Este artículo se publicó hace 14 años.
En la cara de las víctimas
Pasará a la historia el juez Luciano Varela como el valedor de parte de las tesis del fascismo en España. Lo hará con el inestimable apoyo de los vocales de Consejo General del Poder Judicial, avales estos de las posiciones del juez instructor.
No pasará a la historia Santos, original de León, asesinado por el ejército franquista junto a otros seis hombres en las afueras de la ciudad. No pasará a la historia porque nunca nadie ha investigado ese fusilamiento extrajudicial. Ahora sabemos que, de triunfar esta sentencia que apoya las tesis de Falange Española y Manos Limpias, jamás nadie lo hará. Jamás nadie en España investigará ese crimen.
Porque lo que han dejado claro estos históricos jueces, y ésta es la cuestión central, es que la tortura, la desaparición forzosa de personas, el secuestro y robo de bebés y la eliminación sistemática de un grupo ideológico y político opuesto al poder son delitos sujetos a leyes de amnistía, delitos que prescriben y por lo tanto delitos que no deben ser investigados.
Comparten Luciano Varela, Margarita Robles y demás vocales del CGPJ las mismas tesis que los defensores de Videla en Argentina, de Pinochet en Chile, de Ríos Mont en Guatemala y de Franco en España; es decir, la validez suprema de las leyes de amnistía y el valor restrictivo de la prescripción de los delitos de lesa humanidad. Todos se oponen a los avances que la Justicia Universal ha introducido en materia de Derechos Humanos y cierran la puerta a cualquier reparación, por nimia que sea, por parte de la judicatura.
Por ello pasarán a la historia. Se pueden buscar tecnicismos o motivaciones personales para Varela y el CGPJ, puede que las haya o puede que no, pero el hecho es que la interpretación de las leyes internacionales, de la legislación en materia de delitos de lesa humanidad y de los tratados contra la tortura es lo que está en el corazón del debate. Si se quiere abofetear a Garzón se está haciendo en la cara de las víctimas del franquismo.
Pasará a la historia el juez Baltasar Garzón como aquél que, al margen de otros aciertos y desaciertos, intentó dar a las víctimas del franquismo lo que la decencia les otorga: información, reparación y dignidad. Quienes no pasarán a la historia serán los bebés arrebatados a los perdedores y entregados a familias adeptas al régimen. Sus padres jamás recibieron reparación alguna. Ahora sabemos que nunca lo harán porque en España hay cosas que no se tocan y el franquismo es una de ellas.
La mayoría de los jueces del Supremo juraron lealtad a los principios del Movimiento: esto no pasará a la historia porque un amable manto de silencio se seguirá alzando sobre nuestra modélica transición. Tan modélica que con el tiempo ha logrado hermanar bajo una misma causa a la "progresista" Margarita Robles y el "progresista" Luciano Varela con Manos Limpias y Falange Española. Nombres que quedarán unidos para siempre en los libros de historia por haberse ocupado de que nadie desatara lo que estaba atado y bien atado.
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