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Ángel Viñas: "La derecha utilizó a Stalin y una amenaza soviética que no existía para justificar la Guerra Civil"

Ángel Viñas en el Ateneo de Madrid.- CEDIDA POR CRÍTICA
Ángel Viñas en el Ateneo de Madrid.- CEDIDA POR CRÍTICA. CEDIDA POR CRÍTICA

El historiador, economista y diplomático publica 'Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin' (Crítica), un ensayo en el que desgrana las relaciones de los gobiernos republicanos antes y después de la Guerra Civil con la Unión Soviética.

Hablar con Ángel Viñas es hablar con una fuente casi inagotable de conocimiento. Tiene tantos logros, publicaciones, méritos y distinciones en su haber que es prácticamente imposible resumirlo en unas líneas, así que mencionaremos únicamente el más reciente: es codirector de la Cátedra de Memoria Histórica, Derechos Humanos y Convivencia de la Universidad Complutense. Tras investigar la represión franquista en Castigar a los rojos, junto a Francisco Espinosa y Guillermo Portilla; o el enriquecimiento de Franco durante la Guerra Civil en La otra cara del Caudillo, publica ahora un nueva investigación: Su título es esclarecedor: Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin y consiste en un pormenorizado análisis de las relaciones de los diferentes gobiernos republicanos con la Unión Soviética, el comercio que se estableció entre los dos países o la ayuda militar soviética, entre otros asuntos. Además, Viñas continúa su batalla contra los mitos franquistas, algunos de ellos retomados en la actualidad, sobre la supuesta sovietización de España o el oro de Moscú. 

¿Hubo algún momento de la historia de la República, antes o después del golpe de Estado del 18 de julio, en el que España estuviera cerca de convertirse en un satélite de la Unión Soviética?

Claro que no. En primer lugar, hubiera sido muy difícil, y, en segundo lugar, es que a Stalin no se le ocurrió. Stalin quería que la República ganase la guerra con ayuda soviética para demostrar a las democracias occidentales, Francia e Inglaterra, que se podía hacer frente al fascismo y que la única forma era con las armas en el campo de batalla. No obstante, la política de seguridad de Stalin no se focalizó exclusivamente sobre España. Stalin tenía otros dos frentes abiertos de manera simultánea. Por un lado, la confrontación con la Alemania nazi y, por otro lado, la confrontación con Japón, que se acercaba peligrosamente a las fronteras soviéticas en Asia oriental. Esos dos frentes eran prioritarios para Stalin por una sencilla razón: estaban más cerca de sus fronteras. Y por esta razón la ayuda de Stalin no fue inmediata ni regular. 

¿En qué consistió la ayuda de la URSS a la República?

Básicamente en armas, asesoramiento militar y, también, en comercio. Este último campo está completamente inexplorado todavía. En este libro le dedico el último capítulo al comercio entre la República y la URSS. Me ha costado mucho trabajo. Solo se han escrito cuatro chorradas sobre el asunto que no han tenido en cuenta las especifidades de la primera economía de dirección centralizada del mundo como es el caso de la Unión Soviética. La Unión Soviética no fue una economía de mercado y parece evidente decirlo, pero hay que aplicarlo cuando se estudia y ver qué implicaciones tiene a la hora de comerciar con el extranjero. No he podido detenerme mucho en el tema por no alargar innecesariamente el libro. 

¿Es comparable la ayuda que dio la URSS a la República con la ayuda de la Alemania nazi y la Italia fascista a los golpistas?

No. En absoluto. Fue netamente inferior. Muy netamente inferior. Los alemanes e italianos no tenían dificultades logísticas para enviar ayuda a Franco. Los soviéticos tenían todas las dificultades. Al principio enviaban por el Mediterráneo y después, a partir del 38, por el Atlántico, pero fíjate el recorrido que tienen que hacer. Es largo y plagado de piratas. Solamente pudieron mandar una docena de barcos sin material pesado, salvo en una o dos ocasiones. Era totalmente insuficiente. El problema de la República es que desde noviembre del 37 a noviembre del 38, mientras alemanes e italianos seguían apoyando a Franco sin fisuras, Stalin tuvo que afrontar otras amenazas, como la de Japón en su frontera asiática, dejó de apoyar tanto a la República, a pesar de las recomendaciones que recibía que le alertaban de que la República perdería la guerra ante el abandono de las democracias occidentales. 

