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El PSOE andaluz afronta su primera campaña cuesta arriba

Los socialistas, asediados por los ERE y la crisis, se exponen a una derrota inédita a un año de las autonómicas

ÁNGEL MUNÁRRIZ

En la pasada Convención Municipal del PSOE, celebrada en Sevilla en febrero, a José Antonio Griñán le preguntaron por sus expectativas para el 22-M. No era una pregunta comprometedora. Ni siquiera se la hacía un periodista, sino la televisión del PSOE en una entrevista de mentirijilla. El secretario general del PSOE andaluz y presidente de la Junta respondió que el objetivo era ganar, claro. Y luego explicó que ganar era gobernar en más ayuntamientos y sacar más concejales. Parecía que no había dicho nada raro, pero varios periodistas enarcaron las cejas. No, eso no sería ganar, eso se da por hecho. Ganar es sacar más votos. En otras ocasiones nadie hubiera prestado atención al matiz. La victoria del puño y la rosa en unas elecciones en Andalucía no era discutible. El PSOE ganaba y punto. Pero esta vez no está claro. La campaña comenzó ayer a medianoche y por primera vez en la democracia nacida de la transición el PSOE, con las encuestas en contra y asediado por la corrupción, se expone a no ser el partido que recoja más papeletas en las urnas andaluzas.

Debido a su amplio dominio en los pequeños pueblos del interior, los 1.555.885 votos socialistas (40,65%) le otorgaron en las locales de 2007 una clara victoria en concejales y alcaldías. Obtuvieron 4.394 ediles y fueron los más votados en 501 de los 770 municipios. El PP cosechó 1.228.269 votos (32,09%), que le aportaron sólo 2.375 concejales y lo convirtieron en el partido más votado en únicamente 138 plazas. Con estos antecedentes, una derrota en concejales y alcaldías sería inasumible para el PSOE.

La ventaja del PSOE en 2007 fue de 8,5 puntos y 327.616 papeletas

 Pero el partido que dirige Javier Arenas sí aspira, y esta vez no es nada descabellado, a remontar sus 8,56 puntos de desventaja en 2007. Esa sería una gran victoria a un año del premio gordo: las autonómicas de 2012, que auguran a Arenas una mayoría absoluta en su cuarto intento. El otro triunfo que busca el PP el 22-M es colocar alcaldes en las ocho capitales de provincia de la región. Ya gobierna en todas menos en tres, Sevilla, Córdoba y Jaén, donde también gana pero pactan PSOE e IU.

El apretado escenario para el PSOE no podría entenderse sin dos claves. Una, la crisis y el millón de parados. Dos, la corrupción. Los ERE fraudulentos están castigando al PSOE sin clemencia y previsiblemente seguirán haciéndolo hasta las autonómicas y más allá. El PP mantiene una estrategia de acoso y no da tregua ni a Griñán, ni al ex presidente Manuel Chaves, ni a los dirigentes andaluces del PSOE. El 22-M apuntará si es un camino fiable hacia San Telmo.

Arenas presenta las elecciones como una posta en su camino a San TelmoDe momento la victoria del PP con mayoría absoluta se da por segura en Cádiz (Teófila Martínez), Almería (Luis Rogelio Rodríguez Comendador) y Granada (José Torres Hurtado) y por más que probable en Málaga (Francisco de la Torre). Las aspiraciones más realistas del PSOE están en mantener sus coaliciones en Sevilla y Jaén y en que la presidenta de la Diputación de Huelva, Petronila Guerrero, su apuesta más sólida desde la oposición, deshaga la hegemonía del PP.

Un dato evidencia que la iniciativa en las ciudades es del PP. Mientras los conservadores repiten candidato en todas las capitales salvo Jaén, precisamente es la alcaldesa de esta ciudad, Carmen Peñalver, la única que repite por el PSOE.

En cuanto a IU, un desafío eclipsa al resto: mantener a Andrés Ocaña como alcalde de Córdoba, su única capital en España, y enterrar así la traumática salida de Rosa Aguilar. El ya extraparlamentario Partido Andalucista tratará de aferrarse a sus medio millar de ediles para seguir a flote hasta el órdago de 2012.

En el PSOE hay voces que admiten que una derrota en votos o la pérdida de todas las capitales más Jerez (Cádiz, 208.896 habitantes) amenazarían la estabilidad del partido y abrirían el debate sobre el liderazgo de Griñán, que aún no ha pasado por las urnas. El portazo del histórico Luis Pizarro todavía resuena.

El PP plantea la campaña como un plebiscito sobre Zapatero y Griñán. El 22-M es “un termómetro del cambio”, declaró este jueves Antonio Sanz, número dos del PP. Su homóloga en el PSOE, Susana Díaz, insistió en su discurso municipalista y, en medio del ruido y la furia que acompañan a una campaña que apenas deja noticia de propuestas, dijo que su pretensión es jugar “limpio”. Por su parte, Diego Valderas (IU) abundó en su mensaje de alternativa a un bipartidismo estancado en el “y tú más” y denunció el “secuestro” de la voz de la izquierda.

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