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Más de un centenar de víctimas en los colegios de jesuitas alemanes

Otra herida se abre en Alemania donde los jesuitas han confirmado que los abusos entre 1970 y 1980 podría superar el centenar

J. B.

Mientras el Papa trata de taponar la herida de Irlanda, otra se abre en Alemania, donde los jesuitas han confirmado que las víctimas de abusos sexuales sufridos en las décadas de 1970 y 1980 en algunos colegios de la congregación en Berlín, Hamburgo, Bonn y la Selva Negra podrían superar el centenar. Así lo afirmó ayer el rector del Canisius Kolleg, Klaus Mertes.

Mertes se mostró a favor de indemnizar a las víctimas, a través de un procedimiento similar al seguido por instituciones religiosas estadounidenses, involucradas en escándalos similares. A diferencia de otros casos, en este fueron los propios religiosos quienes hicieron público el escándalo el mes pasado, al enviar una carta de disculpa a antiguos alumnos de las promociones implicadas, a quienes invitaban a 'romper el silencio'.

Desde su llegada al colegio en 1994, el rector Mertes se enfrentó a los rumores sobre abusos sexuales. En 2006, pudo comenzar a recabar información y hace unos meses recibió por escrito las primeras denuncias. En ese momento, el jesuita informó a la cúpula de la orden y al Vaticano, y consiguió que el caso se abriera. Uno de los dos implicados, el ex jesuita Wolgang S., reconoció las acusaciones y se disculpó públicamente desde Chile, donde reside. Según su testimonio, los abusos tuvieron lugar no sólo en Alemania, sino también en Chile y en España.

Hasta la fecha, una treintena de víctimas han contactado con la abogada Ursula Raue, a quien la orden jesuita ha encargado esclarecer los hechos.

La abogada berlinesa Manuela Groll, que representa a otras víctimas de abusos, aseguró que el número total de personas afectadas 'alcanza las tres cifras'.

El mayor problema con el que se encuentra la investigación es la posible prescripción de los delitos. En Alemania, los delitos por abuso sexual dejan de ser punibles diez años después de que los afectados alcancen la mayoría de edad. Esto ha llevado al Ministerio de Justicia de Baviera a solicitar una reforma jurídica que aumente a los 30 años el tiempo de prescripción de estos delitos.

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