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Los socios del Barça eligen con dudas

El Camp Nou acoge hoy los comicios

NOELIA ROMÁN / RUT VILAR

La singularidad del Barcelona, en boga desde hace unos años por la espectacularidad de su fútbol, se define por gestos como el de hoy: miles de socios depositando un voto en una urna para elegir al hombre que dirigirá el destino de su club los próximos seis años. En un mundo dominado por las sociedades anónimas y por presidentes que hacen de sus clubes un sayo, el Barça mantiene la inveterada tradición, casi insólita, de conceder a los seguidores que pagan por serlo el derecho de decidir quién les representará al frente de la entidad.

De modo que, cada cuatro años seis en lo sucesivo, la parroquia azulgrana se reúne para celebrar su fiesta democrática y, de paso, intervenir decisivamente en el futuro de la entidad, un referente deportivo a escala mundial. Al festejo de hoy están convocados 118.665 socios los que tienen derecho a voto, los mismos a los que Sandro Rosell, Marc Ingla, Jaume Ferrer y Agustí Benedito, los cuatro candidatos, intentan convencer, desde hace semanas, de que cada uno de ellos es el aspirante más idóneo para gobernar el Barça que les deja Joan Laporta.

En la Liga, sólo Osasuna, Athletic, Barça y Madrid no son S. A. Deportivas

La herencia es un club triunfante, desacomplejado tras los siete años más exitosos de su historia, muy diferente al que Laporta se encontró en 2003, cuando la entidad era un auténtico solar, agujereado en todos sus flancos. La espectacular reconstrucción del club, el giro copernicano experimentado, es lo que tratan de capitalizar Ferrer, Ingla e incluso Rosell, el anticristo de Laporta, pues todos, en mayor o menor medida, lo protagonizaron como miembros de su junta. Benedito, compañero del aún presidente en el Elefant Blau, lo siguió de cerca desde las comisiones deportiva y social de la entidad.

Pero Benedito ha optado por presentarse como un outsider, condición que alimentó su inesperada conversión en candidato logró las firmas necesarias en el último momento y que ha matizado su evolución en la campaña electoral.

Como Nick Clegg en las recientes elecciones británicas, Benedito ha ido ampliando su espacio gracias a una oratoria convincente y un discurso no exento de cierto populismo que, según algunos sondeos, le han situado por delante de Ferrer, el delfín de Laporta, e incluso de Ingla, líder de un grupo que cuenta con otros tres ex vicepresidentes más.

La cuestión está en saber si el efecto le alcanzará, como pretende y proclama, para protagonizar un vuelco similar al de Laporta en 2003 entonces, el gran favorito era Lluís Bassat, o si, como en el caso de Clegg, la burbuja discursiva de Benedito se desinflará hoy en las urnas ante el trabajo de hormiga realizado por Rosell en los últimos años.

Es lo que pronostican sus rivales y lo que decidirán los socios, que también han asistido al a veces desesperado intento de socavar el favoritismo del dimitido vicepresidente que fichó a Ronaldinho, aunque Ingla y Ferrer no han salido del todo airosos de la batalla. Hoy, el socio decide.

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