Público
Público

Violencia antirracista en Berna

Grupos violentos de izquierda revientan un acto del partido xenófobo SVP, el mayor de Suiza

THILO SCHÄFER

Barricadas en llamas, gas lacrimógeno, cañones de agua a presión, botellazos por doquier y una batalla campal que se saldó con 42 manifestantes detenidos y 17 agentes de policía heridos. No es la situación que uno esperaría encontrarse al ir de compras por el casco histórico de Berna un sábado por la tarde.

En Suiza reinaba ayer la consternación por los graves disturbios que se produjeron el sábado entre manifestantes de izquierda, la policía y seguidores del Partido Popular Suizo (SVP). Varios grupos políticos de izquierda pretendían sabotear un acto festivo convocado por el SVP en la capital suiza, en protesta por el rumbo racista del partido más votado de Suiza.

Poco antes de comenzar el mitin, unas decenas de militantes camuflados destrozaron el podio y los puestos de comida que el SVP había montado para los 10.000 asistentes que se esperaban. Las escenas de violencia callejera que siguieron han conmovido al tranquilo país alpino.

Mensajes xenófobos

A dos semanas de las elecciones parlamentarias del 21 de octubre, el ambiente se ha calentado al máximo en la Confederación Helvética. En el centro de la batalla está la campaña de los populares contra la inmigración que ha adquirido en varias ocasiones evidentes rasgos xenófobos.

El SVP alega que Suiza ya no soporta más inmigración y culpa a los extranjeros de elevar las tasas de criminalidad y de abusar del estado de bienestar. Uno de cada cinco habitantes en Suiza es de origen extranjero, una de las tasas más altas del mundo.

Los populares con su líder indiscutible, el multimillonario Christoph Blocher, alimentan el miedo entre parte de los siete millones de habitantes por la creciente influencia de culturas ajenas. Así, por ejemplo, propusieron prohibir la construcción de alminares en la mezquitas.

En un tristemente famoso cartel de propaganda se ven tres ovejas de lana blanca que echan del mapa suizo a una oveja negra a patadas. 'Creando seguridad: Iniciativa popular para la expulsión de extranjeros criminales' reza el eslogan de la campaña.

El discurso racista del SVP le ha dado buenos resultados. En las últimas elecciones parlamentarias en 2003 la formación de Blocher fue el partido más votado con el 28% de los votos. Desde entonces el SVP tiene dos representantes en el Consejo Federal, el Ejecutivo de Suiza. Según la convención, los cuatro principales partidos se reparten las siete carteras del Consejo.

El SVP ahora responzabiliza a las otras formaciones, sobre todo los socialdemócratas y los verdes, de haber fomentado la inmigración con leyes demasiado laxas. Los defensores de la patria de Blocher siguen a la cabeza de los sondeos con un apoyo alrededor del 25%.

La cruzada contra los extranjeros que persigue Blocher ha empezado a dañar la imagen de Suiza, que siempre se ha preciado de ser un modelo de convivencia. Por algo está formado por cuatro grupos lingüístico (alemán, francés, italiano y retroromance).

La prensa internacional se ha interesado por los tonos racistas en el debate político -el británico The Independent preguntó hace poco en su portada si Suiza se había convertido en 'el corazón oscuro de Europa'. Pero lo que más hirió fueron las críticas de Doudou Diène, el enviado de Naciones Unidas para el racismo y la xenofóbia. Este diplomático senegalés denunció el racismo en Suiza. Para colmo lo hizo en la asamblea de la ONU en Ginebra, la sede suiza de Naciones Unidas.

'No queda bien que alguién de otro país venga a Suiza para decirnos cómo deberíamos hacer las cosas', comentó el SVP que además recordó que Diène venía de un país que, según ellos, no era un ejemplo de democracia y respeto por los derechos humanos.

'Fascismo de izquierdas'

En Suiza temen ahora que los disturbios del sábado en Berna podrían ser un regalo inesperado para el SVP. Los populares no tardaron en hacerse las víctimas. 'El pueblo se da cuenta de que la violencia del fascismo de izquierdas puede triunfar sobre nuestras libertades civiles', comentó el SVP en un comunicado.

Los demás partidos también condenaron los actos vandálicos y algunos de los grupos que habían convocado la contramanifestación se desmarcaron de los violentos.

Pero la presidenta federal, Micheline Calmy-Rey, echó parte de la culpa al SVP. 'Las acusaciones y provocaciones en la política actual dejan huellas. Hay que dejar de jugar con el miedo de la gente, sólo para ganar un puñado de votos', dijo la jefa del Estado.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional