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Teresa Rodríguez defiende volver al Podemos del 15-M y sus críticas piden más trabajo institucional

El único debate de las primarias a la dirección del partido en Andalucía enfrenta a tres candidatas, pero sólo dos bloques diferenciados. Carmen Lizárraga y Begoña Gutiérrez proponen dejar atrás la estrategia de oposición “bélica” de la actual ejecutiva y ser más productivos en el Parlamento.

La moderada del debate junto a Begoña Gutiérrez, Carmen Lizárraga y Teresa Rodríguez

DANIEL CELA

SEVILLA. - A cuatro días para la votación en las primarias de Podemos Andalucía, las tres candidatas a liderar el partido en esta comunidad se han enfrentado este viernes al primer y único debate electoral. El duelo entre la actual secretaria general, Teresa Rodríguez (Por una Marea andaluza), y sus dos contrincantes, la presidenta del grupo parlamentario, Carmen Lizárraga (Andalucía Ahora), y la líder de Podemos en Sevilla, Begoña Gutiérrez (Plaza a Plaza), ha servido para contraponer sus modelos de partido, aunque el formato del debate, demasiado rígido, no ha permitido la interacción entre las tres aspirantes.

Hay tres candidatas, sí, pero se perciben claramente dos bloques enfrentados: el Podemos de las calles y el Podemos de las instituciones. Por un lado Teresa Rodríguez, que se siente cuestionada por una parte de su ejecutiva y busca ganar más control del órgano de dirección; y por otro lado un sector crítico bifurcado en dos candidaturas, la de Lizárraga y la de Gutiérrez, que comparten las críticas a Rodríguez y le reprochan que haga de Podemos un “partido-protesta”. El debate no dejó una clara ganadora, porque tampoco estaba pensado en clave de duelo político.

“Tenemos que convertirnos en una fuerza de gobierno, ya no basta sólo con manifestarse. Si antes Podemos ha sido bélico, ahora tiene que ponerse a trabajar”, advirtió Lizárraga en varias ocasiones. En la misma línea, Begoña Gutiérrez planteó que Podemos Andalucía tiene dos opciones a partir de ahora: “Ser más radicales en las formas -lo que hará que el PSOE se sienta más cómodo, en el discurso de quién es más de izquierdas- y la otra opción: enfrentar al PSOE con sus contradicciones, que demuestre de qué lado está”, avisó. La candidata de Plaza a Plaza dejó entrever que su posición es la segunda, y que la ejecutiva actual del partido no va en esa dirección. “Tenemos que reforzar nuestro papel institucional sin sacar un pie de las calles”.

Ésta es la crítica medular contra Teresa Rodríguez. Sus compañeras reconocen el importante papel que ha jugado en el discurso emocional, movilizando a muchísima gente, pero advierten de que esa estrategia está agotada y quieren que el siguiente paso tenga más que ver con la propuesta que con la protesta. La actual dirigente de Podemos Andalucía les replicó: “No creo en la disyuntiva entre propuesta y protesta. Y yo no soy alérgica a los gobiernos, pero soy consciente de los límites de las instituciones, lo veo en el Ayuntamiento de Cádiz. Necesitamos más empoderamiento por debajo, más movilización. Es un asunto estratégico fundamental, mi opción pasa por recuperar el ambiente del 15M que alimentó el nacimiento de Podemos”.

Las candidatas a liderar el partido en Andalucía durante el debate

Las candidatas a liderar el partido en Andalucía durante el debate


Los críticos defienden que el partido siga en la calle, identificándose con la gente, pero quieren que gane músculo en las instituciones. Lizárraga, que no tiene miedo a hablar de “valores socialistas dentro de Podemos”, explicó que no quiere un partido “parecido al de Felipe González, con hiperliderazgos y una estructura muy jerárquica”. “No podemos parecernos al PSOE”, dijo, y “no podemos envolvernos en la bandera andaluza como ellos”, añadió, en un dardo indirecto hacia Rodríguez. Begoña Gutiérrez reclama una comisión de garantías que “vele por el cumplimiento de las normas del partido” y presentó “compromisos concretos” en plazos muy delimitados (por ejemplo, en seis meses su candidatura solicitará la ficha como marca propia. Las primarias, al ser listas abiertas, permiten que al final en la lista definitiva confluyan miembros de las tres candidaturas.

