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Netanyahu impone la
ley del silencio sobre la Flotilla de la Libertad

La embarcación Marianne, de bandera sueca, arribó el lunes al puerto de Ashdod con los activistas que transportaba y bajo la custodia de la marina israelí. A diferencia de lo ocurrido con la Flotilla del 2010, las autoridades israelíes han sido muy parcas a la hora de facilitar información para no hacerles publicidad

Palestinos protestan contra el bloqueo de la Flotilla en Gaza. / REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- Las autoridades políticas y militares israelíes han decidido guardar silencio sobre la Tercera Flotilla de la Libertad que en la madrugada del lunes interceptó el ejército israelí en aguas internacionales cuando se dirigía a la Franja de Gaza. Los dirigentes hebreos consideran que no les conviene airear en los medios de comunicación un asunto que redundaría en beneficio de los activistas que impulsan las campañas contra el bloqueo de Gaza y de BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).

Esto explica que el lunes solamente hablaran públicamente de la Flotilla el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el titular de Defensa, Moshe Yaalon, y durante el resto del día ni los demás miembros del Gobierno ni el ejército realizaran declaraciones.

Esta política significa un giro de 180 grados con respecto a la que Israel condujo hace cinco años, cuando el ejército interceptó otra flotilla que se dirigía a Gaza y abordó el Mavi Marmara, de bandera turca, causando la muerte a diez activistas turcos. Entonces, tanto la clase política como el ejército formularon todo tipo de declaraciones sin descanso.

El silencio no fue roto ni por los portavoces militares. Fuentes militares indicaron que no querían hacer propaganda de la Flotilla “para que en Europa vean que los activistas no tienen eco en los medios de comunicación y desistan la próxima vez”.

Durante todo el día los informativos de las emisoras hebreas apenas concedieron un pequeño espacio al abordaje, y a menudo ni siquiera lo consideraron digno de entrar en los boletines horarios. Las noticias reina de la jornada fueron el debate en la Kneset para permitir el monopolio del gas que se extraerá del Mediterráneo y pronto empezará a comercializarse, y la crisis griega, así como otras informaciones de menor calado que fueron por delante de la Flotilla.

Poco antes de las diez de la noche del lunes, el Marianne av Göteborg llegó al puerto de Ashdod, en el sur de Israel, escoltado por buques de guerra. En un escueto comunicado el ejército dijo que los pasajeros del barco de bandera sueca, entre los que había varios periodistas, serían entregados a las autoridades de inmigración y serían deportados cuanto antes.El silencioso tratamiento de los medios hebreos tuvo eco en Ramala, donde reside el presidente, Mahmud Abás. Los principales dirigentes palestinos también guardaron silencio y únicamente Nabil Shaaz, quien lleva los asuntos de Gaza, se atrevió a criticar el abordaje sin mucho entusiasmo.

El periplo de la Tercera Flotilla de la Libertad había terminado unas horas antes, en la madrugada del lunes, cuando la marina israelí abordó la embarcación que se dirigía junto a otras tres pequeñas embarcaciones, dos turísticas y dos pesqueras, hacia la costa de Gaza.

El Marianne fue la única embarcación abordada, puesto que las demás decidieron en el último minuto dar la vuelta y regresar a Europa sin vérselas con los soldados que seguían de cerca sus movimientos por el Mediterráneo oriental con la asistencia de aviones no tripulados. Según indicaron los activistas, las autoridades griegas forzaron el regreso de dos de ellas.

El abordaje se produjo en aguas internacionales y los activistas no opusieron resistencia. Con anterioridad ya habían indicado que no llevaban armas ni tenían la intención de hacer frente a los soldados. El Marianne fue conducido durante la jornada hasta el puerto de Ashdod.

La embarcación Marianne arriba al puerto de Ashdod bajo la custodia de la marina israelí. / EFE

El Marianne arriba al puerto de Ashdod bajo la custodia de la marina israelí. / EFE

Las autoridades han tratado de dar el perfil más bajo posible al incidente. En 2010 los soldados abrieron fuego contra los pasajeros del Mavi Marmara y Turquía congeló las relaciones diplomáticas con Israel, una crisis que todavía no se ha resuelto.

Sin embargo, la situación humanitaria de Gaza es ahora mucho peor que hace cinco años. Entonces los palestinos podían introducir en la Franja todo tipo de bienes de contrabando a través de los túneles de Rafah que hace dos años destruyó casi en su totalidad el egipcio Abdel Fattah al Sisi.

Para agravar la situación, la guerra del verano pasado sembró de destrucción la Franja. Millares de viviendas se redujeron a escombros y los israelíes no han permitido la entrada de materiales de construcción. La comunidad internacional ha permanecido en silencio durante todo el año. Justamente, una de las demandas de la Flotilla es que se ponga en marcha la reconstrucción de lo que Israel destruyó en 2014.

En los últimos meses ha habido algunos ministros europeos, como José Manuel García-Margallo, que han visitado la Franja durante algunas horas y han sido fotografiados allí, pero no han movido un dedo para acabar con el bloqueo que Israel impuso sobre Gaza hace nueve años.

El bloqueo se inició en 2006, a raíz de la captura de un soldado israelí por parte de Hamás, y se endureció al año siguiente, cuando los islamistas se hicieron con el control de la Franja. Desde entonces Israel ha abierto los pasos de manera irregular para permitir la entrada de alimentos y la Franja ha atravesado periodos de gran escasez de materiales, alimentos y medicinas.

En los últimos años varios barcos europeos han tratado de romper el bloqueo pero en cada una de esas ocasiones han sido interceptados por el ejército israelí. Estos intentos se producen casi siempre en los meses de verano, cuando el mar está más tranquilo.
A bordo del Marianne viajaban 18 pasajeros, de los que 16 eran extranjeros. Uno de ellos era el expresidente de Túnez Moncef Marzouki y otro el diputado árabe de la Kneset Basel Ghattas.

Otro de los pasajeros, Dror Feiler, un activista israelí que reside en Suecia, dejó grabado un mensaje de video antes del abordaje en el que califica a Israel de “pirata”. Feiler, que ha participado en otras flotillas y tiene prohibida la entrada en Israel hasta el 2022, se dirigió a los organismos internacionales y a los gobiernos extranjeros “para que intervengan” y pongan fin al bloqueo.

Netanyahu acusó a los pasajeros de la Flotilla de practicar la “hipocresía” y de “ayudar a la organización terrorista Hamás”. Netanyahu añadió que Israel ha obrado “conforme a las leyes internacionales”.

No obstante, el diputado Ghattas escribió una carta a Netanyahu diciendo que “el bloqueo es ilegal y viola las leyes internacionales y humanitarias al imponer un castigo colectivo sobre la población de Gaza”.

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