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La vuelta del “primer damismo” y el nuevo-viejo estilo de política en Brasil

La ausencia de mujeres en el equipo de Gobierno del presidente Michel Temer, contrasta con el de su antecesora y el movimiento feminista no sólo alerta sobre los cambios en el campo de lo político sino también en “el campo de la moral”. 

Michel Temer, tras jurar como nuevo presidente de Brasil. - REUTERS


AGNESE MARRA 

SAO PAULO.- Desde que tomó pose como presidente en funciones, la fotografía del equipo de Gobierno de Michel Temer es la misma: hombres, blancos y de edad más o menos avanzada. Cuando dio a conocer a su gabinete en el pasado mes de mayo, al hoy presidente de facto le llovieron las críticas por no nombrar ni a una sola mujer en un cargo del Ejecutivo. Pero Temer no cambió de opinión, y por ahora la única representante del género femenino que a veces desentona en la imagen, es su mujer: Marcela Temer.

A sus 33 años, esta abogada que nunca llegó a ejercer, se ha convertido en la niña bonita del nuevo Gobierno de Brasil y en la favorita de los grandes medios de comunicación. Sus apariciones públicas son escasas, pero en cada una de ellas consigue ocupar la portada de los periódicos y llegar a lo más alto del trending topic de twitter. Su ostentosa discreción enfada a muchos y entusiasma a otros, pero siempre está envuelta en polémica.

Marcela Tedeschi Araújo Temer, además de por ser mujer, desentona en la foto por ser joven. Nació en Paulínia, un pueblo del interior de São Paulo, donde a sus 18 años se hizo con el título de Miss. Antes de pasar por el altar trabajó como modelo y recepcionista en un periódico. Conoció a su marido, 43 años mayor que ella, cuando apenas superaba la mayoría de edad, y a los 20 se casó con él y se instaló en São Paulo. Seis años más tarde nació su hijo, Michelzinho, al que se ha dedicado hasta el momento.

En 2011, cuando Dilma Rousseff ganó sus primeras elecciones, fue la primera vez que Marcela Temer acaparó la atención de las cámaras. Su juventud, su belleza, su discreción eran las características que repetían los medios. En aquel momento el diario Globo llegó a decir que ante una presidenta sin pareja como Rousseff, la “verdadera primera dama de Brasil” era Marcela, que estaba casada con el vicepresidente Temer.

Michel Temer saluda durante un encuentro con representantes del sector de la construcción en Brasilia. /REUTERS

Michel Temer saluda durante un encuentro con representantes del sector de la construcción en Brasilia. /REUTERS


La inevitable comparación entre Rousseff, a la que siempre tacharon de “dura”, “fuerte”, y “fría”, y Marcela Temer, pone en cuestión el nuevo rol de la mujer en la política brasileña. Si una se convirtió en la primera mujer de la historia de Brasil en ser presidenta, la otra representa según la filósofa Márcia Tiburi “la vuelta del primer damismo y el papel decorativo de la mujer en política”.

Según la periodista Aline Alves, el cambio de gobierno ha influido tanto en el campo de lo político como de lo moral: “El proyecto conservador se pone en práctica política y económicamente, pero el moralismo surge como artificio de este proyecto en el que la mujer pasa a ser una pieza funcional para el mundo de los hombres”, escribía en la Revista Forum. Alves insiste en los contrastes entre Rousseff y Marcela Temer: “La figura de la mujer independiente, progresista, que aguanta los ataques de la oposición que encarnaba Dilma ha sido sustituida por la de la mujer de la familia tradicional brasileña a la que se le atribuye la nobleza de espíritu y humildad”, advertía en su artículo.

“Bella, recatada y del hogar”

La imagen de primera dama decorativa también ha sido incentivada por los grandes medios. El pasado mes de abril, cuando el impeachment de Rousseff comenzaba a darse por hecho, la revista Veja le dedicó un artículo a Marcela Temer como si ya ostentase el cargo de “mujer de” y lo tituló: “Bella, recatada y del hogar”. En él contaban cómo a Marcela le gustaba llevar “vestidos hasta las rodillas y de colores claros” y su peluquero la definía como “discreta” y con “todo lo necesario para convertirse en nuestra Grace Kelly”.
El artículo provocó la indignación de una parte de las brasileñas que comenzaron una campaña en el Facebook donde colocaron fotos en las que aparecían en posturas completamente opuestas de lo que se entiende por recatado: “A los medios les puede salir el tiro por la culata con esta insistencia en definir a esta mujer de esa forma. El éxito de la campaña en las redes demostró que estamos en otra etapa y no podemos admitir un retroceso”, dice Tiburi.

