Este artículo se publicó hace 13 años.
Cómo huele a cocido montañés
Los primeros fríos invernales animan a escaparse al valle de Cabuérniga para seguir la ruta del plato más tradicional de la cocina cántabra.
A Cabuérniga hay que llegar no solo para conocer uno de los valles más bellos de Cantabria, con sus casonas, sus torres y sus palacios en medio de su relajante paisaje, también para conocer pueblos que conservan el tipismo de antaño, alguno de ellos como Carmona, Valle, Terán o Carrejo declarados de interés histórico artístico, pero sobre todo, a comer cocido montañés, el plato más solicitado en los restaurantes de la zona.
El cocido es el plato más sobresaliente de la gastronomía cántabra, y eso que aquí no faltan carnes, pescados y deliciosos postres. Una riquísima y contundente receta elaborada a base de alubia blanca y berza, como ingredientes básicos, pero que se acompaña también del denominado compango, formado a base de productos de la matanza del cerdo como son chorizo, morcilla, costilla y tocino. El guiso puede comerse en cualquier lugar de la región aunque, sin duda, la zona más emblemática para probar semejante manjar es la zona del Saja, un valle en el que todavía están muy arraigadas las tradiciones, y que se dedica, principalmente, a la actividad agrícola y ganadera.
Bárcena Mayor es un encantador pueblo de ganaderos y pastores declarado conjunto histórico artístico donde degustar el mejor cocido montañés.La ruta que sigue su rastro comienza en Cabezón de la Sal, a 45 kilómetros de Santander y en la comarca del Saja, un excelente punto de partida para visitar toda la zona y cómo no, para degustar el cocido montañés. Entre sus calles típicas destaca el edificio más representativo, el Palacio de los Bodega, de finales del siglo XVIII, pero también casas blasonadas y palacetes de influencia francesa e inglesa de finales del siglo XIX, como la Casa de Los Arcos o la del Conde de San Diego, y arquitectura religiosa, como la iglesia de San Martín y la ermita de San Roque, un ejemplo de arquitectura popular del XVIII.
Cerca de Cabezón de la Sal y vía de entrada al valle de Cabuérgina se encuentra Ruente, afamada por su excelente gastronomía y por sus recursos naturales como el Monte Aa o el Monte Río Los Vados, por los que el paseo es una cita obligada. Pero en la zona también destaca La Fuentona, una surgencia natural de carácter intermitente que sale de una cueva a escasos metros y cuyo entorno, acondicionado como un merendero, es uno de los lugares más bellos de Ruente.
Muy próximo se encuentra Ucieda, afamado por celebrar la famosa Fiesta del Cocido, que reúne a miles de asistentes para degustar este conocido plato montañés. En este pueblo donde nacieron los Gutiérrez Cueto, ascendientes de los pintores María Blanchard y Antonio Quirós también se puede aprovechar la visita para conocer algunas casonas con grandes solanas y escudos.
El municipio de Cabuérniga también acoge otro pueblo que es muy representativo por conservar sus costumbres, tradiciones y ese sabor rural que todavía tienen estas zonas cántabras: Valle. Y en Los Tojos dos paradas imprescindibles: el pequeño pueblo de El Tojo y, especialmente Bárcena Mayor, un encantador pueblo de ganaderos y pastores declarado conjunto histórico-artístico donde perderse y como en sus vecinos degustar el mejor cocido montañés.
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