El Gobierno impondrá este viernes a la banca un segundo saneamiento en menos de tres meses. La pésima situación de Bankia, que ha obligado a su nacionalización, y la creceiente desconfianza que ese hecho ha provocado en los mercados, ha empujado al ministro de Economía y Competitividad, Luis De Guindos, a poner en marcha una nueva reforma financiera —la segunda desde que llegó el PP; la cuarta desde que empezó la crisis— que endurece las provisiones (el dinero que la banca deben destinar a cubrir sus activos dudosos) a los bancos y permitirá, además, retirar los activos tóxicos de sus balances y aparcarlos en sociedades externas. 

El objetivo del Gobierno es evidente: se trata de dar una imagen más saneada del sector al precio que sea. Hasta Bruselas duda, y eso el Gobierno no lo puede aceptar, incluso aunque eso cueste sangre. Los 54.0000 millones de euros que en febrero impuso el Ejecutivo en provisiones para los bienes inmobiliarios más problemáticos no han sido suficientes. Por eso, el Gobierno obligará a los bancos a hacer un esfuerzo adicional de 32.000 millones. Todo un lastre para el sector, que obligará a no pocas entidades a vender activos o buscar nuevas fusiones. 

Los créditos dudosos, morosos, y los activos inmobiliarios adjudicados, como pisos, solares y promociones, suman en España 180.000 millones de euros, el 18% del PIB. Mientras la banca no se sanee, el crédito seguirá sin fluir, por eso De Guindos ha decidido coger el toro por los cuernos:  los bancos se enfrentarán a un endurecimiento de las provisiones inmobiliarias que afectarán a los créditos considerados 'sanos' o no problemáticos, y que suman en España 140.000 millones adicionales.

Una vez aplicada la purga, los bancos podrán sacar los bienes inmobiliarios de su balance, y traspasarlos a sociedades externas, cuya creación será regulada también mediante el decreto que se aprobará este viernes. Se trata de 'sociedades de gestión inmobiliaria', a las que los bancos traspasarán los activos con un fuerte descuento, sin miedo a sufrir pérdidas gracias a las fuertes dotaciones realizadas. Esta medida, en cualquier caso, será voluntaria para cada banco, que podrá decidir entre constituir las sociedades inmobiliarias en solitario, o asociados a otras entidades.