"La ayuda de la URSS a España consistió en armas, asesoramiento militar y comercio"

Otra diferencia entre ambas, y esto es muy importante, es el momento en el que cada uno manda su ayuda. Es muy importante esto. La Italia fascista ayudó a los sublevados desde antes del golpe de Estado Se trata de un claro caso de gansterismo internacional de Mussolini. Hitler, por su parte, comenzó a ayudar a los golpistas después del 18 de julio. Su ayuda se produce desde el 25 de julio de 1936 y cada vez va a más. De hecho, correspondió a Hitler y a su régimen la única decisión realmente estratégica de toda la guerra: el envío de la Legión Cóndor. Es una idea del régimen de Hitler. Lo hace a finales de septiembre, principios de octubre. Es la gran innovación estratégica de la Guerra Civil. Hay gente que señala los tanques, pero no es cierto. Los tanques no se sabía cómo manejarlos. No se supo cómo manejarlos en la I Guerra Mundial y tampoco en la Guerra Civil. La gran innovación fue la aviación nazi. Los italianos mandaron casi 80.000 hombres a lo largo de la guerra y los rusos enviaron consejeros. No se atreven a enviar formaciones cerradas como los italianos. El balance de hombres y armamento está escorado claramente a favor de Franco. 

¿Entonces no era objetivo de Stalin 'sovietizar' España?

No, en absoluto. Esa fue la tesis de la derecha española de antes de la guerra, en la guerra y después de la guerra. La derecha española sostenía que la católica España, por arte maléfico, había caído en las garras de Stalin. Esa afirmación o tesis no está basado en ningún papel. Solo está basada en un montón de historiografía, de diversas calidades, que se caracteriza por ser, ante todo, antisoviética y  producto de la Guerra Fría. 

¿Es el deseo de contrarrestar este tópico de la derecha la que le ha llevado a escribir este nuevo libro?

En parte, sí. Quería hacer este libro desde hacía tiempo, pero tenía que esperar. Empecé a estudiar la Guerra Civil hacia atrás. Empecé con la Guerra Civil y después continué con la República. Este libro no lo hubiera escrito de no haber realizado las investigaciones de las obras ¿Quién quiso la Guerra Civil? y El gran error de la República. ¿Por qué? Porque en esos libros desmonto con documentos, que además están en el archivo de Ávila, la tesis de la derecha de que la Guerra Civil fue inevitable para prevenir un asalto soviético o una revolución prosoviética o inspirada por los soviéticos. Todo eso son filfas. Lo haya dicho quien lo haya dicho. O miente o no tiene acceso a los documentos. Mi tesis es que las grandes construcciones ideológicas de la derecha española antes de la guerra, en la guerra y durante la dictadura franquista adolecen de un vicio fundamental, primario, y es que están basadas en la proyección. Es decir, achacan al enemigo el tipo de comportamiento propio. 

¿Qué quiere decir eso?

"La gran innovación estratégica de la Guerra Civil fue la aviación nazi y no los tanques"

Que no era la izquierda española quien buscaba la ayuda de la Unión Soviética para hacer una revolución soviética en España. Eran los carlistas, los monárquicos alfonsinos y una parte del Ejército, por no decir su retaguardia financiera, los que querían cambiar la República por una monarquía fascistizada a la cabeza de la cual iban a estar Sanjurjo y Calvo Sotelo. Lo que pasa es que a Calvo Sotelo lo mataron y Sanjurjo murió en un accidente de avión. Y ahí se coló Franco. La guerra, por tanto, no fue inevitable ni se hizo para evitar una revolución soviética o para evitar que España cayera en las garras de Moscú. Stalin no estaba interesado en sovietizar España. España era una pieza de su juego maquiavélico para hacer frente a la amenaza nazi y fascista con las democracias occidentales. Stalin quería que en España hubiera una democracia al estilo occidental. Se lo dice a Largo Caballero y lo demuestra con los hechos. ¿Qué más quieren? 