Teresa Rodríguez es muy consciente de ello, por eso reclamó “una mayoría suficiente en la asamblea para poder implementar su propio proyecto”. Su objetivo es acaparar los máximos puestos posibles en la futura dirección (hasta un límite del 80% según el reglamento interno) para no sentirse tan maniatada por los críticos como lo está ahora. “Podemos debe ser un partido movimiento”, dijo, “necesitamos un plan B para Andalucía”.

Hay más diferencias entre las candidatas en el modelo organizativo de partido y el papel que debe jugar respecto al PSOE que sobre la acción política. Es llamativo que tres diputadas que forman parte del mismo grupo parlamentario aspiren a liderar la misma formación, pero también lo es la unidad que demuestran al defender el trabajo que han hecho en el primer tramo de legislatura (diez iniciativas legislativas registradas y debatidas). “¡Somos el mejor grupo del Parlamento!”, llegó a decir Lizárraga, ante la complacencia de sus compañeras.

Las tres candidatas defienden un Podemos federal, más autónomo de la dirección estatal y con más capacidad de autogobierno. También reclaman un partido más feminista y más municipalista, que delegue autonomía, voz, recursos y poder a las asambleas locales, comarcales y provinciales. Coinciden en la limitación de cargos institucionales, de personas contratadas en el partido y del tiempo de mandato de los dirigentes. Sin embargo, Lizárraga difiere radicalmente de sus compañeras al proponer una fórmula de partido muy inusual -“de una estructura piramidal a un modelo circular”-, con el compromiso de abandonar la Secretaría General en el plazo de un año, y dar paso a un reparto de poderes más horizontal y equilibrado.

La fórmula del debate fue decidida a contrarreloj por el comité electoral de Podemos que supervisa las primarias, y ha provocado las quejas de Lizárraga y Gutiérrez: se trataba de un debate a puerta cerrada (la prensa quedó fuera), moderado por una persona que no es periodista (la exlíder del Partido Andalucista, Pilar González), subdividido en intervenciones individuales de cada candidata, pero sin diálogo entre ellas y cruce directo de opiniones.

Además las dos candidatas críticas con la dirección actual de Podemos Andalucía se han unido a las críticas del resto de partidos de la oposición por haber elegido el Parlamento andaluz como espacio del debate de primarias. Tanto Lizárraga como Gutiérrez propusieron otros enclaves, y han denunciado “el uso partidista de las instituciones públicas”, algo que ha sentado muy mal al equipo de Teresa Rodríguez, que también ha tenido que oír las mismas críticas por parte del Gobierno de Susana Díaz, del PSOE y del PP. En este ambiente tenso se inició un debate que, sin embargo, ha tenido pocos encontronazos dialécticos, por no decir ninguno.

A la escucha, vía streaming, se presuponían miles de inscritos en Podemos Andalucía que decidirán entre el 7 y el 9 de noviembre quién pilotará la formación morada. No hace ni 48 horas que la dirección estatal de Podemos hizo público por primera vez el censo de inscritos en esta comunidad: 71.705 simpatizantes, de los cuales apenas unos 40.000 mantienen el derecho a voto en estas primarias (el reglamento interno del partido sólo permite participar a aquellos inscritos que hayan sido activos en los círculos en los últimos meses).

El volumen de seguidores de Podemos Andalucía, de los más altos de España, da una idea de la importancia que va a tener esta organización dentro del conjunto del partido dirigido por Pablo Iglesias, sobre todo si, como parece, la formación morada decide refundirse como un partido federal en la próxima Asamblea Ciudadana de Vistalegre, cediendo más autonomía y poder de decisión a las autonomías.

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