Este artículo se publicó hace 15 años.
La factura griega llega también a las empresas privadas
La banca sufrió tres meses de sequía y ahora sus títulos se pagan más caros
Àngel Ferrero
La nube de desconfianza no es algo que afecte sólo a las Administraciones públicas. Las empresas se han visto también castigadas por las dudas. La banca española, uno de los principales clientes de los títulos de deuda pública, vio cómo se le cerraba el mercado a cal y canto durante tres meses.
El 19 de abril, en plena turbulencia griega, tenía lugar una emisión de 500 millones de euros del Sabadell. Sería la última hasta el 19 de julio, cuando BBVA logró colocar 2.000 millones gracias a las informaciones que apuntaban a los buenos resultados de la banca española en las pruebas de resistencia.
Ese día, BBVA y Santander cayeron en bolsa. Los bancos medianos cayeron aún más. La emisión había salido muy cara en comparación a lo que se pagaba antes de la crisis griega: 1,95 puntos porcentuales sobre euríbor, frente a entre 0,6 y 1,2 puntos antes. El mercado intuyó que las entidades españolas iban a tener que poner sus títulos muy atractivos para no depender en exclusiva de la barra libre de liquidez que facilita por el momento el Banco Central Europeo.
Y así ha sido. Entre aquel 19 de julio y octubre, han logrado colocar en el mercado títulos por importe de 20.000 millones pero a un coste medio un punto porcentual superior al que se pagaba en los 12 meses previos a la crisis griega. Ese coste va desde los 2,4 puntos sobre euríbor que ha pagado Bankinter por bonos a tres años, a los 1,45 puntos sobre euríbor de Santander. "La banca está estigmatizada a nivel mundial. Ha emitido mucho papel en los últimos años y ahora sus clientes (fondos de inversión, etc.) quieren diversificar y, cuando les vencen los títulos, no los renuevan en sus carteras", comenta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. A las empresas les va algo mejor. Telefónica y BBVA emitieron hace unos días bonos al mismo tipo de interés pero, mientras que la primera tuvo una demanda de 6.000 millones de euros por títulos a siete años, el banco, con un vencimiento de dos años, se quedó en 2.000 millones.
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