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Preston: "La conducta de Azaña al final de la Guerra Civil dejó mucho que desear"

El historiador británico publica 'El final de la guerra', un ensayo que rememora los últimos días de la República y el golpe de Estado del coronel Casado desde un prisma “más humano” y centrado en la relación entre los principales protagonistas

El historiador Paul Preston aborda las traiciones en el bando republicano al final de la guerra. EFE

Paul Preston (Liverpool, Reino Unido, 1946) atiende a Público telefónicamente desde su casa en Londres. Una pequeña “urgencia de fontanería” retrasa unos minutos la conversación. Su cocina está llena de agua. El motivo de la entrevista es la publicación de su último libro, El final de la guerra (Editorial Debate), un ensayo que rememora los últimos días de la República y el golpe de Estado del coronel Casado desde un prisma humano y centrado en las relaciones de odio, rencor, amistad… que se desarrollan entre los principales actores. Muy especialmente entre tres de ellos: Juan Negrín, primer ministro de la República en su último periodo; el coronel Casado, que perpetra el golpe de Estado que pone fin a la República; y Julián Besteiro, político del PSOE que apoya a Casado en su golpe. 

La obra arranca calificando el final de la Guerra Civil como “una tragedia humanitaria evitable que costó muchos miles de vidas y arruinó decenas de miles más” y continúa atizando a Casado como un cínico, arrogante y egoísta, acusando a Besteiro de actuar con una “ingenuidad culposa” y señalando a Negrín como víctima de una “conjura de necios”.

Señala en su libro que la historia del final de la República es una historia especialmente triste. ¿Por qué?  

Todo desembocó en mayor tragedia de la que iba a haber. El final siempre hubiese sido una tragedia porque no había engaño posible sobre las intenciones de venganza y de represalias de Franco, pero la tristeza es doble. Es triste por las decenas de miles de víctimas que quizá pudieron haber evitado este destino espantoso, sobre todo los que estaban en la ratonera de Alicante. Y es muy triste por el nivel de engaño y de mentiras que hay entre los principales personajes. El caso más flagrante es el del coronel Casado, pero también hay otros como Matallana o el general Miaja, que tampoco se cubrió de gloria. Pocos protagonistas salieron con su reputación adornada.

Se duda incluso de Azaña

Yo había escrito antes sobre Azaña siempre en términos muy favorables. Pero creo que su conducta al final de la Guerra Civil dejó mucho que desear. Abandonar la República en la forma en la que lo hizo… La actuación de Azaña la incluyo en la lista de cosas que entristecen.

"No hay ninguna duda de que Franco estaba decidido a hacer sus represalias, venganzas y machacar la República"

 ¿Se podía haber evitado este final trágico que usted describe si hubiesen prosperado las tesis de resistencia de Negrín?

Creo que sí. Hay que tener en cuenta la importancia que tuvo el abandono de la flota en la España republicana y creo que si el golpe de Casado no se hubiese producido el almirante Miguel Buiza, quizá, no se hubiera ido [se llevó la flota a Bizerta]. No obstante, creo que la política de Negrín no era de resistencia numantina hasta la última vida. Era una resistencia retórica para ganar tiempo. No hay ninguna duda de que Franco estaba decidido a hacer sus represalias, venganzas y machacar la República. Pero Franco tenía que actuar en un contexto internacional, que iba cambiando muy rápidamente. Menos de 10 días después del final de la Guerra estalló la segunda crisis de Checoslovaquia y cambió el contexto internacional de manera importante. El mismo Franco tenía que ver que se avecinaba la posibilidad de que Hitler y Mussolini dejaran de ayudarle. Por tanto, también existe la posibilidad de que hubiera estado dispuesto a negociar si también los gobiernos de Francia y Gran Bretaña se hubiesen involucrado para presionar a Franco para que diera alguna garantía de no represaliar. Si Negrín hubiera podido seguir, lo más importante para él era organizar una defensa escalonada durante unas semanas para organizar la evacuación de toda la gente posible.

La figura de Negrín ha sido vilipendiada a los largo de muchos años. Se le ha acusado de ser una marioneta en manos de los comunistas. Sin embargo, en su obra es, prácticamente, el único que sale bien parado.

La idea de que Negrín fuera comunista o una marioneta en manos de los soviéticos es absurda. Negrín era un socialista. Pero en el fondo era muy pragmático. Era un médico de renombre internacional, con un sentido de la realidad alucinante y con una capacidad de gestión increíble. Es un hombre casi sin ideología, es liberal y demócrata. Sobre si sale bien parado, creo que Negrín es el único que mantiene su palabra, que se vuelca en la causa de la República y casi se destroza físicamente. Es el único que no decepciona, que actúa con un coraje digno de admirar.

