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Una guardia civil puede ser sancionada por ponerse una compresa estando de servicio

Un teniente la ha expedientado por abandonar un control rutinario 10 minutos. Puede ser sancionada con dos días de suspensión de empleo y sueldo.

Imagen de archivo de la Guardia Civil. EFE/Laurent Dominique

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Una agente de la Guardia Civil puede ser sancionada por abandonar un control para ir al baño a ponerse una compresa. Un teniente le ha abierto un expediente disciplinario a pesar de que la profesional y los testigos aseguran que su ausencia no sobrepasó los diez minutos y que la regla le bajó de forma inesperada. 

Los hechos ocurrieron el pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, informa El País. La agente prestaba servicio en un control rutinario en una rotonda portuaria, apostada en su coche patrulla junto a un compañero. 

Su defensa explica que "le bajó inesperadamente la regla, viéndose obligada a acudir a un baño para ponerse una compresa de forma inmediata para no manchar su uniforme ni el vehículo oficial”. Recorrió unos 300 metros hasta el aseo.

Al regresar, el teniente estaba aparcando en el lugar en una ronda de inspección. Cuando llegó hasta él le explicó la urgencia que le obligó a abandonar su puesto momentáneamente, a lo que el teniente contestó con una reprimenda a gritos: “A mí no me cuentes milongas, vas al baño antes o después del punto de control pero no durante”. Su compañero en el control confirma esta versión. 

Acoso

Sin embargo el acoso denunciado por la guardia no quedó ahí. Al regresar al cuartel la profesional expresó ante el capitán su voluntad de denunciar el comportamiento del teniente utilizando el conducto reglamentario interno. Sin embargo el mando lo rechazó, excusándose con el argumento de que él no era su superior jerárquico, pero revelando también que el teniente le había pedido que no hablara con ella.

La guardia, que había llegado al cuartel visiblemente nerviosa llorando según varios compañeros, alegó sentirse indispuesta y se marchó a casa. 

Cinco días después, la guardia civil solicitó de nuevo entrevistarse con un superior para poner en conocimiento del Cuerpo el trato que había recibido del teniente. Contraviniendo todos los protocolos de acoso laboral, se le indicó el mando que debía recibir la queja debe ser su superior inmediato: el teniente.

De esta forma, el 13 de marzo la guardia civil informó al teniente de que iba a denunciar su comportamiento. 

Dos días después de esta reunión, una semana después de los hechos acaecidos en el control, el teniente elevó un parte disciplinario contra la agente por “inexactitud en el cumplimiento de las órdenes recibidas”. Alega que esta no pidió permiso para ir al baño y abandonar el control. El expediente podría acarrearle dos días de suspensión de empleo y sueldo por falta leve. 

La agente, según ha explicado su abogado, ha pedido que se active el protocolo contra el acoso laboral. Este protocolo ha sido denunciado en repetidas ocasiones por las asociaciones profesionales de agentes por ser ineficaz.  

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