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Mitos y datos sobre personas refugiadas

La ONG Entreculturas muestra datos acerca de la situación de los refugiados, como cuál es la percepción de los países a los que acuden, la principal razón por la que huyen o el porcentaje de población correspondiente al país del que se van

Una mujer carga a su bebé mientras se dirige al centro de registro de migrantes tras cruzar la frontera entre Macedonia y Grecua, en Macedonia. EFE

EUROPA PRESS

El atentado terrorista perpetrado por Estado Islámico en París el pasado 13 de noviembre ha vuelto a despertar el debate sobre la acogida de personas refugiadas en Europa. Hace unos meses, los medios de comunicación publicaban a diario numerosas imágenes de miles de personas refugiadas tratando de llegar a las fronteras de la Unión Europea. Estas fotografías despertaron en las sociedades de los países europeos oleadas de solidaridad, pero también de racismo.


Ahora, estas imágenes pierden relevancia para mostrarnos el horror y el terror que vivió Francia. En este contexto, es importante acercarse a la visión que tiene parte de la sociedad sobre aquellos que llegan a nuestros países buscando protección y tratar de contrastar con datos y hechos algunas de las creencias más frecuentes.

"La llegada de las personas refugiadas a Europa es una invasión, una avalancha"

Según ACNUR, hasta diciembre de 2014 había en el mundo 59,5 millones de personas que se habían visto obligadas a desplazarse forzosamente. 19,5 millones son población refugiada porque han traspasado fronteras. De esos, 14,4 millones están bajo el mandato de ACNUR: 3,8 millones (27%) residían en países de Asia y el Pacífico, 3,7 millones (26%) en África Subsahariana, Europa acogía a unos 3,1 millones (22%), Oriente Próximo y el Norte de África a 3 millones (21%) y América a 769.000 (5%).

Los 5,1 millones restantes son refugiados palestinos registrados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.

En relación con su población, los países que acogen a un mayor número de personas refugiadas son Líbano, con 232 refugiados por cada 1.000 nacionales y Jordania, con 87 por cada 1.000.

En los cinco años de guerra civil, más de cuatro millones de ciudadanos sirios han abandonado su país y han buscado refugio en otros. Turquía acoge a 1,9 millones de sirios, Líbano a 1,2 millones, Jordania a 650.000, Irak a 249.463 y Egipto a 132.375.

Por otro lado, ACNUR estima en 835.000 la cifra total de personas refugiadas y migrantes de todas las nacionalidades que llegaron a las costas europeas entre enero y noviembre del 2015. Una cifra no tan elevada, comparada con las anteriores.

No puede hablarse, por tanto, de una "invasión o avalancha" de llegadas a Europa, sino que, por el contrario, es en los países próximos a los de conflicto sobre los que descansa la acogida de la mayor parte de la población refugiada.

¿Por qué no les acogen los países del golfo pérsico? ¿Por qué tenemos que cogerlos?

Entre otras muchas razones, porque estamos obligados a ello. La mayoría de los países de la Unión Europea -entre ellos, España- ha firmado una serie de tratados internacionales que obligan a proteger y ayudar a la población refugiada, es decir, a aquellas personas con temores fundados de persecución por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política.

Etnre otros tratados internacionales, España ha ratificado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo Adicional de 1967. España también ratificó en 1990 la Convención de los Derechos del Niño, cuyo artículo 22 recoge la protección y atención a niños y niñas refugiados. Esto es muy importante porque, tal y como señala UNICEF, uno de cada cinco solicitantes de asilo es menor.

A nivel europeo, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en su artículo 19, recoge el principio de no devolución, por el que se prohíbe devolver o expulsar a una persona al territorio de cualquier país en el que su vida o su libertad se encuentren amenazadas.

España también está obligada por su derecho nacional a través de la Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria. Además, naturalmente, pueden alegarse otras razones de justicia, solidaridad o simple humanidad para acoger a personas perseguidas con riesgo para sus vidas.

