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El legado del Holocausto

Pese a que Alemania es una país democrático que garantiza la libertad de expresión, las comparaciones entre el genocidio nazi y el de Israel en Palestina están prohibidas y castigadas por el Gobierno.

29/1/24 Una mujer sostiene una pancarta con el lema “Gaza necesita nuestra voz” durante una manifestación en Berlín a favor del pueblo palestino.
Una mujer sostiene una pancarta con el lema “Gaza necesita nuestras voces ahora” durante una manifestación en Berlín a favor del pueblo palestino. Hossam el-Hamalawy

Prácticamente cada semana, en Berlín, hay una manifestación contra el bombardeo de civiles en Palestina. Cada semana a policía arresta la cualquier manifestante que lleve una pancarta negando el estado de Israel o comparando al gobierno de Netanyahu con el nazismo.

Durante el último mes, una organización cultural feminista-queer-árabe que se manifestó pidiendo un cese del bombardeo, recibió una notificación del Gobierno berlinés comunicándole que no recibirán subvención por su apoyo al "antisemitismo". Las exposiciones de varios artistas han sido canceladas con el mismo argumento.

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A pesar de que Alemania es una país democrático que garantiza la libertad de expresión, la frase from the river to the sea Palestine will be frene es motivo suficiente para ser arrestado por la policía. La llamada libertad de expresión no incluye ser crítico con el gobierno de Israel.

Luchar contra el antisemitismo es una razón de estado de Alemania. Es más, es una de sus razones de su existencia como nación. En 2008, la entonces canciller, Angela Merkel, dijo que la Staatsräson, una de las razones de la existencia de Alemania, es preservar la memoria del Holocausto y proteger la seguridad de Israel. Las palabras de Merkel, pronunciadas en el 60 aniversario de la fundación de Israel, dieron oficialidad al compromiso alemán de luchar contra el antisemitismo.

El pasado 9 de noviembre se conmemoró el 85 aniversario de la Noche de los cristales rotos, el comienzo de la persecución de judíos por el estado Nazi. En Berlín se proyectó la bandera de Israel sobre la Puerta de Brandenburgo junto con la frase: Nie Wieder Ist Jetzt! -¡Nunca más es ahora!-. Ese día, Merkel volvió a recordar que "la seguridad de Israel es razón de Estado para Alemania".

Definición de antisemitismo

En 2016, Alemania y 25 países de la UE, además de EEUU, adoptaron una definición de antisemitismo acuñada por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA). Según esta definición, el antisemitismo además de incluir el asesinato de personas judías, también se aplica a "afirmar que la existencia del estado de Israel es una iniciativa racista" y a "hacer comparaciones de la política israelí con la política de los nazis". (La presidenta de la Universidad de Pensilvania dimitió hace unos días por uno lío "antisemita" y el trabajo de la presidenta de la Harvard estuvo pendiente de un hilo; ambas cancelaciones corrieron a cargo de políticos republicanos).

Por su parte, el mundo intelectual y artístico germano anda con pies de lana. Con todo, el problema de la culpabilidad alemana con el Holocausto no es solo la censura o la limitación de la libertad de expresión.

La definición oficial de "antisemitismo" incluye "hacer comparaciones de la política israelí con la política de los nazis"

Una paradoja: la extrema derecha de Alternative für Deutschland (AfD), el nuevo partido nazi o el VOX alemán, apoya todas las medidas basadas en este concepto de antisemitismo. Una de las prioridades del AfD es detener la inmigración árabe y musulmana. El Reichstag decidió que cualquier emigrante que cometa un acto antisemita, será deportado. (La definición de antisemitismo incluye maldecir al Gobierno fascista de Netanyahu).

Además, para obtener la ciudadanía alemana, el o la candidata deberá declarar si está a favor del derecho de Israel a existir como nación.

Denunciar la matanza de civiles no es antisemitismo

El Gobierno alemán y la Administración berlinesa deberían tener en cuenta que cualquier medida apoyada por el AfD no puede beneficiar a nadie. Y, a pesar de la responsabilidad o culpabilidad histórica alemana con el Holocausto, debería haber sido obvio que denunciar la matanza de civiles, entre los que se incluyen millares de niños, no puede silenciarse ni catalogarse como antisemitismo.

En su obsesión por mantener viva la memoria del Holocausto para asegurarse de que no vuelva a suceder, el Reichstag está apoyando el bombardeo indiscriminado de la población civil. De Dresde, nada nada. A este asesinato está prohibido llamarle genocidio. Llamémosle  entonces crimen contra la humanidad, que el Gobierno alemán está apoyando.

Otro asunto, del que prácticamente no se habla en los medios de comunicación alemanes, es la industria de armas germana y su compromiso en la defensa del estado de Israel. Mientras que en 2022, Alemania exportó 32 millones de euros en armas, este año, hasta el 2 de noviembre, el Gobierno aprobó la venta de unos 303 millones de euros en "equipos de defensa". Si no fuera moralmente reprobable, alguien podría pensar que el Holocausto les salió rentable.

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