Cerca de dos millones de hogares españoles han sufrido pobreza energética oculta severa en 2021. Además, en su esfuerzo por controlar la factura, un 14,3% de los ciudadanos reconoce no haber podido mantener su vivienda a temperatura adecuada en invierno. Son el doble que reconocieron haber hecho lo propio en 2019.

El último estudio de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas tilda estos datos como "preocupantes" y hace hincapié en que, de no haberse aplicado las medidas del Gobierno contra el alza de los precios de la energía, la pobreza energética oculta severa habría alcanzado a 200.000 hogares más.

En concreto, son 1,6 millones de personas más que en 2019 las que han afirmado no poder mantener el confort térmico en invierno en sus viviendas según el indicador de temperatura inadecuada, basado en la Encuesta de Condiciones de Vida que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza a 15.000 hogares y que recoge Efe.

Los autores del informe creen que "probablemente" entre las causas que explican estos datos se encuentra la borrasca Filomena, ya que el frío extremo que se instaló en la Península Ibérica en enero de 2021 "grabó en el subconsciente cuan frágiles son nuestras viviendas a eventos de esta naturaleza".

Por otro lado, los expertos suponen que esta tasa muestra lo que los indicadores oficiales basados en ingreso-gasto no alcanzan a reflejar: que las familias continuaron y ampliaron su dinámica de restringir la calefacción "por miedo a la factura" en un 2021 que fue, "por un lado, el año del comienzo del fin de la covid y, por otro, el año del inicio de la crisis de precios de la energía".

La pobreza energética oculta severa, disparada

Un hogar que sufre la pobreza energética es aquel que dedica menos de la mitad que la mediana nacional a sufragar estos costes. Además de en este indicador, el informe se fija también en el dato de pobreza energética oculta severa. Entre ambos datos los expertos observan una discrepancia muy notable. Así, mientras el primero ha bajado del 11,2% de 2020 al 10,1%, el segundo se ha disparado desde el 4,8% al 10,3%, alineándose con los resultados del indicador de temperatura inadecuada.

El estudio también reconoce mejorías en varios indicadores, como el de gasto desproporcionado, que identifica al conjunto de hogares que dedican un porcentaje muy elevado de su renta a cubrir las necesidades energéticas de la vivienda. De acuerdo con el informe, éste disminuyó del 16,1% de 2020 al 15,2%, con lo que volvió a niveles de 2019. 

Mientras, aunque el gasto en energía creció en 2021, también lo hicieron los ingresos de los hogares, muchos de los cuales se habían visto afectados en 2020 por los ceses de actividad y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) derivados de la crisis sanitaria. Sin embargo, el indicador de retraso en pagos se mantuvo prácticamente constante después del notable empeoramiento experimentado un año antes, y pasó del 9,6% al 9,5%, que representa a unos 4,5 millones de personas.