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El hermetismo de Cospedal mina la confianza del PP en su estrategia frente a Bárcenas

ANA PARDO DE VERA

Justo cuando la desconfianza interna había alcanzado su punto álgido en el PP, el confuso carpetazo a la trayectoria orgánica de Luis Bárcenas ha sido decisiva para que todas las miradas se vuelvan hacia la secretaria general buscando una explicación. A María Dolores de Cospedal, los suyos le responsabilizan en exclusiva de la estrategia seguida desde que el ex tesorero fue imputado en la trama Gürtel por Baltasar Garzón (febrero de 2009) hasta que fue indemnizado 'en diferido' en abril de 2010 -según la propia Cospedal- o despedido sin su consentimiento ni conocimiento en enero de 2013 -según constata Bárcenas en su demanda contra el PP por 'despido improcedente' -. Ahora, además -y siempre en privado-, varias voces relevantes en la calle Génova reprochan a la número dos del PP no haber contado con nadie para diseñar un plan sobre un asunto muy complejo y delicado: cómo sacarse a Bárcenas de encima con el resultado de daños mínimos al partido y al Gobierno. El hecho de presentar una demanda contra el ex tesorero y el diario El País el viernes 15 sin avisar más que a Mariano Rajoy es uno de los ejemplos que muestran las fuentes consultadas para ilustrar su percepción.

Sin embargo, y aunque ahora el caso Bárcenas haya sido el detonante para criticar con más dureza un comportamiento que ha perjudicado al partido, el hermetismo e individualismo de Cospedal constituyen un viejo conocido para su entorno. La secretaria general del PP, según la describen algunos de sus compañeros de filas, es una persona 'muy desconfiada' que pugna por controlarlo todo en primera persona -particularmente 'la información' que atañe al partido- y se comporta como si todo el mundo conspirase en contra de ella. 'Lo ha hecho con Javier [Arenas] y con Soraya [Sáenz de Santamaría] y aquí tenemos el resultado', razonan en referencia al alejamiento de quien creen que sería un buen portavoz del PP 'en este momento' y de la vicepresidenta, que todos los viernes sortea las preguntas sobre la presunta corrupción del partido sin mantener ya apenas comunicación con Cospedal. Las tensiones se endurecen en las crisis y Bárcenas ha venido a empeorar una situación que ya es un comentario clásico en la calle Génova: la mala relación de dos de las personas de la máxima confianza de Rajoy. En La Moncloa restan importancia a este asunto, que atribuyen a la leyenda sobre las presuntas desavenencias que los presidentes del Gobierno alentarían entre sus colaboradores más cercanos para forzarles a dar lo mejor de sí mismos.

La secretaria general sólo ha confiado en la actual tesorera-gerente del PP, Carmen Navarro, interventora amiga de Cospedal y tan hermética como ella. 'Ni comparte información ni pide consejo', asegura una de las fuentes consultadas, y añade que 'supone' -tampoco en este punto hay comunicación- que el presidente del Gobierno y el PP está al corriente de todos los pasos que va dando su número dos y avala sus actuaciones, 'como no puede ser de otra forma'. Aunque reconocen que, en la mayoría de los casos y con la gente de su absoluta confianza -como es el caso-, Mariano Rajoy pide objetivos y se desentiende de los medios que se emplean para lograrlos. En el entorno de la también presidenta de Castilla-La Mancha, convencidos de que el ex tesorero quiere la cabeza de Cospedal, insisten en su fortaleza para resistir este embate y seguir realizando la tarea que le encomendó el presidente, que es, al fin y al cabo, el aval más poderoso con que se puede contar y de quien depende la responsabilidad de la secretaria general.

'¿Sigue manteniendo su confianza en la secretaria general?', preguntó ayer la prensa a Rajoy cuando entraba en el hemiciclo para la sesión de control al Gobierno de primera hora de la mañana. 'Buenos días', contestó el presidente, que, de la misma forma que su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, evita entrar en este asunto y en cualquiera que tenga relación con Bárcenas o sus derivadas (Gürtel o la economía doméstica del ex matrimonio formado por Ana Mato y Jesús Sepúlveda, entre otros) Fue el portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Popular, Rafael Hernando, quien, a preguntas de los periodistas sobre una posible pérdida de la confianza del PP en Cospedal, la defendió asegurando que en el partido 'goza de toda la confianza de todo el mundo'. 'Es la secretaria general de mi partido y lo va a seguir siendo, así lo hemos decidido', zanjó.

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