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Lula vuelve al Gobierno de Brasil como ministro de la Presidencia

Rousseff blinda de esta forma a su antecesor, salpicado por el caso Petrobras. Su caso será tratado a partir de ahora en la Corte Suprema del país.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva durante una rueda de prensa en la sede del partido de los trabajadores, en Sao Paulo. - EFE

PÚBLICO / AGENCIAS

BRASILIA.- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva vuelve al Gobierno como el nuevo ministro de la Presidencia de Dilma Rousseff. Así lo ha confirmado el Gobierno brasileño este miércoles en una nota oficial en la que Rousseff informó de que su antecesor y padrino asumirá esa cartera, que hasta ahora estaba en manos de Jaques Wagner, quien pasará a ser jefe de gabinete.

El nombramiento pone fin a las especulaciones sobre el futuro de Lula, perseguido por su supuesta implicación, aún no probada, en el caso de corrupción de Petrobras. 

El nombramiento había sido anticipado por el jefe del grupo del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en la Cámara de Diputados, Afonso Florence, en declaraciones a periodistas.

La decisión fue tomada después de una rueda de consultas que Rousseff tuvo durante los últimos dos días con el exmandatario en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia y en la que Lula vivió entre 2003 y 2011, período en que ejerció como jefe de Estado de Brasil.

Según fuentes oficiales, una de las principales tareas de Lula en el Gobierno será aglutinar a la fragmentada base parlamentaria del oficialismo, con vistas al eventual juicio político que el Congreso puede retomar contra la mandataria en los próximos días.

El retorno de Lula al Gobierno podría significar un cambio en la política económica, pues el expresidente criticó abiertamente los esfuerzos de austeridad y pidió un aumento del gasto público para terminar con la peor recesión de Brasil en décadas.

El presidente del banco central brasileño, Alexandre Tombini, podría dejar el puesto si el retorno de Lula produce un cambio de política económica grande, dijo un miembro del equipo económico el miércoles, hablando bajo condición de anonimato.

Rousseff busca defender su Gobierno en medio de una tormenta de acusaciones de corrupción que amenazan su gestión. Apoyarse en el instinto político de Lula y su profunda relación con el Congreso podría ayudarla a evitar una impugnación.

Lula asumirá un ministerio desde el que se controlan todos los resortes del poder, lo cual le permitirá influir en cada una de las decisiones de su sucesora y también en las de su base parlamentaria, a la que intentará unir de cara al eventual proceso que pudiera desalojar a Rousseff del poder.

Lo hará bajo la sombra de las causas abiertas en su contra, por las que se le acusa de enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos, cargos por los que la justicia aún no se ha pronunciado pero que llevaron a la Fiscalía de Sao Paulo a pedir su detención preventiva, que todavía no ha sido decidida.

Sin embargo, con su incorporación al gabinete de Rousseff, Lula pasará a tener foro privilegiado y todas las causas en su contra deberán pasar a manos de la Corte Suprema, lo cual deberá dilatar todos los procesos.

La oposición ha considerado su nombramiento como una tentativa de Rousseff de ayudarle a "escapar" de la acción de la justicia, pues como ministro pasará a tener foro privilegiado.

A pesar de su influencia, el Ministerio de la Presidencia es una cartera de la que casi todos sus ocupantes han salido salpicados en los últimos años por grandes escándalos de corrupción.

José Dirceu, quien ocupó ese cargo durante los dos primeros años del primer mandato de Lula, está en prisión acusado de participar en la red de corruptelas de Petrobras y ya había sido condenado a diez años de cárcel por un sonado asunto de sobornos parlamentarios.

Dirceu fue sucedido por Rousseff, quien salió indemne del cargo, pero su relevo, Erenice Guerra, está investigada por diversos asuntos, que incluyen el caso Petrobras.

Ya con Rousseff en el poder, ese ministerio estuvo primero en manos de Antonio Palocci, destituido tras cinco meses en el cargo por denuncias de enriquecimiento ilícito y sospechoso ahora de haber participado en la corrupción petrolera, al igual que su sucesora, la senadora Gleisi Hoffman.

El cargo fue ocupado luego por Aloizio Mercadante, actual ministro de Educación, acusado este martes por el que fuera jefe del oficialismo en el Senado Delcidio Amaral, detenido por el caso Petrobras, de haber intentado sobornarle a cambio de que no cooperase con la justicia.

Lula reemplazará a Jacques Wagner, el primer ministro de la Presidencia que dejará el cargo sin sospechas, desde que la propia Rousseff lo hizo en marzo de 2010.

Lula fue detenido brevemente el pasado 4 de marzo para ser interrogado sobre la propiedad de un tríplex ubicado en el Edificio Solaris, un condominio de lujo ubicado de Sao Paulo construido por el grupo de ingeniería OAS, involucrado en el escándalo de Petrobras. 

Los investigadores creen que Lula es el verdadero dueño del apartamento y que lo habría recibido como pago por ejercer su influencia en la adjudicación de los contratos públicos de Petrobras, de acuerdo con la prensa local, controlada por la derecha. Por otro lado, se cree que Lula, el político más carismático y mejor valorado de Brasil, está siendo objeto de una persecución para evitar que pueda volver a presentarse a las elecciones presidenciales de 2018. Rousseff ha criticado en varias ocasiones las medidas coercitivas aplicadas sobre su antecesor y la semana pasada llegó a apuntar que sería un "orgullo" tener a Lula como ministro del actual Gobierno.

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