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Cae un jefe de Scotland Yard por mostrar un papel secreto

La Policía británica se ve obligada a adelantar una gran redada antiterrorista

DANIEL DEL PINO

Un folio blanco con la palabra 'confidencial' en el encabezado y unas cuantas cámaras fotográficas acabaron el jueves con la carrera de Bob Quick, el jefe del departamento antiterrorista de Scotland Yard, en un desliz que pasará a la historia como uno de los momentos más comprometidos de la organización.

A su llegada el miércoles a la sede del Gobierno en Londres para atar los últimos flecos de una redada a gran escala contra supuestos miembros de Al Qaeda, Quick fue fotografiado con unos documentos en la mano que describían con todo lujo de detalles las operaciones.

Quick, responsable de antiterrorismo, fue fotografiado con el informe a la vista

El Ejecutivo se enteró de la existencia de las imágenes y prohibió a los medios su publicación. La Policía, que tenía previsto actuar durante la madrugada, tuvo que adelantar todos los planes a las cinco de la tarde de ese mismo día y llevar a cabo la redada a plena luz del día. Doce personas fueron detenidas en tres ciudades distintas, acusadas de planear un atentado inminente en suelo británico.

Ajenos a la aparente importancia de la actuación policial, todos los focos se concentraron durante la mañana de ayer en Bob Quick y su inexplicable descuido. El ya ex jefe del departamento antiterrorista de Scotland Yard presentó su dimisión a través de un comunicado en el que se decía arrepentido de 'haber cometido un error que pudo poner en peligro la seguridad nacional'.

Su salida se pactó en la noche anterior tras una reunión con la ministra de Interior, Jacqui Smith, y el jefe de la Policía Metropolitana de Londres, Sir Paul Stephenson. Su sustituto lo anunció el peculiar alcalde de la capital británica, Boris Johnson, en un canal de televisión antes incluso de que la Policía comunicara la decisión.

Londres detiene a doce paquistaníes acusados de tener lazos con Al Qaeda

El elegido es John Yates, un hombre de 50 años que lleva casi media vida en el cuerpo y que ha servido de apagafuegos en los últimos tiempos cada vez que la opinión pública se ha abalanzado contra Scotland Yard por sus errores o excesos.

Y mientras los analistas decidían si Quick había tomado la decisión apropiada, las autoridades empezaron a enviar señales de la seriedad de la operación y la vinculación de los detenidos con las redes de Al Qaeda en la frontera de Pakistán que tan de cabeza traen a las tropas de la OTAN.

Las doce personas fueron arrestadas en Manchester, Liverpool y Clitheroe. Entre ellos hay once paquistaníes. Diez de los arrestados estaban en Reino Unido con visado de estudiantes. La otra persona bajo custodia es británica. Ayer pasaron un primer interrogatorio y, de acuerdo con la ley antiterrorista británica, pueden seguir retenidos durante 27 días hasta que se decida si hay pruebas contra ellos.

Dardo a Zardari

El primer ministro británico, Gordon Brown, resaltó el hecho de que los detenidos fueran paquistaníes y lanzó un dardo envenenado al presidente Asif Ali Zardari.

Como ya hiciera hace quince días en un artículo publicado en el dominical The Observer, Brown habló de las 'evidencias cada vez mayores' de que los terroristas que se forman en el cinturón tribal fronterizo con Afganistán planean atentar en Reino Unido. 'Hablaré de nuevo con Zardari', concluyó.

Por su parte, el jefe de la Policía de Manchester, Peter Fahy, confirmó que las operaciones seguirán abiertas durante el Viernes Santo. 'Estamos siempre expuestos a la amenaza terrorista y en este caso decidimos que por los indicios que teníamos había que actuar ya', dijo.

Algunos medios apuntaban el jueves por la tarde a la posibilidad de un atentado en alguna discoteca de Manchester o en un centro comercial de Old Trafford, pero Fahy dijo que eso eran 'sólo especulaciones'.

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