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El Manchester City se paga su lista de galácticos

Más de un centenar de millones de euros en fichajes no han convertido al Manchester City en favorito para ganar la Liga inglesa. Si no reparan sus agujeros en defensa, será el dinero peor invertido de la historia.

Iñigo Sáenz de Ugarte

No hay nada más fácil en la Liga inglesa que provocar a Sir Alex Ferguson. El entrenador del Manchester United ni se toma la molestia de ocultar su mal carácter. El Manchester City jugaba sobre seguro cuando celebró la llegada de Carlos Tévez al club. Colocó un cartel publicitario en el centro de la ciudad con la imagen del jugador y una puya en todo lo alto: “Bienvenido a Manchester”.

Ferguson no sólo tenía que soportar que el argentino le abandonara para unirse a las filas del vecino pobre de la ciudad, ya no tan pobre, sino que encima le recordaban que es el City el que tiene el campo dentro de los límites de Manchester. Y con Ferguson, bromas, las justas. “Es típico del City”, respondió. “Es un equipo pequeño con mentalidad de equipo pequeño”.

Tenga o no razón, lo cierto es que la cuenta corriente del City es mucho mayor que su mentalidad. El equipo se ha gastado 233 millones de euros en los últimos doce meses gracias a su compra por un fondo de inversiones de Abu Dhabi propiedad del jeque Mansur, cuya fortuna se estima en 30.000 millones de dólares. Este verano, el City se ha lanzado a fondo al mercado. Ha pagado 112 millones de euros por cinco jugadores y se ha convertido en la versión británica del Real Madrid.

Es también el equipo de la Premier más odiado por todos aquellos, que son muchos en el Reino Unido, que creen que los títulos no se compran a golpe de talonario.En ese camino, el equipo que entrena Mark Hughes ha enfurecido a algunos clubes y regado de millones a otros. De aperitivo, en junio fichó a Gareth Barry, codiciado por Benítez, Roque Santa Cruz y Stuart Taylor. En julio, echó el resto por Tévez y dos jugadores del Arsenal, Emmanuel Adebayor y Kolo Toure. Por estos tres últimos, pagó 77 millones de euros.

De medio campo para adelante, el City sí impone respeto, pero si miras atrás, los azules de Manchester casi dan risa. La temporada pasada, encajó 50 goles. Al equipo le faltaba carácter. Por eso fue uno de los clubes con peores resultados fuera de casa, en especial porque a Robinho le dan grima los campos británicos en los que hay que pelear bajo la lluvia por cada balón, que son casi todos.

Algunos entregadores acusan de arrogancia a los responsables del City. Curiosamente, Arsène Wenger, que ha tenido que entregarle a dos titulares, no parece picado en su orgullo y sólo alerta de los inconvenientes de tanto dispendio: “Cuando fichas a más de tres jugadores nuevos estás haciendo una apuesta arriesgada”.

Pocos se atreven a decir que el dinero haya hecho del City un equipo aspirante al título. De entrada, no lo creen las casas de apuestas. Y tampoco Ferguson, como era de esperar: “Con todo el dinero que se han gastado, aún no han conseguido una plantilla equilibrada. ¿Diez delanteros? Si tiene que jugar contra el Chelsea, tendrá que dejar en casa a siete o, como mínimo, a cinco”.

El City intenta ahora a la carrera fichar a algún defensa, una vez que fracasó su oferta por John Terry. El club dice que aún hay que tener paciencia. Los seguidores del club la tienen de sobra. No ganan un título de Liga desde 1968. La pregunta es: ¿esa es una virtud habitual en los jeques del Golfo Pérsico?

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