Este artículo se publicó hace 12 años.
Interior concede el tercer grado a Bolinaga
El secuestrador de Ortega Lara padece un cáncer terminal y lleva en ayuno desde hace 10 días para pedir su excarcelación. Interior propone al juez que su excarcelación quede sometida a unas "estrictas normas de conducta&qu
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que ha concedido hoy el tercer grado al preso etarra enfermo de cáncer Josu Uribetxebarria Bolinaga, propone que su libertad condicional quede sometida al cumplimiento de unas estrictas normas de conducta, como el alejamiento de las víctimas de sus delitos o de los familiares directos de éstas, así como la prohibición de ausentarse, sin previa autorización de la Administración Penitenciaria, de la localidad en la que fije su residencia.
Además, sugiere que se le prohíba participar de forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista ETA, y que haga declaraciones que conlleven desprecio o desconsideración de las víctimas del terrorismo.
La decisión de la Secretaría obedece a la aplicación del artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario que contempla la posibilidad de otorgar el tercer grado a un preso por razones humanitarias o por enfermedad grave, caso que concurre en este recluso, condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara y que padece una "enfermedad muy grave, irreversible e incurable".
De esta forma, se ha aprobado la propuesta que la Junta de Tratamiento de la prisión alavesa ha alcanzado esta mañana por unanimidad y lo ha hecho "a los exclusivos efectos de que se confeccione el expediente de libertad condicional por enfermedad".
"Esta Secretaría General entiende que, a pesar de la entidad de los delitos cometidos por el penado, resulta indudable que tanto la gravedad de la enfermedad, su previsible evolución, así como las características del tratamiento mitigan extraordinariamente la peligrosidad del recluso y anulan prácticamente el riesgo de reincidencia", señala la nota.
La concesión del tercer grado es el último paso antes de otorgarle la libertad condicional sobre la que ya tendrá que decidir la Audiencia Nacional en los próximos días.
El tercer grado penitenciario supone que el preso solo esté obligado a acudir a la cárcel para dormir por lo que esta medida no va a variar sustancialmente la situación de Uribetxebarria Bolinaga, ingresado en el Hospital San Sebastián por el cáncer que padece desde 2005 y que le ha producido metástasis.
Según el parte médico, el etarra tiene un 90% de posibilidades de morir en el plazo de un año La decisión del Departamento de Prisiones que dirige Ángel Yuste ha adoptado esta decisión después de que el parte médico del centro sanitario pronosticase que el etarra tiene un 90% de posibilidades de morir en el plazo de un año dada su enfermedad terminal e irreversible. Esta esperanza de vida supera holgadamente los parámetros fijados por Interior en el año 2000 para iniciar un proceso de excarcelación. Desde el año 1996 son 23 los presos de la banda terrorista ETA a los que se les ha concedido el tercer grado penitenciario por motivos de salud.
Una vez aprobado el tercer grado, la situación del interno vuelve a depender de la Junta de Tratamiento de la cárcel de Zaballa que en esta ocasión deberá elaborar un propuesta sobre la idoneidad de otorgarle la libertad condicional que supondría su definitivo traslado a casa. A diferencia del tercer grado, la decisión sobre la libertad condicional depende en exclusiva del juez central de vigilancia penitenciaria, José Luis Castro, o del juez de guardia que le sustituya.
Al encontrarse Castro de vacaciones, su sustituto es el juez central de Instrucción número 1, Santiago Pedraz, quien de momento ya ha solicitado a la Clínica Forense que remita un informe en el que le detalle si el etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, que se ha declarado en huelga de hambre desde hace diez días para pedir su excarcelación, puede ser atendido del cáncer que padece sin salir de la cárcel.
Uribetxebarria fue condenado en junio de 1998 a 32 años de cárcel como responsable del secuestro más largo de la historia de la banda criminal y que mantuvo encerrado en un zulo durante 532 días al funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara.
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