Este artículo se publicó hace 15 años.
Doñana pide agua y ayuda para evitar otro Daimiel
Los científicos reclaman al Gobierno una mayor inversión e implicación en el parque nacional, cuando se cumplen 40 años de su creación // La sobreexplotación del acuífero y el riego de cultivos intensivo
Hubo un tiempo en Doñana en que el coche de un rico visitante o la suscripción a una revista científica eran las únicas subvenciones para conservar e investigar. No había más fuente de financiación que las donaciones privadas. Lo contaba hace unos meses a Público el director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), Fernando Hiraldo, al referirse a la generosidad de una mujer inglesa que este año dejó su herencia un piso y una colección de libros al parque.
Cuarenta años después, Doñana ha multiplicado por 15 su superficie protegida de 6.500 a 110.000 hectaréas, ha sufrido un cáncer de la talla del vertido de Aznalcóllar y ha creado un laboratorio de campo excepcional. Por eso ayer la misma persona que contaba con satisfacción los orígenes del parque pidió con seriedad al Gobierno central que se moje, que invierta y se implique en este espacio protegido. "Como ha hecho en Daimiel, comprar terrenos que propicien un mejor manejo del agua para evitar, ahora que estamos a tiempo, que ocurra en Doñana lo mismo que en las Tablas [un incendio en el subsuelo avanza lentamente]", declaró Hiraldo.
"La protección es mayor que nunca, pero aún hay problemas"
Responsabilidad del EstadoEl responsable del CSIC en Andalucía añadió un matiz para amarrar la responsabilidad del Estado: "El hecho de que las competencias sobre el parque hayan sido transferidas a la Junta de Andalucía no significa que el Ministerio de Medio Ambiente se inhiba y deje de aportar fondos para la mejora de la conservación del espacio". Hiraldo compareció ayer en una rueda de prensa junto a la consejera andaluza de Medio Ambiente, Cinta Castillo, para esbozar un balance en unas semanas se dará a conocer un informe exhaustivo en el 40º aniversario del Parque Nacional de Doñana, creado el 16 de octubre de 1969 por un Real Decreto.
Ya pocos imaginan, reflexionan los científicos que trabajan a diario en el corazón de este Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, la construcción de una carretera por el litoral o la plantación de miles de eucaliptos. Doñana no se hunde. La protección es mayor que nunca, admiten también los ecologistas, pero existe aún una lista de problemas graves sin resolver. El principal, según el instituto del CSIC, es la calidad y la cantidad de agua. El acuífero que sustenta Doñana está sobreexplotado. "Las extracciones ilegales no se deben consentir", insistió Hiraldo, "ni el regadío destinado a la agricultura intensiva y contaminante; la apuesta debe ser por la agricultura ecológica". En las últimas dos décadas, el regadío agrícola se ha duplicado en la comarca debido, en la mayoría de los casos, a la perforación de estos pozos ilegales. La pérdida asciende a unos 25 hectómetros cúbicos al año.
Los ecologistas creen que el riesgo externo, como los vertidos, ha subido
Una lista aún muy larga
Hiraldo se esforzó ayer por inculcar la imagen contraria que a veces se tiene de Doñana: "Me preocupa que la gente tenga la idea de que la conservación no sirve para nada". Pero los problemas derivados de la gestión hídrica no son los únicos: exceso de asfalto, pesca ilegal, presión urbanística más de 600.000 personas habitan en su entorno, turismo irresponsable, especies invasoras... Los ecologistas son muy críticos y hace sólo dos meses, tras un vertido de una refinería de Cepsa, cuyo impacto medioambiental fue nulo según el informe del CSIC, alertaban precisamente de la desprotección del parque. Nueve toneladas y media de hidrocarburo mezcladas con 391 de arena se expandieron por 14 kilómetros de playas. Y no fue el único incidente del verano.
Ayer, los grupos conservacionistas volvieron a disparar munición contra la Administración. "Por más que la Consejería intente pintar un mundo idílico, existen muchos peligros que ponen en riesgo el futuro del parque, como ha ocurrido en Daimiel", lamenta Juanjo Carmona, responsable de la oficina de WWF/Adena en Doñana. Los ecologistas consideran que la zona tiene más amenazas externas que nunca con refinerías como las de Cepsa o el oleoducto de la refinería Balboa. "Y a pesar de contar con mayor información y más investigaciones, no hemos sido capaces de ser valientes y afrontar esos problemas", resume Juan Romero, de Ecologistas en Acción.
La Junta andaluza quiere convertir el espacio en un laboratorio abierto
Aparte de la escasez de agua, los conservacionistas apuntan a las deforestaciones y al crecimiento descontrolado de los cultivos intensivos, como el fresón o los eucaliptos. De hecho, recientemente Ecologistas en Acción ha denunciado en la Fiscalía una plantación en el corazón del Río Tinto, Paisaje Protegido que actúa como corredor ecológico entre Doñana y Sierra Morena.
Logros meteóricosLas dificultades, sin embargo, no empañan los logros, que son muchos e importantes, como el aumento indiscutible de la biodiversidad. Aves como el morito o el avetoro, extinguidas durante décadas en la zona, han conseguido acumular poblaciones de miles de ejemplares. Otras como el azor, el búho real o el elanio azul nidifican ahora por primera vez en este espacio protegido. Actualmente, existen más de 900 especies de plantas vasculares y helechos, 20 especies de peces de agua dulce, 11 de anfibios, 21 de reptiles, 37 de mamíferos no marinos y 360 de aves, de las que 127 se reproducen habitualmente en Doñana.
"Es uno de los pocos lugares en el mundo en el que la cantidad de ecosistemas y biodiversidad permite adelantarse a las consecuencias que tendrá el cambio climático", dijo ayer Cinta Castillo. La intención de su departamento es hacer del parque "un laboratorio natural a cielo abierto" e incluirlo en una red de observatorios del cambio global junto a Sierra Nevada y Almería.
Sólo este año, la Consejería de Medio Ambiente ha invertido en Doñana 29 millones de euros, informa Europa Press. La partida mayor, nueve millones, se destina a la dinamización de la economía y el empleo. La conservación de su biodiversidad, como las actuaciones relacionadas con el lince ibérico o el águila imperial, se llevan 6,3 millones. Existe una dotación de 5,6 millones para la mejora de infraestructuras y 3 millones para la investigación, que han permitido la puesta en marcha de 69 proyectos.
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