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Cristiano acaba por encima de Messi

El portugués marcó el gol de la final

LADISLAO JAVIER MOÑINO

No parecía el partido de Cristiano. Le habían fallado los controles. Ese gesto técnico que gana décimas de segundo para ejecutar el remate. Hasta que poco antes del ecuador de la prórroga se elevó con un salto prodigioso sobre Alves para conectar un cabezazo histórico. Un brinco pleno de potencia y direccionado hacia la escuadra derecha de Pinto de manera espectacular. No parecía su partido, pero acabó convertido en el héroe de la final.

Ese primer mal control que hizo le impidió rematar más centrado una invención de Özil en la frontal del área. Perdió el gol y fue consciente de su error técnico, que le obligó a disparar escorado y mal. Se lamentó Cristiano mesándose los cabellos, consciente de que había tenido parte de la final en esos primeros instantes. Tuvo otra oportunidad en una carrera larga al contragolpe. Su tiro cruzado y raso se lo sacó sin demasiadas dificultades. El último gesto que se le recordó al portugués hasta la prórroga fue un pase con el hombro que originó la jugada que Pepe acabó estrellando en el poste.

Messi empezó encerrado en la jaula que le había preparado Mourinho. La misma que le diseñó en el Bernabéu. Empezó frustrándose con eslalons individualistas. Se le crispó el rostro muy pronto al argentino cuando Pepe le rascó el tobillo. Incluso se metió de pleno en una tangana macarrónica en la que quiso llevar la voz cantante. Durante ese primer tiempo, Messi bajaba incluso hasta el centro del campo para recibir, pero no generó nada de peligro. Recordaba al Messi desesperado del Mundial de Suráfrica, intentando la jugada de Diego Maradona en México 86.

Si Cristiano desapareció hasta el tiempo extra, Messi emergió en el segundo tiempo. Lo rescató Guardiola para el partido sacándole del medio y escorándole a la derecha. Ahí apareció un futbolista más decisivo. Enganchó unas cuantas combinaciones y varios regates que le restañaron su jerarquía y su ascendencia sobre el partido. Le metió el miedo en el cuerpo al Madrid. Como Cristiano en el primer tiempo, tuvo una clara ocasión para marcar. Casillas le repelió un zurdazo raso. El Barça tenía ya el balón y Messi parecía Messi.

Cristiano estaba diluido. Sin tantos robos de balón como el primer tiempo por parte de sus compañeros, su actividad bajó mucho en frecuencia. Así que apareció ese futbolista de malas caras y aspavientos cada vez que consideraba que le habían entregado un balón en malas condiciones o simplemente no se lo pasaban. Apareció muy poco en el segundo tiempo. En una ocasión ratificó que no era su día en los controles. Adebayor le dejó sólo ante Pinto, y aunque se había señalado fuera de juego, su remate volvió a ser trastabillado por otro mal control. Por entonces ya arrancaba desde la derecha. Desde allí protagonizó en la prórroga otra contra similar a la del primer tiempo. Fue el aviso a ese vuelo vertical que al final le elevó por encima de Messi.

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