella quien se critica con más fuerza pensando que no es tan buena ajedrecista, persona o feminista como piensa Elsa.

La novela sirve para ponernos en la piel de los demás, tanto al escribirla como al leerla. Lo que nos fascina del arte de la novela es que podemos acceder a otras existencias. La novela es un instrumento de exploración psicológica y de libertad. Al mismo tiempo que escribía la obra e investigaba, me di cuenta de que yo también era Sonja Graf. 

¿Qué papel juegan feminismo, nazismo y psicoanálisis ?

El apogeo de la carrera ajedrecista de Graf se encuentra en el periodo de entreguerras. Ella vive en primera persona el comienzo del nazismo en su Alemania natal. En 1939, Graf se va a celebrar el Torneo de las Naciones, justo antes de la invasión alemana en Polonia. Ella no puede ni quiere participar bajo la bandera nazi porque Graf representa todas las cosas que los nazis odian: no es madre ni mujer heterosexual supeditada al macho y a criar hijos y a fomentar la raza aria. Por este motivo, la ajedrecista marcha a Buenos Aires y se queda allí exiliada.

También era la época del psicoanálisis. La novela era una especie de inmersión en los recuerdos y en la psique de Sonja a través de Elsa, un personaje que está fascinado con ella. A su vez, Elsa es consciente de la primera ola del feminismo y pone de ejemplo de feminista a Sonja, aunque la ajedrecista es un papel que no quiere atribuirse.

¿El machismo en el ajedrez es como en el fútbol?

"Actualmente solo hay una mujer que está entre los 100 primeros jugadores de ajedrez"

El ajedrez es el único deporte donde las mujeres pueden competir con los hombres en igualdad de condiciones. La jugadora más fuerte de todos los tiempos, Judith Polgar, llegó a estar entre los 10 primeros jugadores del mundo, incluso ganó a Kaspárov. Actualmente, solo hay una mujer que está entre los 100 primeros jugadores de ajedrez. Y no se sabe realmente por qué es. 

Recuerdo a las jugadoras de ajedrez que han renunciado a su título, a su país y a ganar mucho dinero porque se niegan a jugar en dictaduras repugnantes como Arabia Saudí, donde hay mucho dinero en juego en los campeonatos femeninos. Esto también me recuerda a la historia de Graf cuando al llegar a Buenos Aires un amigo suyo argentino le fabrica una bandera que ponía "libre" porque ella no jugaba bajo la bandera de ningún país.

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