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De general a teniente: "Si te cuento mi vida, lo tuyo es una coña"

'Público' ofrece la transcripción de la grabación entre el teniente Luiz Gonzalo Segura y el general José Luis Goberna sobre las malas prácticas en la Fuerzas Armadas

LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL

Grabación completa de la conversación:

Transcripción de la conversación grabada entre el teniente Luis Gonzalo Segura y el general José Luis Goberna

General: Yo he visto lo que tú me has contado y mucho más. Pero la forma de atacar esta empresa, sus irregularidades o las cosas que nos desmoralizan, es pelear en el día a día.. Porque al final ganas.

Teniente: Pero a mí me están cortando...

G: Pelear en el día a día supone tener paciencia, trabajar todos los días. Si yo te contara mi vida, lo tuyo es una coña. Lo tuyo es una coña, comparado con cosas que tú ni puedes contar. Yo no soy una persona especialmente simpática, porque lo que necesito es hacer trabajar a la gente. Pues evidentemente yo tengo una responsabilidad debida, que me enseñó mi primer capitán. Él me contó una cosa pero luego hacía otra, con lo cual fue mi primera decepción. Cuando sales de la Academia y vas a tu primer destino, te cuentan una película y te la crees. Y a los dos meses quien te la cuenta actúa de forma contraria. Así que tus crisis morales yo las comprendo perfectamente. Pero mi técnica fue distinta. Si yo hubiera hecho lo que has hecho tú, estaría muerto en combate. ¿Tú sabes cuál fue mi técnica para afrontar todos esos problemas que tú me cuentas, y mucho más graves, económicos, de irregularidades...? Y he llegado a general con esta técnica... ¿Sabes cuál es? La japonesa. Trabajar más, agotar el sistema por saturación. Cuando me han tocado los huevos, no he ido al juzgado, lo que he hecho ha sido trabajar más. ¿Sabes quién es el deudor de eso? Yo. Y para esto hace falta una cosa muy importante, que es vocación militar. En la empresa en la que trabajas se obedece a unos ideales de servicio superiores a la coyuntura que te rodea. Esto hay que tenerlo claro, unos ideales claros, y tener suerte. Suerte en el sentido de tener amigos, compañeros, que te ayuden. Porque esta no es una labor de una sola persona. Yo en este primer destino en el que me sentí tan desolado me encontré con dos o tres sargentos que me seguían. Hicimos nuestro mundo. Mi técnica en adelante siempre fue la misma, trabajar más. Si no te arrinconan. A trabajar más no me gana nadie, y no tengo que denunciar a nadie. Cuando yo era teniente mi primer destino fue Campamento, aquí. Me dieron una sección y tenía tres sargentos. (...) ¿Qué hacía yo? Trabajar más. Estaba con los soldados hasta las siete de la tarde todos los días. Y si había un programa de instrucción a las cuatro de la mañana, yo venía. ¿Cómo crees que me trataban mis compañeros los tenientes?

T: Me imagino que no muy bien.

G: Me vino uno y me dijo que me buscara una novia y que dejara que de tocar las pelotas, que a mí me pagaban por ser teniente, no por trabajar. Y si trabajaba tenían que pagarme dietas. Me reí y pensé que estaba jodiendo el sistema. ¿Quién ha pagado esto? Mi tiempo. Y mi mujer y mi familia. La única manera de trabajar contra esta iglesia no son las denuncias, porque al final el sistema te depura, se libra, es tan terrible que se libra de ti. Entonces, si tienes verdadera vocación de militar, y me consta que la debes de tener para iniciar este camino, tienes que de alguna manera tentar a la suerte. Y trabajar más. Yo he tenido suerte, me he encontrado con jefes a los que les ha ido bien con mi trabajo. Mi técnica es esa, trabajar más y hacer equipo.

T: Mi general...