"A Miaja se le infla la cabeza. Vive de esa imagen. Le encanta que le aplaudan por la calle. Pero no tiene ningún hito militar digno de mención"

El caso contrario sucede con el general Miaja y Julián Besteiro. Miaja sigue siendo para muchos el salvador de Madrid y el héroe de la resistencia. Sin embargo, en su obra aparecen citas de otros protagonistas que le calificaban como “débil, bobo, sin valores, algo borracho y ningún héroe”.

Efectivamente. Hay que ver un poco la historia de Miaja durante la Guerra Civil. Cuando se le nombra responsable de la defensa de Madrid, los generales rebeldes se ríen. Tenían a Miaja por un incompetente. Estos generales y el propio Miaja pensaron que lo habían nombrado para hacer la entrega de Madrid. Hablo del 6 de noviembre del 36. Sin embargo, se salva Madrid. Por muchas razones, por las Brigadas Internacionales, por el coraje del pueblo, y sobre todo, por la planificación de Rojo. La propaganda ensalza a Miaja como el gran héroe de Madrid. A Miaja se le infla la cabeza. Vive de esa imagen. Le encanta que le aplaudan por la calle. Pero no tiene ningún hito militar digno de mención salvo la defensa de Madrid, que se puede argüir que no es suya. Además, Miaja juega a dos aguas y mantiene todas las posibilidades abiertas. Al final huye de una forma poco digna. Lo curioso es que Negrín le trata bien. Negrín es casi el único sin rencor y sin malicia. Trata bien a Rojo y a Miaja. Difícilmente encuentro críticas suyas a nadie. Salvo a Casado y Franco.

Julián Besteiro tampoco sale mejor de su obra. Para muchos fue un héroe, ejemplo de honradez y valentía. Frente a otros que huyeron, él decidió quedarse en España y ser fiel a sus ideales. De la lectura de su libro se desprende, sin embargo, que fue un arrogante que se creyó superior a todos sus contemporáneos.

Creo que el hecho que marca la buena imagen que le queda es su temprana muerte, sufrida y digna, en prisión. En algunas entrevistas he recibido comentarios soeces insultándome por haber criticado al santo laico que es Besteiro. Sin embargo, considero que Besteiro, como mínimo, es muy ingenuo. Su idea de que no iba a haber represalias y que Franco iba a establecer un régimen autoritario, pero no cruel; que los sindicatos existirían, pero más al estilo de los Trade Union británicos… te obliga a preguntarte: ¿Este señor no leía los periódicos? ¿No leía las declaraciones de Franco a la prensa internacional? ¿No había leído la publicación de la Ley de Responsabilidades Políticas? ¿No sabía nada de lo que contaban las decenas de miles de refugiados que llegaban de las zonas ocupadas? Lo mínimo que se puede decir es que es ingenuo, pero traspasa esa ingenuidad.

"Soy partidario de que el Valle de los Caídos sea un lugar de memoria. Si hace falta sacar a Franco es otro tema"

Aún así, la figura que más golpes recibe es la del coronel Casado.

Me parece muy interesante las decepciones que ofrece la figura de Casado. Cuando forma su Junta cuenta mentiras diferentes a cada grupo que le apoya. Miente de forma diferente a cada grupo y así es capaz de formar su Junta. Pero casi se engaña a sí mismo. Cuando gana esa mini guerra civil entre el 6 y el 12 de marzo piensa que está haciendo algo que le ensalzara a los ojos de Franco. Es más cree que él es un igual a Franco, pero lo único que hace es regalar a Franco la derrota de la República.

Pero, ¿Casado alucinaba y se inventó un gran futuro para él o de verdad Londres le dejó caer que él podía ser el próximo dirigente de España?

Por lo que dicen las cartas parece que se lo inventaba. No creo que viniera de Londres. En las cartas dice que está a disposición de Londres para cuando quieran, pero Londres nunca dice nada. Así que, creo que sí, que se lo inventaba.

Cambiando radicalmente de tema, le quiero preguntar por un tema de actualidad de esta semana en España. En el Congreso de los Diputados han debatido esta semana una Proposición No de Ley para “resignificar” el Valle de los Caídos y, entre otras cosas, sacar a Franco del propio Valle. El Partido Popular lo rechazó y en sus argumentaciones alegó que el Valle de los Caídos era un lugar “pacífico” y “sin ideología”.

(Risas) ¿Qué quieres que te diga? Evidentemente no es así. Yo soy partidario de que el Valle de los Caídos sea un lugar de memoria. Si hace falta sacar a Franco es otro tema. Se convierte en lugar de Memoria con letreros, folletos y guías que cuenten que aquel mausoleo era para Franco lo mismo que las pirámides para los faraones. El Valle de los Caídos, hoy día no es un lugar pacífico ni sin ideología. Es un monumento que hizo construir Franco con el trabajo esclavo de presos políticos republicanos. Respecto a si hay que sacar a Franco o no, diría que sacarlo de allí tampoco ayuda a la pacificación.

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