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El ralentí de la UE siembra inquietud en el Gobierno

Zapatero intenta relanzar hoy con la Comisión el programa previsto para el semestre español

GONZALO LÓPEZ ALBA

'Comprendemos que no es responsabilidad de la Comisión Europea haber empezado su gestión más tarde de lo previsto, pero le pedimos que acelere su gestión'. Esta declaración gubernamental revela la preocupación por el retraso en el desarrollo del programa presentado para el semestre de la presidencia de turno de la Unión Europea.

Tal inquietud será el mensaje fundamental que este martes trasladará José Luis Rodríguez Zapatero al presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, a partir de la premisa: 'si no nos ayudan, no hay quien saque las iniciativas'.

El presidente busca la complicidad de Barroso para acelerar decisiones

El retraso acumulado es de un mes y medio. La reunión de coordinación que el Consejo de Ministros de Zapatero celebrará hoy en Madrid con la Comisión Europea tendría que haberse producido el 8 de enero, pero no fue posible porque todavía no se había cerrado su composición. A este retraso se añade el contratiempo derivado de que todos los comisarios son nuevos: unos porque se han incorporado por primera vez y otros porque han cambiado de responsabilidad.

Desde la Comisión, su portavoz, Pia Ahrenkilde, sostuvo el lunes que este órgano 'no ha perdido nada de tiempo a la hora de empezar a trabajar' y aseguró que preparará 'muy rápidamente' su programa de trabajo, según informa Europa Press. Pero el retraso es, por las razones señaladas, un hecho objetivo.

Muchos de los asuntos planteados por el Gobierno español como prioridad para el semestre precisan de un documento, una comunicación o una iniciativa legislativa de la Comisión. Analizar aquellas iniciativas que no se han podido presentar por este motivo es, para el Ejecutivo español, la prioridad de la reunión que tendrá lugar en el Palacio del Pardo.

También preocupa el retraso en el despliegue del servicio exterior europeo, en la medida en que la puesta en marcha de los nuevos mecanismos institucionales creados por el Tratado de Lisboa es otra de las prioridades de la presidencia española. Sin el despliegue de ese servicio, el refuerzo de la Alta Representante para la Política Exterior quedará en 'papel mojado'.

La Comisión Europea arrastra un retraso de mes y medio

A todo ello se suma la cancelación de la cumbre con Estados Unidos , que supuso un jarro de agua fría para el Gobierno español. La cumbre, que definitivamente ya no se celebrará en este semestre, estaba prevista para el mes de mayo en Madrid y hubiera sido la oportunidad de que Zapatero apareciera como anfitrión de Barack Obama. Ahora, en este capítulo de las relaciones con terceros, la máxima preocupación se centra en los preparativos de la cumbre con América Latina. Y en la cumbre euromediterránea, prevista para junio, que está a expensas de que se desatasque el proceso de paz entre Israel y Palestina.

Con todo, el principal interés de Zapatero es acelerar el diseño de la nueva estrategia de crecimiento y empleo. Está previsto que la Comisión presente una comunicación el 3 de marzo, pero de este paso al texto definitivo que se tendría que aprobar por el Consejo Europeo de junio 'queda mucho trabajo por hacer', según reconocen fuentes gubernamentales. Al menos las 'líneas generales' deberían estar acordadas para el Consejo Europeo de primavera, que se celebrará en marzo, según desea el Gobierno español.

Tampoco se ha avanzado en la definición de la posición a defender en la reunión de México sobre el cambio climático, con lo que existe el riesgo de que se reproduzca el fracaso de Copenhague. En el Consejo informal convocado el pasado día 11 por Van Rompuy, se cayó del orden del día.

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