¿Por qué hizo la derecha la guerra?

Para restaurar la monarquía. Lo que pasa es que si los sublevados llegan a decir que su objetivo es restaurar la monarquía no se hubiese llevado consigo a una parte del Ejército. Muchos sectores del Ejército no eran republicanos, pero tampoco eran monárquicos. Para eso necesitaban crear un estado de opinión que justificara una intervención militar. Los medios de comunicación de la época, el ABC, El Debate, La Nación, etc. estuvieron dale que te pego al tema de la revolución comunista etc para crear ese estado de opinión del que hablamos. El punto de inflexión para ellos, pero no por las razones que se dicen, fueron las elecciones del Frente Popular. Fíjate. En octubre de 1935 Antonio Goicoechea, número 2 de Calvo Sotelo, va a Italia y se entrevista con Mussolini. Ahí está el informe que preparan los servicios italianos sobre lo que quiere Goicoechea y lo que le dice a Mussolini que no es otra cosa que si las izquierdas ganan las elecciones ellos se sublevan. Esto es en octubre de 1935. Unos meses después, efectivamente, las izquierdas ganas las elecciones y ellos se sublevan. ¿Cómo se sublevan? Pues para sublevarse necesitan crear la sensación de un estado de necesidad. Y ahí aparece el papel de Falange con sus pistoleros, provocaciones y asesinatos. Eso lo ha estudiado muy bien Eduardo González Calleja y ha dado las cifras cruentas sobre la violencia en las calles y su origen. No hay ningún historiador de derechas que se haya enfrentado a los datos proporcionados por González Calleja. Todo esto, junto con la propaganda en el Ejército, va exaltando los ánimos. 

¿Qué dice esa propaganda?

Pues comunismo, comunismo y más comunismo con algo de conspiración judeomasónica. Todo esto era necesario para que la derecha pudiera justificar la Guerra Civil. La derecha necesitaba crear el relato de que España estaba en un estado de necesidad y que a ellos no les quedaba más remedio que sublevarse. Utilizaron a Stalin y una amenaza soviética que no existía para justificar su golpe de Estado. Lo dijeron antes y lo mantuvieron después. Yo no puedo decir que las izquierdas estén libres de responsabilidad. Por supuesto que tuvieron alguna, pero las izquierdas no iban a la guerra.

Resulta inevitable hacer algunos paralelismos con el presente con todo esto del gobierno socialcomunista o gobierno ilegítimo.

Evidentemente. Yo también los hago en el libro. Sucede con Vox y con parte del Partido Popular con estas cosas que dicen de gobierno socialcomunista y tal y que ya se decían en los años 30. Ahora se dice mucho que esta estrategia de la extrema derecha española se ha copiado de Trump o de Bolsonaro, pero no es así. Evidentemente, ha ayudado, pero es una cosa que está en los genes de la derecha española. 

¿Qué tiene en sus genes?

El no reconocer la alternancia del poder. Ellos creen que por derecho divino son los únicos detentatarios del poder en España. En esto, la derecha española, es diferente de otras derechas europeas. En otras democracias europeas la alternancia se considera normal. La derecha alemana no tiene mucha simpatía por los socialdemócratas alemanes, pero la alternancia en el gobierno no se plantea como una cosa de ser o no ser. Aquí, llega el PSOE al poder con Unidas Podemos y con el apoyo de independentistas catalanes y repiten una y otra vez que España o la esencia de España se va a pique. Es una cosa grotesca. 

Usted dice en su libro y me lo ha dicho unos minutos antes que la derecha española, antes de la Guerra Civil, se dedicaba a acusar a la izquierda de lo que quería hacer la propia derecha. Me ha llamado la atención porque precisamente esto se lo dijo hace unos días Pedro Sánchez a Abascal en el Congreso de los Diputados. Lo explicó como "la acusación en espejo".

