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El ciego de tu vida

Llega 'Resacón en Las Vegas', la comedia disparatada del año

LIDIA PENELO / CARLOS PRIETO

Que alguien detenga este revival demencial, por dios. Primero volvió la Movida. Luego sacamos los pantalones pitillos del fondo del armario. Y ahora Ahora vuelve la comedia gamberra de los años ochenta. ¿Qué va a ser lo siguiente en ponerse de moda? ¿Las hombreras, los abanicos gigantes y las películas de Garci? Pero lo peor no es la impunidad que da el paso del tiempo: lo peor es que las nuevas comedias escatológicas protagonizadas, cómo no, por pandillas de hombres unidos contra viento y marea, son divertidas. Es más: algunas, como Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009) son totalmente delirantes.

Sí, por absurdo que suene, Hollywood se ha empeñado en reformular el subgénero de la comedia descerebrada en los últimos tiempos. Y lo han tuneado tanto que, por momentos, pareciera como si alguien hubiera tenido la perversa idea de cruzar La revancha de los novatos (Jeff Kanew, 1984) y La fiera de mi niña (Howard Hawks, 1938). Porkys (Bob Clarke, 1982) y Con faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959).

Los responsables de semejante herejía pasaron ayer por Barcelona más contentos que unas pascuas: Resacón en Las Vegas, que se estrena el viernes, es la comedia clasificada R (los menores de 17 años sólo pueden entrar en el cine acompañados por un adulto responsable) más taquillera de todos los tiempos en EEUU: lleva recaudados 262 millones de dólares. Y costó 35 millones.

Un negocio tan grande como el ciego que se pillan los protagonistas del filme Phil, Stu, Alan en la despedida de soltero de su amigo Doug en Las Vegas. Un pedo tan explosivo que, a la mañana siguiente, ninguno de los tres es capaz de responder a preguntas tan básicas como: ¿Por qué está la suite arrasada? ¿Por qué hay un felino en el baño? Y, por último aunque no por ello menos importante, ¿dónde coño está el tío que se casa mañana? Ahí arranca la acción (léase el desmadre).

Por si todo este argumento no fuera suficientemente psicodélico y delirante por sí mismo, el hombre encargado de explicarnos la película, el director Todd Phillips, se presentó ayer a la promoción barcelonesa visiblemente fumado. Tanto que arrancó confesando a Público su afición a los canutos: 'Fumo muchos porros. Lo hago mientras escribo los guiones. Y también me ayudan durante el rodaje. Es una manera de evitar los límites. Cuando escribes una comedia creo que tienes que intentarlo todo, no censurarte', afirmó tras ser preguntado si se pone límites a la hora de imaginar situaciones cómicas.

Por tanto, nadie mejor que Phillips que durante la entrevista no paró de ponerse y quitarse las gafas, bostezar, sostenerse la cabeza con una o ambas manos, partirse de risa y dibujar caritas en un bloc- para narrar la historia de cuatro tíos que se pillan el ciego de sus vidas . 'Imaginé todas las locuras que te pueden ocurrir en una despedida de soltero'. En efecto, el Phillips sólo se puso un límite: que pudieran 'vivir para contarlo'.

Pero para poder contar todo primero hay que intentar recordar algo. 'Empezando desde esa mañana, los tres amigos tienen que tomar juntos una decisión y seguir una posible pista tras otra que les recuerde todo lo que hicieron la noche anterior y, con suerte, llevarles al lugar donde vieron por última vez a Doug. Y los espectadores tienen que seguirles en su proceso. Vas uniendo las piezas al mismo tiempo que ellos. En ciertos aspectos es como una clásica película policíaca', dice.

Cine negro, sí, con la salvedad de que el encargado de las pesquisas no es Humphrey Bogart, sino tres hombres echos pure que se devanan los sesos para intentar resolver el misterio de qué coño pasó anoche. Y ya les adelantamos que lo que se encuentran por el camino no les va a gustar nada de nada.

Pero, pese a todo el desaguisado nocturno, el cineasta, con la relajación moral que da fumarse un cigarrillo de la risa de vez en cuando, no tuvo reparo en dar ayer unas cuentas lecciones de ética nocturna: 'Uno de los mensajes del filme es que puedes hacer lo que quieras, pero sin dejar pruebas'. Además de ofrecer todo tipo de explicaciones sobre dónde debe ir uno si lo que quiere es liarla parda en EEUU: 'Las Vegas es un lugar donde portarse mal. En EEUU representa el lugar donde la gente va a mostrar su lado más salvaje'.

Como toda película protagonizada por un grupo de machos alborotados que se precie, Resacón en Las Vegas es no se ha librado de recibir el calificativo de sexista. Pero el cineasta, que por algo viene de la tierra de lo políticamente correcto, donde a menudo se confunde sexo con sexismo, pasarlo bien con discriminar a otro, ha venido a España con la lección bien aprendida. 'No tratamos de un modo sexista a las mujeres. En EEUU el 53% de las personas que han visto la película son mujeres. Para ellas es la oportunidad de ver por un pequeño agujero lo que hacen los hombres cuando no están con ellas. Ellas sí tienen sentido del humor, no cómo ustedes', soltó ayer Phillips a un reducido grupo de periodistas.

Y esto fue sólo el principio. 'Sí, está película podría haber sido protagonizada por tres mujeres. Me encantaría hacer una comedia sobre una despedida de soltera. Pero como siempre he pensado que hay algo incómodo en cómo se relacionan los hombres, me decanté por una despedida masculina. Creo que entre las mujeres no hay tanta tensión', afirmó tajante el cineasta, que durante el rodaje tuvo mucho tiempo para darle vueltas al enigmático asunto de la camaradería masculina: 'El mejor humor sale del corazón. Tienes que creer que estos chicos se preocupan realmente unos de otros y tienen una auténtica conexión, y eso hace que las cosas no se queden simplemente en contar chistes. Se trata de explorar el humor natural y la torpeza de las relaciones entre hombres y del tipo de cosas que les unen'.

Por su parte, la actriz Heather Graham, que interpreta a una stripper hippie de Las Vegas, única chica que comparte farra con los desmadrados y amnésicos mozalbetes, zanjó el tema del sexismo poco después afirmando que la película 'sería muy distinta si la protagonistas fueran chicas. Las chicas también se portan mal. Aunque no creo que robaran un tigre'. Pues ya están tardando, amigas.

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