PARÍS.- Mayotte es una isla del tamaño de La Gomera. Situada en el archipiélago de las Comoras, al norte de Madagascar, una huelga general y disturbios han alterado la habitual tranquilidad isleña. A 8.000 kilómetros de París, el 30 de marzo empezó una huelga general en este departamento de ultramar francés. Dos semanas de disturbios y barricadas que han ralentizado la actividad económica isleña y han terminado con un acuerdo entre Gobierno y sindicatos.

Convocada por una intersindical que incluye a los principales sindicatos franceses, la protesta reclama la “igualdad real” entre Mayotte y la metrópoli. Los 227.000 habitantes de isla del óceano Índico no tienen los mismos derechos que el resto de franceses. La jornada laboral en la isla son de 39 horas frente a las 35 horas de la metrópoli, las ayudas sociales son de menor cuantía y faltan infraestructuras públicas como carreteras o escuelas, demandadas por los sindicatos.

Numerosos indicadores económicos muestran la desigualdad en Mayotte, no solo con la metrópoli sino con otros departamentos de ultramar como Reunión. La tasa del paro es del 19% cuando en Francia continental es del 10,5%. Uno de cada cuatro habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza. La tasa de analfabetismo es del 49,5% frente al 14,5% de Reunión y del 3,7% de la metrópoli.

La movilización ha surtido efecto. Tras reunirse con el ministro de ultramar el 15 de abril, el Gobierno ha acordado diversas medidas que incluyen un código de trabajo común con los sindicatos. La huelga ha sido cancelada aunque los sindicatos han anunciado que continuarán las movilizaciones si los acuerdos no se respetan.

La metrópoli sigue luchando contra la reforma laboral

La movilización continúa en la Francia continental contra el proyecto de ley del trabajo. Una nueva jornada de movilización estudiantil ha ocurrido este miércoles. Pese a las vacaciones estudiantiles en buena parte de Francia, el día ha contado con una acción matinal en París. Un grupo de unas 100 personas han bloqueado tres establecimientos de comida rápida situados frente a la estación del Norte. Los manifestantes, mayoritariamente universitarios, protestaban contra la precarización de los empleados de estas empresas, contra la reforma laboral y por el derecho al paro. La policía ha actuado rodeando a los manifestantes durante cerca de seis horas. Solo permitía salir tras identificarse y apuntar sus datos en una lista.

Diversas ciudades francesas han acogido este miércoles manifestaciones contra la ley del trabajo. En Nantes, más mil de personas han salido a las calles. La protesta ha acabado con disturbios y la policía ha utilizado gas lacrimógeno. Al menos cuatro personas han sido detenidas.

La Nuit Debout alcanza su tercera semana de vida en París. Las asambleas continúan con una afluencia nunca inferior a las doscientas personas. En las principales ciudades francesas las asambleas generales continúan. Además de las largas asambleas, se planean acciones espontáneas. El martes, la comisión de Acción de la Nuit Debout de París apareció por sorpresa en una escuela de comercio donde Florian Philippot, vicepresidente del Frente Nacional, tenía prevista dar una conferencia. Debido a la protesta, la charla fue anulada. La Nuit debout también ha mostrado en redes sociales su apoyo al bloqueo de las tiendas de comida rápida realizado este miércoles. En Toulouse, la Nuit Debout ha ocupado una sede del banco BNP Paribas para mostrar su rechazo a la evasión fiscal.

Los disturbios, habituales casi cada noche en la plaza de la República, han cesado. La prefectura de policía ha felicitado a “los organizadores de la Nuit Debout” por tomar medidas “para asegurar el respeto”. La Liga de los derechos del hombre, organización de defensa de derechos humanos fundada en 1898, ha lanzado un comunicado en apoyo de la Nuit debout. “El público, constituido en su mayoría por jóvenes, se reapropia de las palabras y del espacio en una forma original de democracia”, define la Liga el movimiento. Saludan “este ejercicio saludable de democracia” y demandan a las autoridades competentes “garantizar las condiciones materiales decentes” como servicios públicos e iluminación.