G: Personalmente no te puedo decir más. Pero estás eligiendo un camino malo porque te estás poniendo en contra al sistema. ¿Entonces qué ocurre? Que hay personas, de mayor jerarquía y con más poder, se aprovechan del sistema. Un caso muy concreto. Si el problema es que te hacen unas calificaciones y tú no estás de acuerdo con esas calificaciones no debes entrar en la dinámica de lo personal con las alegaciones. Lo que ocurre es que el sistema se eriza hacia atrás. El sistema es muy duro, yo no he podido con él. No puedes cambiar las cosas. Debes intentar hacerlo de la manera humanamente que tu saludo y tus capacidades te lo permitan. Trabajar más y hacer equipo. Te entiendo perfectamente todo lo que me has contado. Tienes razón en que no hay derecho a que se dañe tu imagen y que nadie te puede obligar a hacer sinvergüencerías. Pero no es la manera de luchar contra este sistema, hay otras formas.

T: ¿Y qué hago? ¿Permito que sigan sucediendo esas cosas?

G: No. Haces lo que has hecho, gritar más, hasta que llegue alguien que te oiga. Ten paciencia. Te puedo citar a lo largo de mi vida militar múltiples situaciones en la División Acorazada, en la Guardia Real, en el Estado Mayor del Ejército, en la OTAN, tengo una variedad de destinos que no veas, tengo muchos amigos y enemigos. Y oirás muchas cosas de mí. Pero hay una cosa que no tolero, que es no trabajar. Y mi técnica es que yo doy siempre primero, luego pido y luego exijo. Doy, pido, exijo. Al subalterno no le voy a pedir nada cuando llego. A mis hombres yo primero les doy todo, doy transparencia, formación... y dentro de un año empezaré a pedir y dentro de dos años empezaré a exigir. Siempre es lo mismo. No voy a pedir lo que he dado y no voy a exigir lo que antes no haya pedido. Este es el sistema de trabajo, no hay otra manera. Mi padre me dio un consejo cuando le dije que quería ser militar. Me trató de disuadir de todas las formas posibles. Y me dijo: te vas a encontrar con una empresa que se caracteriza por ser funcionarios. Y en España el funcionario que de trabajar murió herniado, merecía ser fusilado. Yo pensaba que en Ejército toda la parafernalia del funcionario de Haciendo o de Tráfico se superaba, porque había un componente moral mucho más alto, de entrega al servicio, de entrega a España, de entrega a un bien superior que nos trascendía. Yo sigo creyendo eso y tengo esos principios morales. Y quien no los tiene choca conmigo. Te pido que te lo repienses. Mientras yo esté aquí, vas a tener satisfacción moral. Yo te voy a ayudar, te lo aseguro. Incluso en eso que te han archivado, yo te ayudo. Te puedo citar ejemplos mucho peores que los tuyos. Lo que me has contado no me suena nada raro. Pero es que es importante que relajes la mente. Eso no quiere decir que vayamos a permitir ninguna sinvergüencería ni que vayamos a permitir que nadie empañe la moral del Ejército. Porque eso va contra mí y contra mis principios. Yo te voy a ayudar. Pero deja de gastarte la pasta tío. Porque lo único que estás haciendo es engordar a un bufete y aquí estás poniendo el ambiente que te cagas, porque todo el mundo se escuda en...

T: En que yo denuncio. Es que no encuentro...

G: Se dan unas connotaciones que tú no controlas. Eres una buena cobertura para mucha mierda. Yo no te digo que dejes de hacer lo que haces, te digo que te lo pienses. Porque la empresa es muy dura. Cuando estuve en A Coruña yo tuve un magnífico jefe de Estado Mayor, se estaba retirando. Era un abuelo cojonudo. El otro día lo dije en el discurso. Esto es una empresa que cuando nosotros entramos ya existía. Y cuando nos vamos sigue existiendo. Es consustancial a la idiosincrasia del país, es decir, no podemos dejar de ser españoles. No te empeñes en sanear una empresa cuando a lo mejor todo el país está podrido. El margen, desde el punto de vista cristiano, es que tú puedes hacer lo que está en tu mano, no intentes lavar toda la empresa, porque la institución reacciona contra ti y te mata. Te mata. Cada uno hace lo que puede...

T: El tema mi general es que yo eso ya lo he asumido...

G: No caigas en la trampa. Ahora te doy una opinión. Te has metido en una trampa que te perjudica personalmente. No lo vas a conseguir.

T: He asumido...

G: No, yo creo que no. Eres muy joven para asumir eso.

T: Pero, he intentado...

(SE CORTA) 

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