Los países del Golfo no han suscrito la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de Naciones Unidas, por lo que no tienen las obligaciones jurídicas derivadas de la misma. Con todo, es verdad que deberían y podrían hacer mucho más y así lo han denunciado también organizaciones como Amnistía Internacional. Pero, en cualquier caso, esto no nos exime a nosotros de asumir nuestras propias responsabilidades.

Todos los refugiados son sirios

De las personas refugiadas que han llegado a Europa en 2015, aproximadamente el 54% son sirias. Muchas otras son de Afganistán, país que vive una guerra que ya dura más de una década, y de Eritrea, donde desde su independencia de Etiopía en 1993 viven bajo un régimen autoritario y represivo que viola de manera constante los Derechos Humanos.

También hay población refugiada procedente de otros países como Irak, Pakistán, Nigeria, Somalia, Sudán, Gambia y Bangladesh.

"Entre los refugiados pueden infiltrarse yihadistas"

Este prejuicio se ha visto reforzado por los recientes atentados que sufrió París el pasado 13 de noviembre en los que se encontró un pasaporte que, supuestamente, pertenecía a un refugiado sirio. Algunos Estados han utilizado esto como excusa para el cierre de sus fronteras.

Sin embargo, cuatro de los terroristas identificados de los atentados de París eran ciudadanos franceses y parece que, finalmente, el pasaporte encontrado es falso.

La realidad es que la probabilidad de una infiltración es muy remota y que las personas refugiadas pasan por controles exhaustivos, a través del Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) y las bases de datos creadas por el Reglamento Eurodac, que permiten que las fuerzas de policía nacionales y la Europol comparen las huellas dactilares con fines de prevención, detección e investigación de delitos graves y terrorismo.

En realidad, la población siria e iraquí es también víctima de Estado Islámico, lo que les lleva a huir, no solo de la guerra, sino también del terror y la violencia de este grupo terrorista, el mismo que ha golpeado a Francia y a otros muchos lugares.

De hecho, son los que sufren en mayor medida el terrorismo de Daesh. De acuerdo con el Global Terrorism Index, el 78% de las 32.685 muertes que hubo en el 2014 en el mundo como consecuencia de atentados terroristas tuvo lugar en Irak, Siria, Nigeria, Afganistán y Pakistán.

Estado Islámico considera que los que huyen de las zonas bajo su control son traidores, por lo que la hostilidad por parte de Europa y Estados Unidos hacia los refugiados les beneficia.

"Con el paro que hay en España, ¿podemos permitirnos la acogida de población refugiada"

En un momento de crisis como el actual es muy fácil que los mitos y prejuicios sobre las personas refugiadas se extiendan. Aunque es cierto que muchos ciudadanos han vivido en España un empeoramiento de su calidad de vida, la situación no se puede comparar con la de aquellos países en situación de conflicto o con la de sus vecinos, colapsados y con menor capacidad de respuesta.

Además, la llegada de personas inmigrantes y refugiadas aporta un respiro demográfico a España. En 2013 sólo hubo 35.691 más nacimientos que muertes, por lo que frente a la envejecida población, la llegada de personas refugiadas supone un rejuvenecimiento.

Según un informe de la Fundación Ideas, el 60% del crecimiento de la economía española de la pasada década se debió a la inmigración, con una contribución directa de 1,2%, y señalan que, sin inmigración, el PIB español se hubiera contraído en 2010 en 0,1 puntos más. Aunque el estudio se basa en la aportación de la población inmigrante, consideramos que también podría aplicarse al colectivo de refugiados.

Europa debe estar a la altura para acoger y proteger a aquellas personas que huyen de la guerra y del terror, buscando un futuro para ellos y sus hijos. Como los datos y los hechos presentados han mostrado, Europa y España tienen la capacidad de acoger a estas personas y deben hacerlo antes de que sea tarde.

Entreculturas hace un llamamiento en este Día Internacional de los Derechos Humanos a defender la hospitalidad y a que la sociedad promueva una cultura de acogida y un modelo de convivencia basado en la interculturalidad.

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