Este artículo se publicó hace 17 años.
El Palacio Real difunde arte de neoclasicismo francés con "El Gusto a la griega"
El Palacio Real de Madrid difundirá el arte del neoclasicismo francés con 130 piezas del siglo XVIII, procedentes de Patrimonio Nacional, del Museo del Louvre y de la Colección Rotschild, dentro de la exposición "El Gusto a la Griega".
La muestra, que se expondrá en el Palacio Real desde el próximo jueves hasta el 6 de enero, combina historia y arte, y supone una mirada a la pintura, escultura, bronces, orfebrería, relojes, muebles y porcelanas de Extremo Oriente y Sévres que decoraron el Neoclásico.
La expresión "Gusto a la griega" evoca la primera fase del movimiento artístico neoclásico que nació hacia 1750 en Francia y que se prolongó hasta la primera mitad del siglo XIX, fundado en un retorno a los modelos de la Antigüedad.
Las excavaciones de Herculano y Pompeya, tras quedar sepultadas ambas ciudades por el volcán Vesubio, contribuyeron al redescubrimiento de lo antiguo y a la vuelta a materiales como el mármol o la piedra dura, y se extendió a todas las manifestaciones del arte, como la pintura o la arquitectura, pero estuvo especialmente presente en las artes decorativas.
La exposición se articula en tres bloques. En el primero se presentan una serie de piezas que pertenecieron a los precursores del movimiento, como el marqués de Marigny o el duque d'Aumont; mientras que el segundo bloque corresponde al desarrollo del "gusto a la griega" en las artes decorativas, con grabados de la Colección Rothschild, bronces, porcelanas, orfebrería, y piezas de mobiliario.
La muestra termina con piezas del castillo de Louceviennes, residencia preferida de madame Du Barry, última favorita de Luis XV, quien hizo construir el pabellón de música de esta ciudad al arquitecto Claude Nicolás Ledoux, en 1771, escenificando el nuevo gusto de la sociedad francesa.
El nuevo estilo hace referencia a los cánones clásicos y supone una vuelta a las volutas, las metopas y los triglifos, las hojas de acanto y de laurel, los frisos de postas y de grecas, las columnas, pilastras y capiteles, los jarrones a la antigua y las máscaras de animales.
El presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña, calificó de "espléndida" esta exposición que -dijo- pone en contacto a la institución con "uno de los mejores museos del mundo", y precisó que de esta colaboración "aprendemos mucho y a la vez exponemos lo que tenemos".
Según Pico de Coaña, la muestra es una "amalgama de artes decorativas de los mejores artistas de la época", y recordó que tras su paso por España viajará a Lisboa, en febrero de 2008, para ser expuesta en el Museo de la Fundación Calouste Gulbenkian.
La comisaria de la exposición y conservadora de Objetos de Arte del Museo del Louvre, Marie-Laure de Rochebrune, calificó de "ideales" las salas del Palacio Real en las que se muestran las piezas "por su estilo", y estimó que la exposición puede servir desde el punto de vista científico y humano para "estrechar lazos" entre Francia y España.
Según De Rochebrune, la exposición pretende demostrar el "cambio radical" en el arte francés que se produce a partir de 1750, al pasar a considerar "pasado de moda" el arte rococó.
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