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¿Para qué sirven las paradojas y cuáles son las más conocidas?

Ya sea que te interese la psicología o que seas un apasionado de la filosofía, las paradojas seguro que son objeto de tu interés. Y es que esos hechos en los que no resulta fácil hallar una solución razonable o una explicación lógica suelen provocar que demos tantas vueltas a la cabeza que terminemos tan fascinados como desconcertados.

Pero hay más detrás de estos temas. Abordamos hoy para qué sirven las paradojas y de paso te contamos cuáles son las más populares. Seguro que conoces alguna de ellas.

Qué son las paradojas

Flechas
Flechas en sentidos opuestos/Foto: Unsplash

Se denominan paradojas a aquellas proposiciones o ideas que son contrarias a la lógica. De tal manera, una paradoja expone una situación que se nos antoja imposible, con una o varias contradicciones, por lo que provoca que nuestra cabeza empiece a darle vueltas para intentar hallarle una solución.

Como consecuencia, las paradojas sirven para ejercitar nuestra mente, utilizar el sentido común y ayudarnos a razonar para descubrir los distintos escenarios posibles ante un mismo hecho. Así, incrementan nuestro espíritu crítico y contribuyen a que comprendamos la complejidad de la realidad que nos rodea y que no todo es tan simple como pueda parecer a simple vista.

Por ese motivo, las paradojas siempre han estado relacionadas con la lógica, integrando parte destacada de esta rama filosófica. Y, de igual modo, es posible encontrar paradojas en todos los campos del saber humano. Los razonamientos paradójicos han contribuido a su vez a avances científicos.

Paradoja del mentiroso

Una de las paradojas más frecuentes es la paradoja de Epiménides, también conocida como la paradoja del mentiroso. El filósofo griego habría afirmado: Todos los cretenses son mentirosos. Pero él también lo era, así que la oración era mentira, aunque si dice la verdad, no todos los cretenses serían mentirosos, porque él no lo sería.

Una variable a esta paradoja es la declaración: esta frase es falsa. Se trata de un tipo de paradoja denominado antinomia, puesto que el razonamiento es correcto pero el resultado lo contradice. Así pues, si esa frase es falsa, no es verdad tal aseveración. Por el contrario, si la frase es falsa, es falso que lo sea, porque la frase estaría exponiendo una verdad.

¿Fue antes el huevo o la gallina?

Huevos
Fuente con huevos/Foto: Unsplash

Las paradojas del tipo condicional, es decir, las que se sustentan en una condición que se intenta resolver pero que, cuanto más se profundiza en la idea, más imposible es, constituyen algunas de las más populares. Entre ellas destaca esa pregunta que seguro que has oído en más de una ocasión: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?

Si razonamos que primero fue la gallina, hemos de ser conscientes de que esta ha tenido que salir de un huevo, por lo que primero sería el huevo. Pero está claro que si el primero es un huevo, el huevo ha salido de una gallina. Nos encontramos así ante un claro ejemplo de la pescadilla que se muerde la cola. No obstante, hay filósofos que intentaron dar respuesta a esta pregunta, como Aristóteles, que afirmaba que primero había sido la gallina.

El gato de Schrödinger

Gato en paradojas
Gato dentro de una caja/Foto: Unsplash

Aunque si hay una paradoja especialmente famosa es la del gato de Schrödinger. Este hombre era un físico austríaco que intentó explicar cómo funciona la física cuántica a través de esta paradoja. La exposición para ello es simple.

Imaginemos una caja opaca en la que se introduce una botella con gas venenoso junto a un dispositivo con elementos radioactivos y venenosos que tiene el 50% de probabilidades de desintegrarse en determinado tiempo. En esa caja metemos entonces al gato. Ante esta situación, si el dispositivo se desintegra, provocará que el veneno se libere y muera el felino. Así que, una vez que pase cierto tiempo, ¿el gato está muerto o está vivo?

Para saberlo, tendríamos que abrir la caja, pero entonces estaríamos provocando el desenlace. Por el contrario, mientras el gato está en el interior, no sabemos si está vivo o muerto. Es nuestra intervención como espectadores lo que provoca el cambio.


Paradoja del abuelo

Reloj
Reloj/Foto: Unsplash

Por último, no podemos olvidar la paradoja del abuelo, que seguro que has oído muchas veces si eres aficionado a la ciencia ficción, pues se recurre con frecuencia a ella. Y es que esta paradoja hace referencia a los viajes en el tiempo.

La situación es la siguiente. Si viajas en el tiempo hacia el pasado, te encuentras con tu abuelo y lo matas, es evidente que tu padre no habría nacido nunca, así que tú tampoco. Pero, entonces, ¿cómo es posible que hayas viajado en el tiempo si ni siquiera tendrías que haber nacido? Puedes darle vueltas muchas veces, pero nunca hallarás la solución; más aún si tenemos en cuenta que las leyes de la física aseguran que no son posibles los viajes en el tiempo.



3 Comments

  1. La paradoja de la gallina y el huevo no es tal. Fue primero el huevo:
    El animal que puso el huevo del que salió la primera gallina no era, técnicamente, una gallina, sinó una especie antecesora.

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