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Nilmar, el éxtasis de jugar con Brasil

El delantero no triunfa en Vila-Real y arrasa con la canarinha

ALFREDO VARONA

Hace una semana, Nilmar (1984) no podía marcar al Puertollano en Copa. Lo necesitaba el Villarreal, pero él era incapaz de terminar algún regate ante defensas de Segunda B. A la media parte, Valverde le sustituyó por Jonathan Pereira. El sábado, sin embargo, jugó con Brasil frente a Inglaterra en Doha (Qatar), un partido fascinante que siguieron dos de cada cuatro brasileños. Nilmar fue otra cosa. Logró el gol de la victoria, provocó un penalti y llenó de dudas a Foster, el portero inglés. Los defensas de Capello tampoco le ayudaron en nada. El delantero siempre aparecía antes que ellos.

Nilmar llegó el pasado verano al Villarreal cargado de estímulos. Era el fichaje más caro de la historia del club. En su primer día, lo aclamaron 4.000 personas y desde Inglaterra Tévez, que fuese compañero suyo en la época del Corinthians, advertía que 'el Villarreal no se lleva a un jugador, se lleva a un jugadorazo'. Pero tampoco hacía falta escuchar a El Apache. Era, y es, suficiente teclear el nombre de Nilmar en Internet, aparece el vídeo de uno de sus goles con la camiseta del Internacional en el que Nilmar regatea a siete defensas, siete, del Corinthians precisamente. Una jugada de atroz categoría.

Dunga lo justifica en que el brasileño 'necesita divertirse para jugar'

Han pasado casi dos meses y pesa el escepticimo con Nilmar, que tuvo un inicio más o menos mediático. Un gol suyo derrotó al Levski de Sofia en la Liga Europea. Pero desde entonces Nilmar se ha lesionado, ha sido expulsado por pegar un puñetazo a un defensa y sólo ha marcado un tanto en Liga. El dato se hace más difícil de admitir al saber que este mismo futbolista ha logrado cinco de los últimos seis goles de la selección brasileña, entre ellos un hat trick a Chile. ¿Cómo es posible semejante transformación? ¿Qué falla, el equipo o el futbolista?

Nilmar, sin embargo, no es un caso aislado. Pasa y ha pasado con muchos futbolistas brasileños, entre ellos el joven Pato, que al principio era suplente en el Milan de Ancelotti. Dunga, aun así, lo llamaba a la selección y le levantaba el ánimo. Pero hay más casos, como, por ejemplo, el de Baptista, al que se consideraba una vulgaridad en el Madrid. Dunga piensa de otra manera. En sus listas siempre aparece, 'porque sé que va a hacer lo que le pida'. De Adriano podría escribirse un tebeo hasta que dejó el Inter. Le silbaban en San Siro, marchaba a la selección y olvidaba sus peores tentaciones.

Y todo eso es lo que le pasa ahora a Nilmar que, en su caso, reproduce un viejo desafío. A los 20 años, fichó por el Lyon y volvió rápido a Brasil. Su aventura se quedó en un deseo que él achacó 'a la falta de madurez', pero ahora ya no es el caso. Y, sin embargo, estos dos primeros meses en Villarreal no han sido los más prometedores. Él piensa que todo es paciencia, porque 'en España se juega más rápido y más por las bandas'. Valverde le defiende.

La canarinha reproduce casos: Pato, Baptista, Adriano...

Nilmar, en cualquier caso, tiene la ventaja de que Dunga cree en él como con toda esa lista de futbolistas a los que, antes o después, se les atraganta el viejo continente. Nunca les dejará tirados. Es más, justifica a todos ellos porque 'necesitan divertirse para jugar', y eso en Brasil, donde el placer de jugar con la canarinha supera a la obligación, está garantizado. En realidad, era algo que ya decía Pelé en los sesenta cuando hablaba del 'éxtasis' que significaba esta camiseta. Decía que mejoraba hasta a los peores y, aunque hay excepciones como Serginho (el ariete de Tele Santana en España 82), seguramente Pelé lleva razón. ¿O no se acuerdan ustedes de Emerson en el Madrid? La diferencia es que en Brasil parecía capitán general.

 

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