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El Berlín más joven dio una entusiasta bienvenida a Obama

EFE

Gemma Casadevall

El aspirante demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, eligió Berlín para el único gran discurso de su+ gira europea y los berlineses se lanzaron a la calle para darle una entusiasta bienvenida.

Unas 200.000 personas, jóvenes en su mayoría, acudieron a la Columna de la Victoria para escuchar el mensaje de quien se presentó "no como un candidato, sino como un ciudadano del mundo (...) de aspecto distinto a otros americanos que antes hablaron aquí".

Obama apareció ante una multitud, que llevaba horas esperándole, sonriente y caminando tranquilo sobre la tarima montada ante la Columna, y se permitió un pequeño baño de multitudes tras su 25 minutos de discurso, para estrechar la mano a los de primera fila.

El aspirante a suceder a George W. Bush desplegó carisma y prometió lo que la mayoría quería escuchar: que de llegar a la Casa Blanca luchará por trazar puentes, no por profundizar en las diferencias, que "sí, han existido", dijo, entre Europa y EEUU.

"Obama representa los intereses de Europa", comentaba Zeno Kaiser, un muchacho de 19 años, voluntario del equipo del aspirante desde hace dos semanas, que en los dos días pasados repartió emblemas con el eslogan "Change. We can" -"Cambio. Nosotros podemos"- y hoy compartió entusiasmo con la multitud.

"Sí, esperamos que traiga el cambio. Un cambio en América se contagiará, para bien, al resto del mundo", sentenciaba Kelly Stein, una berlinesa de 17 años, negra como Obama, que acudió junto con una decena de compañeros de su campamento de verano.

Niños agitando banderitas, alguna que otra pancarta -estaban prohibidas, pero alguna se coló- y, sobre todo, mucho entusiasmo: ese era el panorama alrededor de la Columna, un monumento más identificado ahora con fiestas de hoy que con guerras pasadas.

El emblemático monumento se erigió en 1873 para evocar victorias prusianas, el nazismo lo instrumentalizó para autoglorificarse, pero para el berlinés de hoy su imagen está ligada a grandes carnavales "tecno" o transmisiones multitudinarias de fútbol.

El kilómetro largo hasta la Puerta de Brandeburgo -lugar elegido inicialmente por Obama, pero desestimado porque a la canciller Angela Merkel no le pareció adecuado- no estalló como en esas citas festivas, pero la multitud alcanzó dimensiones que para sí hubiera querido cualquier auténtico presidente de visita en la ciudad.

La fascinación por Obama contagió a la multitud y a las autoridades: "Su encanto es mayor de lo que llegué a imaginar", confesó a EFE Klaus Wowereit, el alcalde-gobernador de Berlín, quien se presentó en el Hotel Adlon, donde se aloja el aspirante, para hacerle firmar en el Libro de Oro de la ciudad.

"Estamos con los nervios a flor de piel. Pero vale la pena", admitía el portavoz de la policía, Bernhard Schodrowski, ante las enormes dificultades que supone velar por un candidato como Obama. Es decir, un visitante tan expuesto como un presidente de EEUU a un atentado, pero sin un aparato de seguridad propio tan cohesionado como el inquilino de la Casa Blanca.

El parque Tiergarten que envuelve la Columna de la Victoria, punto ideal para picnics y meriendas veraniegas, fue un festín entusiasta en honor a la "nueva América" que representa Obama. EFE

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