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Paseo por el zoo doméstico de una familia inglesa

El fotógrafo Richard Billingham reúne su trabajo en una exposición individual

BRAULIO GARCÍA JAÉN

Richard Billingham, el celebrado autor de Ray's a laugh, un libro de fotografías de su familia que le valió la inclusión en la polémica muestra Sensation sobre jóvenes artistas británicos en 1997, inaugura hoy su tercera exposición individual en Madrid con 24 fotografías que muestran junto a las íntimas instantáneas familiares, el paisaje británico que Billingham compone con un delicado, e involuntario, encuadre pictórico. Los paisajes de sus fotos resultan evocadores como un cuadro, gracias a que el autor no intenta imitarlos.

Billingham, tras una serie de fotografías de zoológicos de varias ciudades del mundo, vuelve a inspirarse en esta selección en su vida cotidiana, casera. Y aunque compone 'las imágenes de la misma manera', el gran protagonista de estos dos últimos años es su hijo Walter. No faltan las imágenes tomadas con cámaras de usar y tirar, a un tamaño suficiente como para no disimular su grano. 'No quiero usar una sola cámara, pudiendo usar muchas, para llegar a un tipo de control sobre la imagen que no me interesa', explica el autor a Público, en La Fabrica Galería, donde esta tarde se inaugura la exposición.

Los paisajes en miniatura son muchos de los que el propio Billingham (Inglaterra, 1970) soñaba con visitar durante su infancia. Aunque también hay fotografías de tamaño mediano y de gran formato. 'Cada imagen exige una mirada particular, un marco, que es el que mejor la muestra', explica Billingham. En algunas de ellas homenajea a pintores como Constable, que convirtió su región de nacimiento en obsesiva fuente de inspiración. La región se llama hoy Constable Country, al este del país.

La pintura está en el origen de su obra que, adquirida por el galerista Charles Saatchi, acabaría incluida en Sensation. Billingham pensó que la única manera de fijar la débil pose de su padre, por entonces hundido y alcoholizado, como modelo para los cuadros que todavía buscaba pintar, era fotografiándolo. Hoy es un fotógrafo consagrado internacionalmente: 'Tenía 25 años cuando abandoné la idea. Para ser un buen pintor necesitaba 10 o 20 años. Con la cámara siento que sólo tengo que disparar', explica.

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