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Qué es y por qué surge el Movimiento ‘4B’

No al matrimonio heterosexual, no al parto y la crianza de los hijos, no a las citas con hombres y no a las relaciones heterosexuales. Cuatro negativas tajantes que definen el radicalismo contracultural del movimiento 4B en Corea del Sur que se ha convertido en una rebelión que desconcierta e inquieta a buena parte de la sociedad del país oriental. 

La violencia de género, el acoso sexual, los elevados costes de acceder a una vivienda, la brecha salarial, la tradición cultural machista y la crisis de natalidad son algunas de las causas que han llevado a diversos grupos de mujeres, generalmente jóvenes, a organizarse de manera autónoma para buscar “lugares seguros sin hombres” y rechazar la maternidad.  

El Movimiento 4B y la huelga de natalidad: ¿una Corea del Sur sin niños? 

Una pareja coreana - Fuente: Unsplash
Una pareja coreana – Fuente: Unsplash

Corea del Sur tiene la tasa de natalidad más baja del mundo lo que trae consigo, como hemos escuchado también a este lado del mundo, problemas para sostener las pensiones, crisis presupuestarias gubernamentales y hasta dificultades para la defensa nacional, aspecto muy delicado en Corea del Sur. 

Pese a que los problemas de una población demasiado baja admiten diferentes lecturas como muestra este informe del UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), la baja tasa de natalidad en Corea del Sur deriva también de un escenario muy particular tanto a nivel económico como social e histórico.

Mientras diversos expertos abogan por “invertir muchos más recursos en el cuidado infantil, ampliar las oportunidades laborales para los adultos jóvenes, hacer que la vivienda sea más accesible y fomentar la inmigración”, muchas mujeres jóvenes se han organizado para responder a esa baja natalidad con un discurso radical que embiste contra el machismo de la tradición cultural coreana que, en diversos aspectos, ahoga a las mujeres en un mar de violencia, estereotipos e imposiciones. 

‘No somos máquinas de hacer bebés’ 

Jóvenes coreanas - Fuente: Pixabay
Jóvenes coreanas con vestidos tradicionales – Fuente: Pixabay

En diciembre de 2016, cuando la tasa de natalidad era del 1,2 —ahora está en 0,78— el gobierno publicó online un Mapa Nacional de Nacimientos que mostraba a las mujeres en edad reproductiva, muchas mujeres se indignaron por ser señaladas como “ganado”.  

El hecho de que un gobierno lanzara una iniciativa así sin preguntarse, primero, por qué las mujeres decidían no tener niños o por qué la juventud surcoreana en general consideraba la mejor opción continuar con sus vidas sin descendencia, fue la gota que colmó el vaso: diversos grupos de mujeres comenzaron a entrar en contacto usando las redes sociales dando forma a lo que sería el futuro Movimiento 4B nacido oficialmente en 2019. 

Como señala este artículo firmado por Hawon Jung, especialista en el movimiento, la huelga de natalidad fomentada por las 4B que ahondó en la baja natalidad surcoreana es una “venganza de las mujeres contra una sociedad que nos impone unas cargas imposibles y que no nos respeta”. 

Así pues, buena parte del movimiento rechaza la natalidad como acto de rebeldía frente a una situación socioeconómica que afecta especialmente a las mujeres jóvenes del país y que, en este sentido, al menos desde un punto de vista estrictamente económico, no es tan diferente del que vivimos en Europa occidental: “sin dinero y sin respeto, sin seguridad y sin justicia, ¿cómo vamos a tener niños?”.  

El Movimiento 4B contra el ‘insecto masculino coreano’ 

Joven coreana - Fuente: Depositphotos
Joven coreana en Seúl – Fuente: Depositphotos

La otra faceta radical del Movimiento 4B es su rechazo, incluso desprecio, a los hombres, hasta el punto de que no solo se aboga por el rechazo de las relaciones heterosexuales, sino de cualquier tipo de vinculación con un hombre tal y como señala este interesante artículo de The Cut.  

Lo más importante es la ausencia de hombres”, dice una de las jóvenes participantes del movimiento 4B, “cuando me refiero a un ‘lugar seguro’, me refiero a un lugar sin hombres”.

Pero para entender esta postura hay que tener en cuenta diversos datos que sitúan a la sociedad surcoreana como una de las más machistas entre los países desarrollados. En este sentido, una encuesta realizada por el Ministerio de Igualdad de Género y Familia en 2016 encontró que la incidencia de violencia de género era del 41,5% superando la media mundial que se sitúa (todavía) en el 30%.  


‘Mi vida no es tu porno’ 

Jóvenes coreanas - Fuente: Pixabay
Jóvenes coreanas – Fuente: Pixabay

Por otro lado, no hay que olvidar la cultura pornográfica que deriva en acoso sexual en países como Corea del Sur o Japón con tendencias como la pornografía de venganza, el upskirt y las cámaras ocultas contra las que el movimiento se organizó en diversas ocasiones.   

Así mismo, también hay que contar con el peso de la presión estética sobre las mujeres: Corea del Sur es uno de los países del mundo con mayor gasto en productos cosméticos. Como reacción contra la imposición de estos imposibles ideales de belleza, muchas seguidoras del movimiento se afeitaron la cabeza y dejaron de usar maquillaje.  

Pero, a pesar de todo ello, el presidente Yoon Suk-yeol alcanzó el poder en mayo de 2022, entre otras cosas, gracias a su discurso antifeminista señalando que el feminismo tenía la culpa de impedir las “relaciones sanas” entre hombres y mujeres.  

Así las cosas, la conflictividad social en Corea del Sur es cada vez más profunda como muestran estudios que ya analizan desde un punto de vista sociológico el Movimiento 4B. Y es que este movimiento, según los investigadores, no sólo supone críticas al giro pronatalista en la política estatal y protestas contra él, sino también diversas formas de debates y prácticas de autoayuda que están explícitamente orientadas hacia el futuro individual de las mujeres. 

Y es que, como señala Hawon Jung en su artículo en New York Times, para motivar a las coreanas para para que vuelvan a considerar casarse y tener hijos hay que empezar a infundir capacidad de acción e igualdad en cada aspecto de sus vidas. 



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