No lo había visto. Lo vengo escribiendo desde hace años. Creo que lo incluí ya en el libro 'Quién quiso la Guerra Civil'. Pero es así y desde entonces lo he repetido. 

Me gustaría preguntarle por el papel que jugó la URSS en la represión interna de la República

"La derecha tiene en su genes el no reconocer la alternancia del poder. No lo aprendió de Trump"

No mandaban en la represión interna, ni mucho menos, pero sí tenían influencia. El investigador ruso Boris Volodarsky, autor de El caso Orlov (Crítica), viene a decir que el número de asesores soviéticos, de los servicios de seguridad, es de poco más de una veintena. Es decir, 20 personas pueden tener una influencia limitada, pero no pueden mandar. Un ejemplo. Volodarsky y yo hemos tenido largas conversaciones sobre Paracuellos. Yo mantengo desde hace 15 años que la matanza de Paracuellos fue una idea de la Unión Soviética que cogió el PCE y, en concreto, Pedro González Checa. Pedro González Checa es el hombre que articula la operación de Paracuellos. Es un caso único. Por la extensión y por la forma en la que se hace. También hay que tener en cuenta el momento. Los franquistas están en Ciudad Universitaria a tiro de piedra de la cárcel Modelo, que estaba en Moncloa. Obviamente hubo represión en el bando republicano, pero es una represión refleja. Si no hay sublevación, no hay represión. Fue una represión refleja que responde a la que los franquistas habían empezado a poner en práctica desde el primer momento, tal y como mostramos en el libro Castigar a los rojos. Los sublevados ya tenían una teología del asesinato y la pusieron en práctica. No hubo guerra en Navarra, en Galicia, en Castilla y León. No hubo. Apenas hubo guerra en La Rioja y, sin embargo, la represión fue brutal desde el primer momento. No hubo tampoco guerra en Andalucía. ¿Qué hace Queipo de Llano? Baño de sangre uno tras otro. Eso excita a las masas. Claro. 

Es imposible conjugar Unión Soviética y República con bulos y derecha sin hablar del Oro de Moscú.

La primera vez que investigué este asunto estaba Franco todavía vivo. En el año 1974 ya estaba yo en los archivos del Banco de España y se publicó en 1976, pero fue secuestrado. Luego lo publiqué en el 77 y en el 79 y después saqué una trilogía. En este libro yo pongo de relieve dos cosas. En primer lugar, la parte soviética. Cómo se ve desde la parte soviética la operación del oro y para eso he recuperado documentación de la Unión Soviética. También he leído que la República tenía alternativas a la Unión Soviética y es una chorrada como un pino. La única alternativa que tenía la República era dejarlo en Cartagena. Franco siguió esta operación. Tenía mucha información. Si la República lo hubiese dejado allí los franquistas hubiesen reducido Cartagena a un desierto. Lo del Oro de Moscú está, en mi opinión, totalmente aclarado. Solo nos queda por saber el documento que los rusos dicen que tienen pero que no han publicado y que dice que la República quedó a deber 50 millones de dólares de la época. Eso no está probado y yo no creo que ese documento diga lo que los rusos dicen que dice.

¿Cómo resumir lo que pasó con el oro de Moscú?

Una parte se gastó en comprar material bélico para defender la República y otra parte, la mayor, se convirtió en divisas para financiar el comercio internacional de la República. Eso está explicado en el capíttulo VI del libro. La República tuvo que pagar a soviéticos, franceses, ingleses y argelinos. Nadie te regala trigo, maquinaria, etc. La gran parte de ese dinero se fue a financiar el comercio republicano.

¿Está trabajando ya en su próximo libro?

Así es. Estoy trabajando en un libro con un colega, no lo hago yo solo, que es sobre el petróleo en la guerra civil, sobre todo del petróleo que reciben los franquistas. 

Es decir, vamos a hablar de los americanos.

Efectivamente, hablaremos de los americanos, pero eso será en el siguiente libro.

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