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Absuelto el sevillano preso en Bolivia

RAÚL BOCANEGRA

Su madre le dijo que se pusiera el pasaporte en la boca y se viniera “sin nada”, no fuera alguien a meterle algo en la maleta. Javier Villanueva, el sevillano absuelto en Bolivia del asesinato de la fiscal Mónica von Borries tras un largo y polémico proceso, llegó ayer en AVE a Sevilla. Pudo abrazar, cuatro años después de que comenzase su calvario en el país andino, a su abuela Carmen, de 90 años, y deshacerse en elogios a su familia –que jugó un papel clave para este final feliz– y al Gobierno, “decisivo” para su vuelta a España.

Villanueva llegó a Madrid procedente de Lima (Perú), a donde le llevó un avión desde Santa Cruz (Bolivia). Junto a su padre, el cirujano Francisco Villanueva, estuvo con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y luego, en el programa de Ana Rosa Quintana, antes de viajar a Sevilla, a su casa. Villanueva dijo ayer que sus abogados trabajan para demandar a la fiscalía por el sufrimiento causado.

Torturado en la cárcel

La odisea de Javier Villanueva, que regentaba un famoso restaurante en Santa Cruz, el Diablos Sport Bar, comenzó el 28 de abril de 2004, cuando fue detenido y acusado de haber participado en la muerte con coche bomba de la fiscal Von Borries. Se le vinculaba también a una banda criminal dirigida por el italiano Marco Marino Diodato, condenado por narcotráfico, principal sospechoso del asesinato y aún huido de la justicia.

El sevillano estuvo 18 meses encarcelado en el penal de Palmasola, en Santa Cruz (una de las cárceles más peligrosas del cono Sur y muy masificada), sin que se celebrase un juicio y fue sometido a torturas (descargas eléctricas, asfixia, golpes y amenazas), según su familia y el defensor del pueblo boliviano.

Y apareció la DEA

La DEA –la agencia antidroga de EEUU–, que participó en la detención, trató de que Villanueva se inculpase y contase lo que supuestamente sabía de Diodato. Él y su familia se negaron y mantuvieron que era inocente. Se enfrentaba a una pena de 30 años de cárcel, pero fue absuelto el 13 de marzo de 2007. No se encontró prueba que le vinculase con el brutal asesinato de Von Borries. Sin embargo, no pudo salir del país hasta ahora porque sobre él pesaba una orden de arraigo, que se lo impedía. Ni la DEA ni la Fiscalía querían soltarlo.

“Este país no me ha hecho nada. Su gente me ha tratado de manera formidable y me ha deseado lo mejor, de corazón. A mí los que me hicieron esto fueron unos cuantos que manejan un sistema muy corrupto y retrógrado”, dijo ayer Villanueva. Su madre abundó en esta tesis: “Ahora lo podemos decir. La DEA estaba muy metida en esto”.

¿Y ahora qué? Ahora “a pasear mucho” y a enseñar Sevilla a su novia Carola, boliviana. “Y a empezar de cero”. Ya le hubiera gustado a un guionista de Hollywood este material para un final feliz.

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