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Falta de pensamiento crítico y una realidad edulcorada: así se estudia el cambio climático en el instituto

Analizamos los libros de texto de varias editoriales para saber cómo se imparte la crisis climática en las clases de 1º de la ESO.

Imagen de los libros de texto de Geografía e Historia de 1º de ESO.
Imagen de los libros de texto de Geografía e Historia de 1º de ESO. PÚBLICO

Pregúntate cuándo fue la primera vez que oíste que hay que cuidar el planeta si te preocupa su futuro. Cuántos años tenías cuando tu cerebro asimiló conceptos como "sequía" o "lluvia ácida" o cuándo supiste que la Revolución Industrial que cambió el mundo también fue el inicio de una cuenta atrás. 

En algunos libros apenas es una página; en otros, varios temas. La información es dispar y desequilibrada y no es lo mismo estudiar Geografía e Historia de 1º de ESO con Vicens Vives que con SM o Santillana. Todos tienen sus particularidades, pero por ley tras la aprobación de la LOMLOE deben cubrir en sus temarios un apartado sobre la crisis climática que asola nuestro tiempo. 

¿Qué es el cambio climático? ¿Qué efectos produce? ¿Qué provoca la contaminación? ¿Por qué es un problema el aumento del efecto invernadero? Los niños y niñas reciben educación básica sobre estos aspectos. 

En el caso del libro de Edelvives para ese curso en Madrid, el punto "calentamiento global y cambio climático antropogénico" es de apenas una hoja. Aunque se relaciona directamente al hombre como causante del mismo, se dice que el cambio climático provoca "modificaciones", sin querer mostrar la cara más oscura de sus consecuencias: sequías, desertificación, temperaturas extremas... Hay que irse hasta el final de la lección para encontrar un escaso "atenuar el cambio climático es uno de los principales retos de la humanidad". La parte crítica y la sensación de urgencia quedan minimizados en el temario. 

"El cambio climático se explica como si fuera algo que tiene que pasar y no se habla de adaptación y mitigación"

Miriam Leirós, de Teachers of Future, organización que pretende concienciar sobre la crisis climática, echa en falta una perspectiva mucho más contundente en el temario: "Se habla del calentamiento global y del cambio climático de forma aséptica. Se explica como si fuera algo que tiene que pasar y no se habla de adaptación y mitigación", asegura para Público.

Brilla por su ausencia recordar de forma incesante la peligrosidad del cambio climático. La contundencia de sus consecuencias y la irreversibilidad si no se actúa a tiempo. Tal vez por amortiguar el mensaje a niños y niñas de 12 años, los libros de texto edulcoran el relato en torno a la crisis climática, que si quisiera ser fiel a la realidad debería parecerse más a un cuento de miedo.

También hay redacciones, que bien por despiste o por prisas, terminan por lanzar el mensaje opuesto al que se pretendía. Es el caso del libro de Santillana, que al definir qué son los gases de efecto invernadero comienza con la expresión "de manera natural...", elemento que resta toda la negatividad al párrafo explicativo. El enfoque científico vence con contundencia al mensaje de alerta o de autocrítica con el modelo de sociedad que ha provocado el cambio climático.

Sin embargo, sí se ponen sobre la mesa datos que en el debate político incluso se discuten o se refutan desde la extrema derecha, que intenta combatir la evidencia científica. Los libros no ocultan la realidad del aumento drástico de las temperaturas y todos reconocen que los grados centígrados que tardan millones de años en subir o bajar ahora varían en cuestión de décadas.

Una de las reclamaciones más intensas del activismo ecologista ante la ley de educación aprobada consistía en que el temario no acotase el calentamiento global a un único tema y que se disgregara por todo el libro de texto. "Desde que te vistes o alimentas, en todos los actos hay huella de carbono. Por tanto, debería ser un aprendizaje totalmente transversal", aseguran desde Teachers of Future.

Aunque la ley finalmente no fue así, pero el currículo de la ESO legisla a través de aspectos amplios e ideas a desarrollar, hay libros que sí han escuchado esas proclamas. El libro de SM tiene una parte final de ejercicios en cada temario donde la crisis climática gana fuera respecto a otras editoriales. Intenciones como "desarrollar conciencia ecológica" o ejercicios sobre la conservación de ríos o investigar sobre el cambio climático permiten desarrollar una conciencia crítica para combatir el problema. De hecho, este libro indaga en las consecuencias negativas para los seres humanos, un tema casi tabú en el resto de publicaciones. "Debatimos para encontrar posibles soluciones para disminuir los efectos negativos sobre las personas, desde la creación de infraestructuras hasta la actitud de los ciudadanos", reza el enunciado de un ejercicio a realizar en clase. 

"Se habla con perspectiva científica pero no que somos las personas las que sufrimos esto"

"Lo que nos parece mucho más grave —aseveran desde Teachers for Future sobre el asunto de apuntar que este problema afecta directamente a las personas — es que en su mayoría se habla del cambio climático como un hecho científico y que las personas no vamos a sufrir. Se habla con perspectiva científica pero no dicen que somos las personas las que sufrimos esto. Se trata como un hecho y no se tiene la perspectiva ecosocial. Tampoco dicen que hay desigualdades dependiendo del lugar donde se vive", sentencian con tono crítico. 

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