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"Todos los cuchillos son del mismo modelo, el que usan los israelíes, y que no se vende en Hebrón"

La población palestina de la mayor ciudad de Cisjordania denuncia que son los colonos y el Ejercito israelí los causantes de la violencia, que luego achacan a los árabes. Es en Hebrón donde la resistencia contra la ocupación ha adquirido tintes más dramáticos: más de una treintena de jóvenes han muerto en la zona en el último mes.

La Policía fronteriza israelí vigila a los asistentes a una mezquita de Hebrón durante el rezo de este viernes. REUTERS/Mussa Qawasma

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

HEBRÓN (CISJORDANIA).- En el centro de Hebrón hay 500 tiendas clausuradas. En sus calles hay 102 controles militares y en el distrito de Hebrón 270 controles. La Mezquita de Abraham, donde según la tradición está enterrado el patriarca de los monoteísmos -que con toda seguridad no existió y es un personaje legendario-, es el único lugar santo del planeta que ha sido dividido.

Desde el 1 de octubre en el distrito de Hebrón han muerto 31 palestinos y un colono israelí. El número de heridos palestinos supera los 700. En la zona hay 34 asentamientos judíos, siendo el mayor el de Kiryat Arba, con unos 8.000 habitantes. Otros 450 colonos aproximadamente residen en la fortaleza que el ejército ha establecido en el centro de la ciudad, y que ha traído consigo el cierre de algunas de las calles principales para la población palestina.

El número de controles militares se ha ampliado significativamente desde hace un mes. No en vano, Hebrón ha sido el centro de las protestas contra la ocupación que estallaron cuando la Jerusalén palestina dijo basta a las maniobras invasivas de Israel en la Mezquita al Aqsa.

El único israelí muerto en Hebrón fue arrollado por un vehículo palestino. Según algunos testigos, y según un periodista de Reuters que estaba allí, el colono había estado rompiendo lunas de coches palestinos y se disponía a subir a su propio vehículo mal aparcado cuando fue embestido. El Ejército dijo que había sido un accidente y no un atropello deliberado, de manera que desde el inicio de la revuelta no ha muerto violentamente ningún israelí en la zona.

“Los cuchillos que aparecen en las fotografías son cuchillos de los que usan los colonos, israelíes, todos del mismo modelo, que no se venden en Hebrón”

“Israel se ha marcado el objetivo de judaizar Hebrón y todo lo que hace va en esa dirección”, explica el gobernador de Hebrón, Kamel Hmaid. “Es un proceso que se inició inmediatamente después de la guerra de 1967 y que nunca se ha detenido. Lo que hemos estado viendo en estos últimos días es sencillamente la continuación del proceso”.

Como sus convecinos, Hmaid sostiene que los intentos de apuñalamiento de soldados destinados en la ciudad son en realidad un invento. “Si se fija en los cuchillos que aparecen en las fotografías, son cuchillos de los que usan los colonos, son cuchillos israelíes, todos del mismo modelo, que no se venden en los comercios de Hebrón, cuchillos que nunca han usado los palestinos”.

Con 800.000 habitantes, Hebrón es la ciudad más populosa de Cisjordania, y también su mayor centro económico, donde hay más industria. Sin embargo, los controles militares limitan sensiblemente el desarrollo comercial de la ciudad, y según el gobernador, esto se hace deliberadamente para ahogar la economía local.

"La violencia está siendo orquestada por Israel"

“Todas las noches los colonos atacan las viviendas palestinas del centro de Hebrón. La única manera de desplazarse por sus calles es hacerlo en grupo. La gente tiene miedo. Está claro que los colonos, protegidos por los soldados, quieren expulsar a los palestinos que todavía no se han marchado”, comenta Hmaid. “El Tribunal Supremo de Israel dictaminó que el cierre del centro de Hebrón es ilegal, pero el Ejército incluso desobedece a los tribunales israelíes”.

"Los colonos, protegidos por los soldados, quieren expulsar a los palestinos que todavía no se han marchado. El Ejército incluso desobedece a los tribunales israelíes"

“Hemos pedido al Ejército que se investiguen las muertes de los palestinos y los ataques contra los colonos. Queremos que haya una investigación conjunta e imparcial, pero las autoridades israelíes rechazan la propuesta. En Hebrón todos creen que la violencia está siendo orquestada por Israel. Como gobernador, me embarga un sentimiento de impotencia”, explica Hmaid.

“El hecho de que la Mezquita de Abraham haya sido dividida físicamente entre dos religiones es muy elocuente. Es el único lugar del mundo donde esto ocurre. La Mezquita fue antes una iglesia pero nunca ha sido una sinagoga, y su división muestra que estamos ante una nueva modalidad de guerra que es religiosa, y que no solo se da aquí en Hebrón sino en otros lugares santos de Cisjordania”, dice el gobernador.

Farid al Atrash, director de la Organización Independiente de Derechos Humanos con base en Hebrón, insiste en que la inmensa mayoría de los 31 palestinos muertos no portaban ningún cuchillo ni ningún arma. “Simplemente les parecieron sospechosos a los soldados, que en gran parte son a su vez colonos de los más radicales y religiosos, y los mataron a sangre fría”, dice.

“Los soldados se limitan a completar lo que hacen los colonos, y al revés; todos actúan de mutua conformidad”

Según el alcalde de Hebrón, Dawud Zaatari, nada de lo que está ocurriendo estos días es fortuito ni sorprende a los palestinos. “Los soldados se limitan a completar lo que hacen los colonos, y al revés; todos actúan de mutua conformidad. Unos y otros nos están expulsando para ocupar nuestro lugar”. 

En algunas zonas de Hebrón el agua solamente llega cada dos meses durante algunas horas, y sin duda esto contribuye a suscitar el malestar y la desesperación de una población que está sometida a la ocupación de todas las maneras posibles.

El jeque Abu Jader Yaabari, de 47 años, jefe del clan Yaabari, el más numeroso de Hebrón, dice que no se puede comparar la situación de la ciudad en estos días con la situación durante la primera intifada que estalló en 1987. “En la primera intifada no había gobierno, pero la situación era mucho mejor”.

“Esta intifada es diferente a las dos anteriores. No está organizada ni tiene líderes visibles. Simplemente responde a la frustración de la gente por el hecho de que el proceso de paz no avanza y porque no ven ninguna salida. Los israelíes toman y toman más tierras y los asentamientos crecen sin parar. Desde los acuerdos de Oslo de 1993 hasta ahora han crecido en un 68 por ciento”, comenta Yaabari.

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