Hasta el momento el mensaje que lanza el ejecutivo de Temer poco tiene que ver con los avances de la mujer en política. A principios de este mes el presidente de Brasil quiso darle lugar a su esposa y la anunció como “embajadora” del nuevo programa “Criança Feliz” (“Niño feliz”). Marcela dio su primer discurso público para hablar de la “importancia de la crianza” y aseguró que se encargaría de cumplir este proyecto que “quiere ayudar a niños pobres de entre 0 y 3 años”.

Marcela Temer durante la ceremonia del Programa de 'Criança Feliz' en Brasilia, Brasil. / REUTERS

Marcela Temer durante la ceremonia del Programa de "Criança Feliz" en Brasilia, Brasil. / REUTERS


De entre todas sus apariciones ésta fue la más comentada. Los grandes medios no escatimaron en halagos y llegaron a decir que “ella misma” había escrito su discurso de apenas tres minutos. Una vez más hablaron de su vestido, esta vez de color azul, con encajes, que recordaba para alguno el estilo de “la princesa de Frozen”, y que era “delicado y suave” como ella. Definieron su oratoria como “tranquila” y de “tono profesoral o maternal” y destacaron que su nuevo trabajo “no tendrá remuneración”.

En su discurso Marcela Temer apeló al “instinto materno” para responsabilizar a la mujer de la tarea del cuidado

Entre políticos de la oposición como la diputada del PCdo B, Manuela D’ Ávila, las palabras de la primera dama incomodaron mucho. Por un lado porque en su discurso habló de la crianza como una actividad exclusivamente femenina, y apeló al “instinto materno” para responsabilizar a la mujer de la tarea del cuidado: “Marcela Temer no voy a hablar de la vuelta al primer damismo, ese papel secundario y decorativo que te han destinado, sino de la crianza que tanto te preocupa. Y debes saber que la mayoría de las mujeres no tienen elección y deben volver al trabajo, por eso es importante tener guarderías y la ayuda social que tú marido quiere cortar”, escribió D’ Ávila en una carta que publicó en las redes y que viralizó en horas.

El Presidente de Brasil Michel Temer y su esposa Marcela Temer. / REUTERS


La diputada comunista se refería precisamente a la nueva Ley PEC241, principal bandera del gobierno de Michel Temer, que propone congelar el gasto público en materias como educación, sanidad o asistencia social durante los próximos 20 años, de modo que el presupuesto sólo pueda ser reajustado con base a la inflación. La abogada Sinara Gumieri ironizaba con el asunto: “El discurso de Marcela Temer es coherente porque dice que la base del programa Criança Feliz es el cariño, y el cariño es gratis. Menos mal que es así porque el proyecto más importante de su marido va a acabar con todo el gasto social”.

Para la ex Secretaria Nacional de Asistencia Social, Ieda Castro, lo preocupante es que “cuidar de los pobres vuelva a ser el hobby de las primeras damas”. Gumieri hace la misma denuncia: “el término área social como dominio de las primeras damas deja claro que este problema ocupa un papel secundario en la agenda política actual, y lo entrega al voluntarismo. La política social ha perdido su vocabulario constitucional, no se habla de garantía de derechos sino de instinto maternal”, explicaba la abogada.

La Evita Perón de São Paulo

Marcela Temer no es la única que vuelve a ocupar el concepto de “vuelta del primer damismo”. Bia Doria, la mujer del nuevo alcalde de São Paulo João Doria, dio una entrevista para la Folha de São Paulo donde se comparaba con una de las primeras damas más famosas del mundo: “Soy más del pueblo, me siento como Evita Perón”.
Las palabras de la consorte del ayuntamiento paulista provocaron tantas risas como preocupación. En dicha entrevista Bia Doria habló de su “buena relación con los pobres”, contó que les había ofrecido a sus empleados “la posibilidad de recuperar su dentadura”, y un buen seguro de salud y dijo: “Los pobres a veces solo necesitan de un abrazo, que les den cariño”.

Aline Alves insiste en el “cambio de modelo” del nuevo Gobierno y asegura que estamos ante “un retorno al paternalismo”

Aline Alves insiste en el “cambio de modelo” del nuevo Gobierno y asegura que estamos ante “un retorno al paternalismo” donde se recupera la figura de la ‘señora’ que cuida de la familia: “Bia Doria representa perfectamente ese modelo de mujer del hacendado que se coloca como gran protectora de los negritos y que en realidad los mantiene bajo un régimen de esclavitud”.

En la misma semana que Bia Doria daba su polémica entrevista, la ONG Save the Children recordaba que Brasil es uno de los peores países para ser mujer. Casamientos y embarazos prematuros, maltrato de género, y el dato alarmante de la ausencia de mujeres en política. Dentro del continente, el gigante latinoamericano sólo está por delante de Guatemala y de Haití en lo que se refiere a representación femenina en el Congreso y el Ejecutivo. Por ahora no hay señales de mejora.

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